Reflexión | Ianire Angulo Ordorika/VN
El sueño de Dios es que vivamos erguidos
Evangelio: Lucas
13,10-17
Un
sábado enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía
dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin
poderse enderezar. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de
tu enfermedad». Le impuso las manos y enseguida se puso derecha. Y glorificaba
a Dios.
Pero
el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a
la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no
los sábados». Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera
de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar,
aunque sea sábado? Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido
atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?».
A
estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba
de los milagros que hacía.
Comentario
En
nuestro mundo hay muchas personas que se encuentran «encorvadas», como la
protagonista del evangelio de hoy, por el peso de miedos, expectativas,
situaciones de opresión, pobreza o sufrimiento, de heridas en la propia
historia… Dios nos sueña erguidos, adquiriendo la plena talla humana que está
aún sin desplegar. Si la misión de Jesús es poner en pie a quienes andan
encorvados, como a esta mujer, quienes le seguimos también hemos de colaborar
en esta tarea, primero con nosotros mismos y luego con los demás.
Publicado
por Vida Nueva
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