Humanismo Integral /LaFamilia.info
¿Cómo enseñar a los hijos a ser agradecidos?
Aprender a dar las gracias por lo que somos, tenemos y nos rodea, no solo genera un mejor ambiente a nuestro alrededor, ¡sino que nos hace más felices!
Ayudar a nuestros hijos en el camino de la
gratitud es el objetivo que se proponen Jeffrey J. Froh y Giacomo Bono en el
libro Educar en la gratitud (Ediciones Palabra, 2016). Te presentamos diez
claves que debemos seguir para lograrlo:
1. Que educar en la gratitud sea una prioridad
De todas las cuestiones, esta es la más
importante. Si no conviertes en una prioridad que tu hijo sea más agradecido,
no avanzará en este campo. Todos recibimos numerosos estímulos que nos empujan
en un millón de direcciones y, en el ajetreo cotidiano, es fácil perder de
vista lo importante. Pero algo se puede hacer. ¿Cuál es la solución? Poner
primero las cosas que importan.
2. Enseña la gratitud y da ejemplo
Nuestros hijos quieren ser como nosotros. Por lo
tanto, deberás habituarte a adoptar el estilo lingüístico específico de las
personas agradecidas, que tienden a usar términos como ‘dones’, ‘suerte’,
‘abundancia’ o ‘apoyo’. Además, tienen que ver en nosotros pequeños gestos de
agradecimiento a los demás: una carta o una llamada a quien nos ha echado una
mano, una invitación a comer a los que nos ayudan.
3. Pasa tiempo con tus hijos
A los niños, e incluso a los adolescentes −aunque
a veces parezca mentira−, les gusta estar con sus padres. Uno de los mayores
regalos que les puedes hacer es tu tiempo. La calidad del tiempo importa, pero
la cantidad también. Mientras estás con tu hijo, compórtate como si fuera la
última vez que compartes un rato con él.
4. Ocúpate de tus hijos cuando estés con ellos
Aunque llevar a tus hijos al parque es un gran
modo de reforzar vínculos, es muy importante que estés totalmente presente
–tanto física como mentalmente– en los ratos que compartes con ellos. Eso
significa evitar todas las distracciones, incluido el teléfono. Cuando empieces
a distraerte –es normal que te pase–, vuelve al aquí y al ahora y céntrate de
nuevo.
5. Apoya la autonomía de tus hijos
La disciplina inductiva -enseñar a los niños a
aceptar las responsabilidades de sus actos- apoya la autonomía porque muestra a
los niños que su comportamiento afecta a los demás, y les ayuda a comprender
las razones por las que deberían tratar a otros con respeto. Entonces es cuando
la gratitud se vuelve realmente importante, a medida que los chicos hacen
elecciones cada vez más relevantes, con efectos duraderos en su carácter y en
la trayectoria de su vida.
6. Usa las cualidades de los niños para alimentar
su gratitud
Las cualidades del carácter son las virtudes o
buenos hábitos que queremos que tengan nuestros hijos. Conocer y usar sus
cualidades permite a un niño identificar sus intereses y perfeccionar sus
habilidades. Cuando hayas identificado sus diez cualidades más destacadas y
conozcas su perfil único, anímale a que las utilice siempre que sea posible.
Esto le permitirá́ ser cada vez más servicial y colaborar con los demás, lo que
le hará más agradecido.
7. Ayuda a los chicos a centrarse en las metas
intrínsecas
Es fácil para las personas, especialmente para los
más jóvenes, ir detrás de objetivos extrínsecos o materialistas, metas como la
riqueza, el estatus y la imagen. Pero suele llevar a interacciones sociales
menos satisfactorias y a perspectivas que impiden las relaciones profundas con
los demás y una auténtica gratitud. Nuestra misión consiste en disuadirles de
ir detrás de metas extrínsecas y orientarles hacia objetivos intrínsecos, como
las relaciones con la sociedad, su pertenencia a una familia y su desarrollo
como personas.
8. Anímales a ser generosos y a ayudar a los demás
Cuando echan una mano, especialmente cuando usan
sus cualidades más destacadas, se sienten más cercanos a los que están
ayudando. Ser generosos les hace más agradecidos por dos motivos. Primero,
porque cuanto más ayuden a los demás más aprenderán sobre lo que requiere ser
amables y podrán agradecerlo cuando les devuelven algún favor. En segundo
lugar, porque esto les permite construir relaciones más sanas en las que se
pueden apoyar, indispensables para el desarrollo de la gratitud.
9. Ayuda a los jóvenes a alimentar sus amistades
Deberías animarlos a agradecer las cosas con
regularidad y a cooperar con los demás, siendo serviciales y generosos. Si
saborean esas relaciones, se reforzarán sus vínculos. Ayudar a los niños a
alimentar sus relaciones con sus amigos y con otras personas, como mentores,
maestros, entrenadores, etc., les ayudará a construir su capital social.
10. Ayuda a tus hijos a encontrar lo que les
importa
Tener un objetivo en la vida ayuda a los jóvenes a
orientarse hacia la construcción de una existencia con sentido. Han de conectar
con personas que pueden convertirse en sus modelos, que les orienten, y con
expertos que les impulsen más lejos para encontrar y desarrollar su meta.
Ser generosos nos hace más agradecidos por dos
motivos. Primero, porque cuanto más ayuden a los demás, más aprenderán sobre lo
que requiere ser amables y podrán agradecerlo cuando les devuelven algún favor.
En segundo lugar, porque esto les permite construir relaciones más sanas en las
que se pueden apoyar, indispensables para el desarrollo de la gratitud.
Publicado por Lafamilia.info (original de Ediciones Palabra)
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