Nuestra Fe | José Antonio
Pagola/FA
Rasgos
de María
La visita de
María a Isabel permite al evangelista Lucas poner en contacto al Bautista y a
Jesús, antes incluso de haber nacido. La escena está cargada de una atmósfera
muy especial. Las dos van a ser madres. Las dos han sido llamadas a colaborar
en el plan de Dios. No hay varones. Zacarías ha quedado mudo. José está
sorprendentemente ausente. Las dos mujeres ocupan toda la escena.
María, que
ha llegado aprisa desde Nazaret, se convierte en la figura central. Todo gira
en torno a ella y a su Hijo. Su imagen brilla con unos rasgos más genuinos que
muchos otros que le han sido añadidos a lo largo de los siglos a partir de
advocaciones y títulos alejados de los evangelios.
María,
«la madre de mi Señor»
Así lo
proclama Isabel a gritos y llena del Espíritu Santo. Es cierto: para los
seguidores de Jesús, María es antes que nada la Madre de nuestro Señor. De ahí
arranca toda su grandeza. Los primeros cristianos nunca separan a María de
Jesús. Son inseparables. «Bendecida por Dios entre todas las mujeres», ella nos
ofrece a Jesús, «fruto bendito de su vientre».
María, la
creyente
Isabel la
declara dichosa porque «ha creído». María es grande no simplemente por su
maternidad biológica, sino por haber acogido con fe la llamada de Dios a ser
Madre del Salvador. Ha sabido escuchar a Dios; ha guardado su Palabra dentro de
su corazón; la ha meditado; la ha puesto en práctica cumpliendo fielmente su
vocación. María es Madre creyente.
María, la
evangelizadora
María ofrece
a todos la salvación de Dios, que ha acogido en su propio Hijo. Esa es su gran
misión y su servicio. Según el relato, María evangeliza no solo con sus gestos
y palabras, sino porque allá a donde va lleva consigo la persona de Jesús y su
Espíritu. Esto es lo esencial del acto evangelizador.
María,
portadora de alegría
El saludo de
María comunica la alegría que brota de su Hijo Jesús. Ella ha sido la primera
en escuchar la invitación de Dios: «Alégrate... el Señor está contigo». Ahora,
desde una actitud de servicio y de ayuda a quienes la necesitan, María irradia la
Buena Noticia de Jesús, el Cristo, al que siempre lleva consigo. Ella es para
la Iglesia el mejor modelo de una evangelización gozosa.
Publicado por Fe Adulta:
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