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    jueves, 7 de abril de 2022

    Mass. Una cinta realista sobre el proceso del perdón


    Cultura y Vida | Juan Orellana

     


    Mass. Una cinta realista sobre el proceso del perdón

     

    Una parroquia episcopaliana de algún lugar de Estados Unidos. Llega una mujer resolutiva, Kendra, con el objetivo de supervisar la preparación de un encuentro muy especial. Hay que acomodar un salón parroquial para que resulte perfecto para las cuatro personas que allí se van a reunir. Los primeros en llegar son Gail y Jay (Martha Plimpton y Jason Isaacs), un matrimonio cuyo hijo fue asesinado en el instituto por un compañero que se lió a tiros y luego se suicidó. Un rato después, llegan los padres del asesino, Richard y Linda (Reed Birney y Ann Dowd). Kendra los presenta y los deja solos. Comienza el drama.

     

    La película parece una obra de teatro adaptada al cine, cosa que no es. Y también parece que está dirigida por alguien con una sólida trayectoria como director de actores, y, sin embargo, se trata de una ópera prima. Siempre es una alegría cuando una película demuestra que para hacer buen cine no es imprescindible una inversión millonaria. Recordemos la reciente Language lessons. En este caso partimos de una buena idea general, relacionada con la gestión del perdón en la justicia restaurativa. Una idea plasmada en un guion inteligente, que dosifica con precisión el crescendo del contenido dramático, y que nos ofrece, tras el desenlace, una interesante coda. El segundo ingrediente es un elenco de buenos actores, pero no de primera línea de fama, lo cual despoja al filme de tentaciones de lucimiento y garantiza la sumisión de las interpretaciones a las intenciones del director. Y el tercero es una puesta en escena esencial, a lo Bresson, sin nada que distraiga, pero con sutiles detalles llenos de fuerza simbólica, como la maceta de flores que trae Linda como obsequio para Gail, o la cinta roja en el alambre de espino. Detrás, como telón de fondo, la imaginería religiosa y los cantos del coro del final que llegan a los oídos de Jay, que sugieren la alegría en el cielo por lo que acaba de suceder.

     

    Mass es una película de «procesos», como dice el Papa. El perdón nunca es automático si quiere ser auténtico. Los personajes necesitan soltar lo que llevan dentro, incluida la rabia, pero también precisan escuchar sinceramente, acercarse lentamente a las razones del otro, estar dispuestos a reconocer los propios errores de perspectiva. En ese camino puede ir tomando forma el perdón. Un perdón concreto y real, y no una abstracción formal y buenista. Gail necesita perdonar porque necesita volver a vivir, y además se da cuenta de que, si no perdona, cada vez estará más lejos de su hijo muerto. Por eso en la película no se contraponen buenos y malos, ni blancos y negros, sino grises. Nadie es perfecto. El encuentro entre las dos madres es más fácil que entre los dos padres. Ambas se reconocen en el ejercicio siempre complejo y profundo de la maternidad.

     

    El director y guionista californiano Fran Kranz debuta con este filme, que se presentó en el pasado Festival de San Sebastián, y que acumula importantes premios y nominaciones. Tan inolvidable como imprescindible.

     

    Alfa&Omega.es




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