Actualidad Nacional | Sebastián Sansón Ferrari
Francisco
a dominicanos: Virgen de la Altagracia, fuente de unidad en momentos difíciles
El Santo
Padre envió un mensaje a los fieles de República Dominicana en el marco de la
celebración del centenario de la coronación canónica de Nuestra señora de la
Altagracia, Madre y Patrona del país.
“Esta devoción mariana tan
sentida por ustedes es un signo de las raíces cristianas que caracterizan y dan
vida a su tierra”. Así escribe el Sucesor de Pedro a los dominicanos, quienes
se aprestan a celebrar, “con amor y gratitud”, dice, el centenario de la
coronación canónica de Nuestra Señora de la Altagracia. Lo hace en un mensaje con fecha 15 de julio. El Año
Jubilar en curso concluirá el próximo 15 de agosto.
Francisco exhorta a “no
desfallecer en su testimonio de fe, a cuidar y fortalecer, con el ejemplo y la
intercesión de la Virgen María, su amor por Jesús y por la Iglesia”. El Obispo
de Roma menciona la presencia de Monseñor Edgar Peña Parra, Sustituto de la
Secretaría de Estado, como su delegado, tal como fuera anunciado el pasado 18
de junio. “Le he pedido que ponga a los pies de nuestra Madre de la Altagracia
el homenaje filial del Papa, simbolizado en la rosa de oro”, dice el Pontífice.
El Papa recuerda que “Dios
nos da en la Virgen una señal de su cercanía y de la infinita ternura con que
Él nos cuida”.
El amor de Madre
Según el Santo Padre, “la
mirada amorosa de la Madre contemplando al Niño que duerme, confiado, en su
regazo, es una invitación para que aprendamos a ver, a través de sus ojos, a
Jesús presente en nuestros prójimos, y a recordar que formamos parte de una
misma familia humana llamada a la convivencia fraterna y solidaria”.
Virgen de la Altagracia,
constructora de concordia
Luego, la mirada del Papa
se dirige hacia la Patrona de los dominicanos como una “mano segura que
sostiene en las contrariedades que se presentan en el diario caminar”. “Con su
protección y amparo, añade Francisco, Ella nos impulsa a cuidar y mantener
encendida la llama de la esperanza que nos legaron nuestros mayores en la fe, y
a transmitirla a los demás con humildad, confiando en la gracia del Señor”.
La invitación de Francisco
Por último, el Sucesor de
Pedro anima a los dominicanos a “no tener miedo de caminar todos juntos, más
allá de divisiones y desconfianza, unidos en fraternidad, en la dirección que
Jesús indica en el Evangelio”.
“No duden en buscar con
sencillez la voluntad de Dios, porque Él es Padre de ternura que abraza a todos
y nunca nos abandona. Confíen en que su luz divina transforma los corazones y
los lleva al encuentro con Él y con los hermanos; y tengan fe en que la fuerza
del Espíritu Santo impulsa a realizar con alegría y constancia obras de amor y
de bien en favor de quienes más lo necesitan”.
El Papa finaliza su texto
impartiéndoles una bendición y solicitándoles, como es costumbre, que no se
olviden de rezar por él.
Sobre el Año Jubilar
El 15 de agosto de 2021,
la Iglesia eligió templos emblemáticos en cada diócesis del país para abrir el
Año Jubilar, para que fueran lugares de peregrinación mariana. Como Vatican
News reportara en su momento, los obispos invitaron también a que
“cada familia y todas las instituciones dominicanas hicieran una consagración
todos los 21 de cada mes, durante el año de celebración, consagrando la familia
y el pueblo dominicano a la protección de la Virgen de la Altagracia”.
También la Conferencia del
Episcopado Dominicano aprobó que se hicieran 12 réplicas de la imagen de la
Altagracia, una para cada diócesis, que recorriera durante todo el año las
parroquias y comunidades. Las imágenes fueron bendecidas en la Basílica
Catedral Nuestra Señora de la Altagracia, en Higüey, antes de entregarlas a las
diócesis.
Sobre las coronaciones de
la Virgen de la Altagracia
En el siglo XX, Nuestra
Señora de la Altagracia fue coronada dos veces: por el Papa Pío XI, 1922 y por
el Papa Juan Pablo II, 1992. En 1924 el Congreso de la República Dominicana
decretó la celebración de Nuestra Señora de la Altagracia como Fiesta Nacional
el 21 de enero. El 31 de octubre de 1927 el Papa Pío XI la declaró fiesta de la
Iglesia. Los Dominicanos, aun los no creyentes aclaman a la Virgen de la
Altagracia en sus momentos de alegrías y penas.
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