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Redescubrir
el sentido de la política al servicio de los más débiles
Monseñor
Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado, intervino en un
encuentro organizado en Roma por la Asociación Internacional de Caridad
Política con una reflexión sobre el capítulo V de la encíclica “Fratelli tutti”
del Papa Francisco, dedicada a "La mejor política"
La caridad
política es, en definitiva, ayudar al hermano en la edificación de una sociedad
más justa e inclusiva, partiendo de los derechos de los más pobres: así lo
afirmó monseñor Edgar Peña Parra, sustituto para los Asuntos Generales de la
Secretaría de Estado, durante el encuentro sobre la encíclica Fratelli
tutti organizado por la Asociación Internacional de Caridad Política
que tuvo lugar ayer en Roma en la Sala de Conferencias Pío XI del Palacio San
Calisto.
La reflexión
del sustituto se centró en particular en el capítulo V del documento p
pontificio, dedicado a "La mejor política". Aquí el Papa utiliza la
expresión que caracteriza a esta asociación: Caridad política":
“El Santo
Padre parece responder a una objeción que se plantea desde muchos sectores, a
saber, si el tema de la Encíclica, la fraternidad universal, es una mera
utopía. No es así, afirma Francisco, que plantea la objeción con invitaciones
concretas a desarrollar caminos que aseguren la posibilidad real de la
fraternidad”
En este
punto, recuerda que "cualquier compromiso" en este sentido es
"un elevado ejercicio de caridad", dijo el prelado. De hecho, un
individuo puede ayudar a una persona necesitada, pero cuando se une a otros
para dar vida a procesos sociales de fraternidad y justicia para todos, entra
en el "campo de la caridad más amplia, de la caridad política (FT,
180)".
Caridad política
"La
caridad política es, en otras palabras – señaló Monseñor Edgar Peña Parra – la
ayuda al hermano conjugada en plural. Unir la política con la más alta virtud
cristiana, la caridad, no es una novedad del Papa Francisco, ni de los últimos
Pontífices: la política como ‘forma más alta de caridad’ es una expresión que
se remonta al Papa Pío XI, que habló de ella en un discurso pronunciado hace
casi un siglo, el 23 de diciembre de 1927".
Francisco –
señaló el prelado – “en Fratelli tutti, se sitúa en esta línea, con
una acentuación particular: la de querer volver a concretar la ‘caridad
política’". Se trata de redescubrir la razón de ser de la política en la polis,
en el conjunto, al servicio del otro y de los más necesitados:
“La caridad
política, que en su vertiente negativa se traduce en la lucha contra la
injusticia y la desigualdad y, en su vertiente positiva, en la construcción de
una sociedad más justa e inclusiva a partir de los derechos de los más pobres,
aparece así como la categoría clave de la acción política no sólo ‘cristiana’,
sino más simplemente humana”
Carácter nocivo de los populismos y liberalismos
Monseñor
Peña Parra recordó que el Papa Francisco habla de los populismos y liberalismos
actuales que "no son ni caridad ni política". No los contrapone, sino
que los asimila – dijo – identificando algo en común: "Su carácter nocivo
viene dado por el hecho de que ambos 'ismos' desprecian a los
más débiles, en la medida en que 'en ambos casos hay dificultad para pensar en
un mundo abierto en el que tengan cabida todos, que incluya a los más débiles y
respete las diferentes culturas'". Este es el punto que señala el
sustituto:
“El
desprecio por los débiles puede esconderse en formas populistas, que los
utilizan demagógicamente para sus propios fines, o en formas liberales que
sirven a los intereses económicos de los poderosos (FT, 155)”
"En
otras palabras – prosiguió – cuando el principio dominante es la excesiva
soberanía nacional o el dominio de la economía de mercado, la concreción de la
vida social ya no está en el centro. La persona y la comunidad reales quedan
relegadas a un segundo plano y así las ideas se anteponen a la realidad".
