Un grano de mostaza | Dolores Aleixandre
El colega incombustible
Hay gente
que permanece a nuestro lado "en tiempos de horno"
AsÃ
podrÃa llamarse un personaje misterioso del libro de Daniel que aparece en la
escena de los tres jóvenes condenados por Nabucodonosor a morir en el horno.
Cuando el rey se asomó a ver cómo se chamuscaban los condenados, dijo
estupefacto a sus ministros: “-¿No arrojamos nosotros al fuego a estos tres
hombres atados? -Pues yo veo cuatro hombres desatados que caminan en
medio del fuego, sin sufrir daño, y el cuarto tiene el aspecto de un dios”.
Luego salen los tres jóvenes de entre las llamas, tan frescos y sin un solo
pelo chamuscado. “Ni siquiera olÃan a quemado”, observa el narrador con un
detalle olfativo muy preciso (Dan 3,90-95). No se vuelve a nombrar al cuarto
personaje: ha permanecido con ellos como un compañero fiel, los ha sostenido en
medio del apuro y desaparece cuando pasa el peligro, sin reclamar
agradecimientos ni medallas.
A
propósito de esto, puede venirnos bien rescatar de la memoria nombres y rostros
de personas que han estado a nuestro lado como colegas incombustibles “en
tiempos de horno”. Les cuadra muy bien lo de tener aspecto de un dios porque a
través de ellos la presencia de Dios se ha hecho humanamente concreta para
nosotros, como si ellos fueran olas que han roto en nuestra orilla para
decirnos algo del inmenso océano del Dios que nos ama.
Lo
afirma la sabidurÃa proverbial de Israel: “Amigo fiel es apoyo seguro, el que
lo encuentra, encuentra un tesoro. Es bálsamo de vida, los que temen al Señor
lo encontrarán (Pr 6,5.16). Lo reconoce también otro sabio de nuestro tiempo,
Gérard Bessière: “Quiero a tantos amigos que ya no doy alcance...Muchos se
imaginan que los tengo olvidados al no dar señales de vida hace un tiempo
largo. TendrÃa que dedicarme exclusivamente al oficio de amar, viajando de un
lado para otro para visitar gente a la que quiero, no hacer más que eso. Algunos
se creen olvidados cuando en realidad pasan diariamente por mi morada interior
y permanecen en ella mucho tiempo. Multitud de compañeros de alma (colegas
incombustibles…) me acompañan y estimulan”.
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