Fe y Vida | Jordi Pacheco/RD
La
tradición católica alberga figuras que pueden ayudarnos frente a los peligros
de este mundo
De
Gregorio el taumaturgo a Florián el bombero: guía de santos a los que rezar en
un verano de catástrofes
El verano es,
para muchos, un tiempo de relax que invita a evadirse por momentos de
las imposiciones de la agenda laboral y familiar. Sin embargo, este es el
segundo verano marcado por las eventualidades de la crisis pandémica, que sigue
provocando verdaderos quebraderos de cabeza todavía en muchas partes del
mundo. Estamos, por tanto, ante otro verano atípico cuyo clima dejó diluvios
sin precedentes y regiones devastadas en países del norte de Europa
como Alemania, Bélgica y también Suiza y otras partes del mundo como China e
India. En medio de este contexto, el portal Cath.ch propone una guía para de santos
católicos a los que rezar mientras se planta cara a la adversidad.
Según apunta
el periodista Raphaël Zbinden en un artículo publicado recientemente en el
portal religioso suizo, hay un santo al que se puede acudir en busca de
protección contra las inundaciones: Gregorio el Taumaturgo, obispo
del siglo III, en la región del Ponto (costa turca del Mar Negro), de quien se
dice que tenía el poder de someter a su voluntad los elementos de la
naturaleza y que realizó un gran número de curaciones y milagros. De ahí su
apodo de "taumaturgo".
Como ‘prueba’
del don sobrenatural de este obispo, los estudiosos apuntan a que fue gracias
a su mediación que el río Lica dejó de desbordarse y ser motivo de inundaciones
en los pueblos por los que pasaba. Cuenta la leyenda que San Gregorio,
movido por la compasión hacia su pueblo, se dirigió a la orilla, plantó su
bastón y ordenó a las aguas, en nombre de Dios, que no cruzaran el
límite.
Tormentas de verano
Las tormentas
de verano son también calamidades propias de la época. Según Zbinden, contra
esta “ira de los cielos” se puede solicitar protección a Santa Bárbara de
Heliópolis, quien vivió entre la segunda mitad del siglo III y principios
del IV en Bitinia o Fenicia, según la fuente a la que nos remitamos, y que
murió mártir bajo el emperador Maximiano.
Dice la
leyenda que Santa Bárbara se opuso a la voluntad de su padre, Dióscoro, de
casarse con ella para dedicarse a Cristo. Como respuesta, el progenitor ordenó
que la decapitaran, cosa que no consiguió ya que fue inmediatamente castigado
por el cielo al ser alcanzado por un rayo. Las enseñanzas de esta historia que
consagra a esta santa como protectora de los fenómenos eléctricos
celestes: no se debe llevar un objeto metálico durante una tormenta.
Florian 'el bombero'
El agua, el
rayo y el aire han llevado la muerte a muchas partes del mundo, sin
embargo, el fuego también es causante de muchas de las desgracias
veraniegas. No olvidemos, por ejemplo, los terribles incendios ocurridos en
Portugal en junio de 2017 o los grandes fuegos que arrasan desde hace varias
semanas el oeste de EEUU.
Ante la
mortífera amenaza de las llamas, los fieles pueden dirigirse a San
Florián de Lorch, nacido hacia el año 250. Destacado militar del imperio
romano en Baviera. Los romanos enviaron al cónsul Aquilino para acelerar la
persecución de los cristianos y el cónsul propuso a Florián, que se había
convertido al cristianismo, ofrecer un sacrificio a una deidad romana. Florian se
negó y fue golpeado y torturado, antes de ser arrojado al río alpino Enns con
una gran piedra al cuello.
Según explica
Zbinden, su capacidad para actuar contra los incendios proviene de sus
responsabilidades en el ejército romano, donde se dice era jefe de las
brigadas contra incendios. Destacó en este campo, ya que se sabe que extinguió
un enorme incendio con un solo cubo de agua.
Contra la enfermedad, San Roque
Por último,
tenemos San Roque de Montpellier, un baluarte contra la enfermedad. Marcados
por la huella del Covid-19, que vuelve a cobrar fuerza en algunas
regiones del mundo, contra las plagas epidémicas se puede invocar a muchas
figuras sagradas, incluida la Virgen María. No en vano, el papa Francisco
dirigió a ella el pasado mes de mayo sus oraciones por el fin de la pandemia el
papa Francisco.
Pero es San
Roque (1305-1378) quien ocupa un lugar especial desde la Edad Media como
protector contra las enfermedades contagiosas como la peste. A los 20 años
decidió vender sus bienes y hacerse pobre, siguiendo el ejemplo de San
Francisco de Asís. Un día, viajó a Roma y se curó de la peste, que entonces
hacía estragos en Italia. Más tarde, él mismo contrajo la enfermedad y
se curó milagrosamente.
Y aquí finaliza
este breve recorrido por algunas figuras de la tradición católica que pueden
ayudarnos frente a los peligros de este mundo. Sin embargo, conviene no
olvidar, tal como remarca el Santo Padre, que la oración “debe ir acompañada de
acciones concretas en el mundo”. Los fieles pueden orar, pues, pero a
sabiendas que hay que vacunarse y seguir buscando maneras de combatir la
amenaza de nuestro siglo: el cambio climático.
Publicado
por Religión Digital:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...