Participación activa de todos
De ahí la
pregunta planteada por el prelado: "¿Cuál es entonces el camino entre el
populismo y el liberalismo, entre la soberanía y la pérdida de raíces, entre el
neoproteccionismo y el capitalismo salvaje? El Papa propone partir de las
personas reales. Representa la categoría concreta que reclama la participación
activa de todos; es, según el Pontífice, una realidad que escapa a la fácil
categorización: 'ser parte del pueblo es ser parte de una identidad común hecha
de lazos sociales y culturales' (FT, 158)". Además, Francisco introduce el
concepto de "popularismo": "Es una visión en la que el
protagonista no es una ideología instrumental, la "capacidad de alguien de
atraer el consenso para instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo,
bajo cualquier signo ideológico, al servicio de su propio proyecto personal y
de su propia permanencia en el poder" (FT, 159), sino el servicio a
"un pueblo vivo, dinámico y con futuro, constantemente abierto a nuevas
síntesis asumiendo lo diferente" (FT, 160)".
Volver a poner la dignidad humana en el centro
El sustituto
recordó asimismo que, para el Papa, ante la injusticia planetaria, es necesario
"volver a poner la dignidad humana en el centro y sobre ese pilar deben
construirse las estructuras sociales alternativas que necesitamos" (FT,
168), partiendo también de formas concretas de solidaridad, equidad y confianza
mutua. Y entre los objetivos "principales e indispensables" que la
política internacional no puede descuidar está la eliminación del hambre. Las
palabras de Fratelli tutti son fuertes, señaló Monseñor Edgar
Peña Parra:
“Cuando la
especulación financiera influye en el precio de los alimentos tratándolos como
una mercancía más, millones de personas sufren y pasan hambre. Por otro lado,
se desechan toneladas de alimentos. Esto es un verdadero escándalo. El hambre
es un crimen, la comida es un derecho inalienable (FT, 189)”
Convertir las armas en alimentos
La propuesta
culminante de la Encíclica es la de emprender procesos encaminados a convertir
las armas en alimentos: "Con el dinero gastado en armas y otros gastos
militares constituyamos un Fondo Mundial para eliminar definitivamente el
hambre y para el desarrollo de los países más pobres, de modo que sus
habitantes no recurran a soluciones violentas o engañosas y no se vean
obligados a abandonar sus países en busca de una vida más digna (FT,
262)".
El reto de la paz
El sustituto
de la Secretaría de Estado explicó que en el texto, el Papa menciona la profecía
de Isaías: "Romperán sus espadas y harán de ellas arados" (cf. FT,
270; Is 2,4). Es el reto de la paz, "un tema más actual
que nunca", observó monseñor Peña Parra:
“El
llamamiento del Papa a convertir los instrumentos de destrucción en
oportunidades de construcción parece hoy especialmente utópico. Y, sin embargo,
cada vez se ve más cómo la retórica de la guerra, la urgencia por lo inmediato,
la falta de perspectivas a largo plazo y el olvido del pasado son consejeros
nocivos, contrarios a la buena política”
Consciente
de que no se puede esperar un cambio estructural del paradigma político y
económico – dijo el sustituto – el Papa invita a cada político a asumir un compromiso
personal activo, sin esperar a que otros empiecen. Es una invitación a una
especie de "examen de conciencia" y Monseñor Edgar Peña Parra deja
algunas preguntas finales, con la esperanza de que provoquen una aceptación no
sólo formal sino también activa de lo que el Santo Padre ha compartido de
corazón:
“¿Cuánto
amor he puesto en mi trabajo? ¿De qué manera he hecho progresar al pueblo? ¿Qué
huella he dejado en la vida de la sociedad? ¿Qué vínculos reales he creado?
¿Qué fuerzas positivas he desencadenado? ¿Cuánta paz social he sembrado? ¿Qué
he producido en el lugar que se me ha confiado? (FT, 197)”
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