Vida Religiosa | Renato Martinez
El Papa a Terciarias Capuchinas: Sean
profetas de la escucha
La mañana de este lunes, 26 de septiembre, el Santo Padre recibió en
audiencia a las participantes en el Capítulo general número 23, de la
Congregación de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia. A las
religiosas el Pontífice las alentó a “ser siempre profecía de esa escuela del
Evangelio que es para el mundo camino de salvación”.
“Que el silencio de Nazaret, que cultivó la Sagrada Familia, les enseñe,
en su especifica vocación como religiosas, el recogimiento y la interioridad,
el estar siempre dispuestas a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina
de los verdaderos maestros, la necesidad y el valor de una conveniente
formación, del estudio, de la meditación, de una vida interior intensa, de la oración
personal que sólo Dios ve”, lo dijo el Papa Francisco en su discurso a las
participantes en el Capítulo general número 23, de la Congregación de las
Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, a quienes recibió en
audiencia la mañana de este lunes, 26 de septiembre, en la Sala del Consistorio
del Vaticano.
Escucha humilde y sinodalidad
En su discurso, el Santo Padre destacó el espíritu de acogida y
fraternidad universal de las religiosas. “Veo con satisfacción que proceden
ustedes de distintos rincones del mundo, es algo hermoso porque indica que
viven realmente un espíritu de acogida y de fraternidad universal, acorde con
su especial relación con la Sagrada Familia”. Asimismo, el Pontífice resaltó el
lema del Capítulo general que gira en torno a dos ideas: escucha humilde y
sinodalidad. “Son palabras inspiradoras, que tienen una profunda raíz en la
vida religiosa. Para escuchar hace falta en primer lugar silencio, silencio
profundo, silencio interior”.
Nuestros modos de vida están “llenos de ruido”
En este sentido, el Papa Francisco al recordar la alocución de San Pablo
VI en Nazaret, dijo que nuestros propios modos de vida, están “llenos de
ruido”, buscamos encontrar ese estímulo que consiga llamar la atención del
otro, que produzca una respuesta inmediata. Y para ello, alzar la voz, física o
moralmente, se presenta como la solución para conseguir que la masa ensordecida
se decante por su idea u opinión, buscando siempre el modo de que su señal sea
más atractiva o más sorprendente. “Con desazón – señaló el Pontífice – se suele
descubrir que los que así habían sido convocados casi inmediatamente se alejan
para acudir al reclamo de un grito más impactante todavía. Esto embrutece al
hombre, coarta su libertad hasta hacerlo esclavo de aquellos que tienen la
capacidad de condicionar esas señales, a través de los medios de comunicación,
la educación, la opinión pública o la política, imponiendo así sus agendas”.
Ir contra esa corriente, buscar el silencio
Ante este mundo “lleno de ruidos”, el Santo Padre dijo que, la profecía
que nos pide Jesús es precisamente ir contra esa corriente, buscar el silencio,
apartarnos del mundo, del ruido. “Esto nos permitirá poder prestar atención y
con paciencia artesana individuar los distintos sonidos, sopesarlos y
distinguirlos. De ese modo, esa algarabía inicial empezará a tener cuerpo, lo
que parecía discordante podrá ser comprendido y ubicado, tendrá nombre, tendrá
rostro. Ninguna nota será demasiado alta o demasiado baja, y ningún sonido será
estridente a nuestros oídos si encuentra la armonía que sólo nuestro silencio
puede darle”. Y digo que sólo nuestro silencio puede darle, porque la armonía
se encuentra, no se impone.
Combatir con la humildad de nuestro silencio profético
Y en este camino de búsqueda del silencio, el Papa Francisco advirtió
que, la tentación es tener una bella melodía en la cabeza, y rechazar o tratar
de acallar lo que no sea acorde con ella. “Pero eso es juzgar al otro, ponerse
en lugar de Dios, decidir quién merece y quién no merece estar ahí. Es una gran
soberbia, a la que hay que combatir con la humildad de nuestro silencio
profético. Si soy capaz de escuchar así, podré oír con claridad todas las
voces, comprender su orden, a qué responden, qué quieren decir, y por qué lo
dicen de esa manera, a veces tan desgarrada”.
“Sean profetas de esa escucha”
De aquí, parte la invitación del Santo Padre a las religiosas para que
“sean profetas de esa escucha”, en primer lugar, sintiendo la voz de Dios, que
las llama a amar a todos sin distinción, a amar lo creado como don suyo, a ver
en todo su grandeza, como nos enseña san Francisco en su Cántico de las
criaturas. Es esa la melodía que se impone naturalmente, por ser la esencia
propia de todas las cosas. En ella, incluso el dolor, la oscuridad, la muerte,
encuentran su sentido, y, también, lo encuentra el hermano en dificultad, el
necesitado de perdón, de redención, de una segunda oportunidad, podemos
entender las razones del que opina distinto a mí, del que me lleva la contra,
e, incluso, de nuestra propia limitación.
De lo cacofónico podemos llegar a lo sinfónico
Y es desde esta silente escucha de Dios y del hombre, afirmó el Papa Francisco,
que de lo cacofónico podemos llegar a lo sinfónico. Al “sin” (συν-) de la
sinodalidad, o lo que es lo mismo, del caminar juntos (συν -ὁδος), a ser un coro con un solo corazón y una sola alma, por más que
estemos en tiempos y tesituras distintas. “No es una utopía, si realmente nos convencemos de que alzar la voz no es
el camino, que el único camino es Jesús. No les escondo que es el camino de la
cruz, de la humildad, de la pobreza, del servicio. Es el camino elegido por san
Francisco, y por su venerable fundador, Luis Amigó – precisó el Papa – que
meditaba todos los días la Pasión, invitándolas a abrazar el estilo de la
pequeñez y la mortificación como camino al cielo”.
Sean siempre profecía de esa escuela del Evangelio
Finalmente, el Santo Padre alentó a las religiosas que como Pilatos,
delante de la Verdad desnuda, pidamos, con las palabras de san Pablo VI, que el
silencio de Nazaret, que cultivó la Sagrada Familia, les enseñe, en su
especifica vocación como religiosas, “el recogimiento y la interioridad, el
estar siempre dispuestas a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de
los verdaderos maestros, la necesidad y el valor de una conveniente formación,
del estudio, de la meditación, de una vida interior intensa, de la oración
personal que sólo Dios ve”, de modo que sean siempre profecía de esa escuela
del Evangelio que es para el mundo camino de salvación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...