Reflexión | Reflejos de Luz
Los cactus
Ninguno
tocamos los cactus por temor a herirnos. Son frutos de la naturaleza que
resaltan por su belleza, pero no podemos acercarnos porque hay algo que nos
impide conocer su interior, nos quedamos con lo puramente externo, con lo que
ven nuestros ojos.
En
la vida encontramos personas que se visten de púas para que no nos aproximemos
a ellas, son aquellas personas celosas de sà mismas, que no quieren darse a
conocer, que viven a gusto con lo que tienen dentro y que se muestran ariscas
con los demás.
Pueden
ser personas bellas, pero… nunca lo sabremos porque desconocemos lo que piensan
lo que viven, lo que anhelan.
Igualmente,
nosotros también nos vestimos a veces con púas por temor a ser dañados. Cuando
no nos sentimos acogidos en aquello que somos, pensamos y vivimos… desplegamos
el filo que hiere e impide darnos a conocer en lo más profundo de nosotros
mismos.
A
veces esas púas son necesarias, hay momentos en los que es conveniente salvar
distancias para autodefendernos.
Sea
como sea… una cosa es clara… debajo de esos pinchos hay vida, agua, sabia,
temporalidad y frescor.
Cuando
la vida te obligue a estirar las púas de tu interior ¡no temas! Nada sucede por
azar y es posible que esos pinchos te ayuden a darte cuenta que antes o después
tu verdad y aquello que eres habla por sà mismo sin necesidad de dañar a los
demás.
Publicado
por Reflejos de Luz
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