Meditación | Sandy Yanilda Fermín
¡Llamados a ser como Moisés!
En algún momento de tu vida, ¿has sentido el espíritu de Moisés en ti?
Alguien que conocí recientemente y que inspira en cada llamada, me dijo lo
siguiente, cuando le planteé este tema: “El
espíritu de Moisés le fue otorgado. Tal vez no vio arder la zarza, pero lo
tiene en su corazón”.
En ese momento, miré hacia atrás y
me vi cual Moisés: De niña cuando fui colocada por mi madre en una canasta, que
se convirtió en mi regazo, llamada Iglesia. Cuando fui liberada de los cocodrilos
del pecado, que podían atraparme mientras recorría el Nilo de mi vida y como
con su protección y amparo, no perecí en ese trayecto. Con el sol caliente no sentí
quemar mi rostro de niña, por el contrario, me quemaría el sol radiante del
Espíritu Santo para hablar en su nombre. A pesar de la corriente fuerte de la
vida, no fui arrastrada más allá de aquel lugar donde Dios tenía mi misión, un
lugar específico donde llevar su obra Santa. Y fui liberada por personas que
como tú y como yo, tienen el espíritu de Moisés. Yo llamaría a esas primeras
personas, catequistas.
La historia de Moisés siempre me ha
cautivado. Dios le reveló su presencia a través de un ángel en una llama de
fuego, Moisés vio que la zarza ardía, pero no se consumía (Éxodo 3, 2-7). Cómo
no cantar: “Moisés, será el libertador,
ven y Sálvanos”.
¿Quién ha sido parte de esa
liberación de tu vida? El que busca ser
liberado en Dios, siempre lo encontrará.
Desde la Fe, todos llevamos un Moisés,
Que desea alejar a un Ramsés,
Para acercarse a la Gloria,
Llevando la misión a doquier.
Todos y cada uno de nosotros quiere
liberarse del pecado, desea lo mejor para su familia, para su comunidad, para
todo el pueblo de Dios.
Recientemente terminamos una misión
en mi comunidad, que fue hacer el Santísimo. Le preguntaba a Carlos de Jesús,
quién hizo posible la obra a mano, junto con todo un gran equipo de personas
que recibimos ese llamado y relata lo siguiente:
Me siento como Moisés, cuando el
señor lo mandó, le dijo que sería su voz, porque él le puso una misión detrás
de otra, la cual tenía que cumplir al pie de la letra. Moisés tenía la obligación a través del poder de Dios, de liberar a su
pueblo. Nosotros tenemos una misión y el Señor nos ha ido entregando en su
medida. Él Nos llama, tenemos que
responder. El, lo pide, tenemos que aceptar la obra del Señor para su honra y
su Gloria. Amén.
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