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El anuncio de la Buena Nueva de la Resurrección
El anuncio de la Resurrección está en el centro de
la Buena Nueva del Reino y es la expresión más completa de la victoria de Dios
sobre el poder del mal, que destruye y mata la vida. Veamos de cerca como fue
anunciada la Resurrección en el día de Pentecostés (Hech 2,1-41) y en la
curación del rengo (Hech 3,1-26). Lo que nos interesa es mostrar el esquema
básico del anuncio. Es el mismo que ya hemos encontrado en Isaías.
1. Un hecho que causa admiración y pide una explicación
En el día de Pentecostés aparece un viento
extraño, unas lenguas. El pueblo se queda perplejo y busca una explicación
(Hech 2,1-12). Un segundo caso ocurre con un rengo muy conocido en la ciudad
que aparece curado por la acción de Pedro.
El pueblo se queda admirado y busca una explicación (Hech 3,1-10). En
estos dos casos, el pueblo ya dio una explicación: “Los doce están borrachos”
(Hech 2,13). Pedro debe tener algún poder (Hech 3,12).
2. Usar la razón para deshacer la mala interpretación del hecho
En el día de Pentecostés, Pedro usa su sentido
común y dice: “No estamos borrachos, como ustedes piensan, pues son apenas las
9 de la mañana” (Hech 2,15). En el otro caso dijo “¿Por qué nos miran así?
¿Creen ustedes que le hicimos andar por nuestro propio poder?” (Hech 3,12). El
testimonio personal deshace la interpretación incorrecta. ¿Cuál es la verdadera
interpretación?
3. La interpretación verdadera a partir del hecho de la Resurrección
Aquí comienza el anuncio propiamente dicho. El
hecho sólo se explica a partir de la fe de que Dios sacó a Jesús de la muerte.
“Exaltado a la derecha del Padre, Jesús recibió del Padre el Espíritu prometido
y lo derramó. Esto es lo que ustedes están viendo y oyendo” (Hech 2,33). “Dios
lo resucitó de entre los muertos. Gracias a la fe en el nombre de Jesús, ese
nombre ha fortalecido a este hombre que ustedes ven y reconocen. La fe en Jesús
hizo que se curara este hombre que está en presencia de ustedes” (Hech
3,15.16).
4. La nueva interpretación es confirmada por las Escrituras
Se parte de las Escrituras para situar el hecho
dentro del plan más amplio de Dios (Hech 2,16-21 y 3,13) y para mostrar que la
misma Resurrección de Jesús ya estaba anunciada en el Antiguo Testamento (Hech
2,25-28.34-35 y 3,22-25). El mismo Jesús
recibe títulos y funciones que vienen del Antiguo Testamento: “Cristo”,
“Jesús”, “Profeta”, “Siervo” (Hech 2,36; 3,22.26). Los dos hechos, iluminados
por la fe en la Resurrección de Jesús, son como el mar en el cual desemboca el
río de la historia del Antiguo Testamento. Por eso dice el Credo: “Resucitó
conforme a las escrituras”.
5. La nueva interpretación es confirmada por el testimonio de los apóstoles
“Somos testigos de esto” (Hech 2,32 y 3,15). Esta
frase siempre se repite. El testimonio personal es parte del anuncio de la
Resurrección. El testimonio de los apóstoles es el fundamento de la fe de la
comunidad. La actitud confirma la veracidad de la Palabra.
6. La nueva interpretación hace que el hecho sea transparente
El hecho, así interpretado, adquiere una nueva
dimensión. Sacado de la neutralidad se convierte en una interpelación de Dios a
la conciencia de los que mataron a Jesús. Esta interpretación nace de los
hechos. Es como si los hechos dijeran: “Ustedes mataron a Jesús. Dios no aprobó
sus acciones, pues resucitó a Jesús, dándole todo poder, cosa que ahora se está
manifestando aquí” (ver Hech 2,23-24; 3,13-15).
7. La Buena Nueva exige un cambio de vida
La palabra de los apóstoles hizo transparente la
realidad, reveló dentro de ella la llamada de Dios y la transformó en Buena
Nueva para el pueblo. De este modo la Buena Nueva aparece ahora como una
llamada a un cambio, metanoia (Hech 2,38-40; 3,19-21.26). La interpelación ya
no viene de los apóstoles, sino de la propia realidad iluminada por ellos. El
anuncio de la Buena Nueva de la Resurrección no es la transmisión de una
doctrina, ni la imposición de una moral, sino que consiste en señalar los
hechos en los cuales está actuando la fuerza de la Resurrección de Jesús, e
interpretarlos de tal manera que salga afuera esta dimensión y se transforme en
interpelación a la conciencia de los oyentes.
Nos queda la siguiente pregunta muy seria: ¿Cuáles
son hoy, en los diferentes continentes, dentro y fuera de la Iglesia, los
hechos en los cuales actúa la Resurrección de Jesús y que debemos interpretar
como llamadas de Dios a la conciencia de la humanidad?
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