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    sábado, 24 de julio de 2021

    Homilía de Mons. Fausto Mejía V.

    Episcopado | Redacción ADH 


    Sábado 24 de julio de 2021. Estadio Julián Javier. San Francisco de Macorís
    Consagración Episcopal de Mons. Ramón Alfredo de la Cruz Baldera, obispo electo de San Francisco de Macorís



    Homilía de Mons. Fausto Mejía Vallejo

     

    En su homilía Mons. Fausto Mejía, después de los saludos correspondientes, compartió laalegría y gratitud para acoger a nuestro hermano obispo electo Ramón Alfredo de la Cruz, designado por el Papa Francisco como obispo de esta Diócesis de San Francisco de Macorís, y quien pronto será ordenado por la oración y la imposición de manos, como signo de que es propiedad de Dios que le dice: “Te he elegido por tu nombre porque eres mío”.

     

    En un segundo momento de su reflexión, destacó la palabra de Dios del libro del génesis, capítulo 12: la llamada de Abrahám, inicio de la historia de la salvación, que nos dice: “Abrahám creyó y espe contra toda esperanza, llegando a ser padre de muchas naciones, porque no dudó de la promesa de Dios.

     

    “Es el mismo Dios de Abrahám que te llama a ti Padre Freddy, para que a través de ti continúes bendiciendo a nuestro pueblo, y esa es una de las tareass importantes que un ser humano puede recibir; por eso con mucha sabiduría has querido responder con el salmista “Tú eres Señor mi esperanza”.

     

    De la misma manera aceptas la exhortación de San Pedro que nos dice: Felices ustedes cuando tengan que sufrir algo a causa de mi nombre; ante eso, “den razón de la esperanza que tienen que dar a los demás, pero háganlo con sencillez y sin temor, convencidos que “es mejor sufrir haciendo el bien que el mal”.

     

    “También escogiste la escena del Evangelio de Lucas, cuando el niño Jesús es presentado en el Templo, como luz de las naciones y esperanza para toda la humanidad; ahí el anciano Simeón no puede contener la emoción y el gozo de ver realizada la promesa que Dios le había hecho, de ver al Meas antes de morir. De ahí que él, lleno de júbilo, exclama: “Ahora Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto al Salvador del mundo, luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Es un momento muy solemne, que debe tener una gran significación para ti en este momento especial de tu vida. Has sido llamado a ser obispo, un sucesor de los apóstoles”.

     

    Avanzando su reflexionó, iluminó la consagración episcopal recordando a Mons. Ramón Alfredo de la Cruz, “que ser obispo no es un honor, ni un privilegio, sino una llamada y una vocación especial para servir en vigilancia y fidelidad, sin cálculos ni condescendencia con uno mismo”.

     

    También destacó El sentido de gratuidad que recibimos de parte de Jesús “quien llamó a los que quiso para que estén con Él; y luego, después de su resurrección encomienda a los once reunidos en comunidad la hermosa misión” universal.

     

    Mons. Mejía Vallejo retomó los verbos caminar, construir y confesar, “que el Papa Francisco les recomendó a los obispos del CELAM, ahora que trabajan el tema de la sinodalidad o del caminar juntos. Se resumen así: “Quisiera que todos caminemos en la presencia y con la cruz del Señor para edificar la Iglesia sobre la sangre de Jesús y confesar la única gloria que es Cristo crucificado y resucitado; y así la Iglesia avanzará”.

     

    En su homilía enfatizó que “Estamos llamados a construir la Iglesia, a partir de nuestra vinculación con Jesucristo y la fuerza renovadora de su Resurrección: una Iglesia, casa y escuela de comunión con rostro amable, capaz de dialogar con los hombres y mujeres de hoy, con el mundo y la cultura de nuestro tiempo; una Iglesia que contagie la esperanza y la vida que brota del Evangelio”.

     

    Al dirigirse al tipo de Iglesia que construimos, la definió como aquella “en la que todos sus miembros sean corresponsables de su conducción, de su destino y de su misión” y al confesar a Jesucristo, sea con “nuestro testimonio de vida con nuestra palabra”.

     

    Mirando la realidad actual consideró que “Debemos tomar conciencia de la situación difícil que estamos viviendo, en especial, con esta visita del COVID-19 que nadie invitó, pero que está gravitando negativamente en el mundo entero; para tener una acción solidaria, especialmente con los s pobres, sufrientes y excluidos; pero también enfrentar con lucidez los grandes retos que tenemos por delante”, a seguidas destacó muchos de esos grandes retos.

     

    “Por eso, es indispensable que la nueva evangelización se inspire en el mismo estilo de Jesús: aprendiendo y practicando las bienaventuranzas del Reino; su amor y obediencia filial al Padre; su comprensión entrañable ante el dolor humano; su cercanía a los pobres y a los pequeños; su fidelidad a la misión encomendada y su amor servicial hasta donar su propia vida”.

     

    “Padre Freddy ser obispo fiel al mandato del Señor, nunca ha sido ni será fácil, hasta el s pequeño de los mortales le puede entrar “el temor y el temblor”, pero al decir de San Agustín siempre tenemos que caminar entre la persecución del mundo, pero animado por las caricias de Dios”; es una hermosa misión, porque se trata de enterrar el cáncer del individualismo para estar siempre en entera disponibilidad para servir a los demás…”.

     

    Invitó seguir el consejo del papa Francisco a los nuevos obispos: “ustedes como pastores deben ir siempre delante de su pueblo, para mostrarle el camino y conducirlo a la meta final que es el Reino de Dios; pero de en vez en cuando, váyanse al medio, para que las gentes vean su presencia y sientan el apoyo y la seguridad de que no van solos; y también pónganse al final para que den ánimo, coraje y valentía, a los que se van cansando y desanimando; y denles fuerza para que no se devuelvan como hizo el grupito que iban con Moisés por el desierto.

     

    “Por eso querido cuasi obispo Ramón Alfredo de la Cruz Baldera, mantén como hasta ahora, tu vida sencilla y no te olvides de tus raíces ni de las maravillas que el Señor ha hecho contigo; teniendo siempre presente lo que te decías antes, que el episcopado es el nombre de un servicio, de una entrega y de una donación total”, le sugirió afectuosamente.

     

    Para terminar, describió al padre Freddy, la diócesis que se le confía, “enclavada en una de las regiones s bellas del país; tercera provincia s desarrollada, porque es la que s produce cacao y arroz; con un dinamismo grande en la construcción y una red grande de cooperativas que contribuyen al bienestar de sus ciudadanos; y la provincia María Trinidad Sánchez,con una gran vocación turística, y donde muchas personalidades comienzan a visitar y a invertir. Y, además, tenemos a Samaná con una de las bahías s hermosas del mundo, franqueada por los Haitises, y con una población con una subcultura cocola llena de vida, de alegría y de una recia personalidad”.

     

    Y como si eso fuera poco, recibis una diócesis con una gran legión de animadores de asambleas y de ministros extraordinarios de la Eucaristía; tendrás s de noventa diáconos permanentes, la mayoría con liderazgo y bien formados; un laicado abundante que milita en los distintos movimientos apostólicos; y muy importante que tendrás 75 sacerdotes diocesanos y religiosos”.

     

    Finalmente, Mons. Mejía Vallejo aprovechó la ocasión para “expresar mi agradecimiento a todos los miembros de esta gran familia que milita en esta porción del pueblo de Dios y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad…”.


    Mons. Alfredo de la Cruz es consagrado Obispo


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