Sociedad
y Política | P. Fausto R. Mejía Vallejo
La Vida Política
Desde que se tiene noticia del hombre por más primitivo que sea, aparece
claro que este es por naturaleza un ser gregario, es decir, un ser que tiene
que vivir junto con otros. Ya el Génesis en su relato de la creación dice “no
conviene que el hombre esté solo”. Las razones de estar juntos pueden ser
varias:
La seguridad, la ayuda mutua, la protección etc. Por supuesto que el
estar y vivir juntos va a producir de inmediato conflictos de propósitos y
deseos; lo cual lo llevará a organizarse a través de reglas de convivencia.
Esto va a dar lugar a leyes y costumbres que obligaban para preservar la vida.
Todo ese proceso nos llevará a definir al hombre como “un animal
social”, sujeto de deberes y derechos; dotado de inteligencia, voluntad y
libertad y llamado a construir su propio destino. Y es así como van a nacer
conceptos tan significativos para el bien del hombre, como lo es el Estado, la
política, la democracia etc.
Y será Grecia como cuna
del conocimiento y de los filósofos, quien dará forma a estas realidades;
pensemos por ejemplo en los Pitagóricos que ya en su tiempo enseñaban que el
individuo debía subordinarse al conjunto y actuar, en todo momento, para el
bien del Estado; y enseñaban a la vez a sus discípulos el respecto a la
autoridad, a las leyes y actitudes cívicas, y a practicar el ideal del
sacrificio por el bien integral de todos.
Eso mismo lo sostendrá Demócrito ático al afirmar que cada uno debe
dedicarse por completo al bien del Estado, porque “un Estado bien administrado
es nuestra salvaguarda”, y porque “cuando un Estado tiene una condición
saludable, todo prospera; y cuando se corrompe, todas las cosas se arruinan”.
Aristóteles en su obra “La Política” “describía al hombre como un animal
político que se socializa, siendo la política una actividad inherente a la
naturaleza humana”.
Cuantos siglos han pasado después de las afirmaciones que hasta nos
puede llevar a preguntarnos ¿hemos avanzados o hemos retrocedidos? ¿Cumple el
Estado su papel y nosotros como ciudadanos el nuestro? Por eso conviene que
hagamos una reflexión sobre la importancia y el valor de la política.
Tenemos que comenzar diciendo que la política es un arte y una ciencia.
Es el arte y la ciencia de la búsqueda del bien común o bien de todos. La
ciencia política es por tanto un oficio, una profesión y una tarea noble,
laudable y de una gran importancia para el bienestar de las personas y de los
pueblos.
Pero tenemos que decir también que desde el punto de vista cristiano la
política es una llamada o vocación a trabajar por el bien de la mayoría, en
especial, por los más necesitados.
Eso significa que aunque todos estamos llamados a ejercerla directa e
indirectamente, mediante el voto u otra forma militante como ciudadanos; pero
como profesión aquellos que están llamados deben prepararse para la misma para
que así puedan servirla con generosidad y entrega.
Debemos saber también que la política es una de las cinco dimensiones de
la fe, vale decir, de las dimensiones social, económica, política, cultural y
religiosa. Por la dimensión política el cristiano desde su fe busca el bien
común. Y es tan importante la vida política para la iglesia que el mismo Papa
Benedicto XVI se atreve a decir y a afirmar que el nuevo nombre de la política
es la caridad o el amor a los más pobres.
Pero tristemente tenemos que decir que eso es lo que debería ser la
política, porque tal como la practican muchos hoy, es una verdadera vergüenza.
Por eso a algunos les parece que la política es algo sucio y que no es para
personas serias y decentes, pero la culpa no es de la política en sí, sino la
de aquellos que la usan para su beneficio personal y para enriquecerse y buscar
prebendas.
Lo importante es que todos
ayudemos a adecentarla y devolverle su sentido auténtico. De ahí que los
hombres y mujeres decentes, serios y de buena voluntad deben participar en ella
con la clara conciencia de que “los malos triunfan cuando los buenos son
indiferentes”. ADH 710.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...