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En Asís arde la lámpara votiva, símbolo de
unidad y fraternidad
Vatican News visitó la cripta de San Francisco en las horas de cierre de
la Basílica para contar lo que hay detrás de la lámpara, hoy foco de atención
en todo el mundo por la solemnidad del patrón de Italia.
En la fiesta de San Francisco de Asís, la atención se centra en la
lámpara votiva colocada delante de la tumba del Pobrecillo. “Un símbolo de
unidad y de paz”, afirma el Fray Pietro Mariano Carta en una entrevista
de Telepace en el marco de un reportaje que muestra qué sucede
a menudo en la cripta en los horarios de cierre de la Basílica. “La Lámpara
permanece siempre encendida, desde la mañana hasta la noche, desde 1939, cuando
Pío XII proclamó a San Francisco patrón de Italia”, afirma. En aquella época,
fue la región del Lacio, quien ofreció el aceite votivo como regalo,
inaugurando una tradición que se repite cada año por los habitantes de una
región concreta.
A diferencia del pasado, este año todo el país participó. Esta elección
se refleja en la propia composición de la lámpara, diseñada por el arquitecto
Ugo Tarchi en 1937. Se encuentra justo a la entrada de la cripta,
inmediatamente después de la salida de las escaleras que llevan a la Basílica
Inferior.
Además del silencio, interrumpido por el sonido de una escoba que se
arrastra por el suelo, destaca la corona sobre la estructura sujeta al techo
por una cadena. “La lámpara representa a Italia”, recuerda el Fray Pietro
Mariano, quien lleva a cabo el servicio con la ayuda del Fray Pasquale, un
filipino que está aprendiendo italiano, y una monja escocesa que lleva treinta
años destinada en Asís y a la que todos llaman hermana Jenny.
“La media esfera de abajo simboliza el mundo; las palomas con la rama de
olivo representan la paz universal”, cuenta el franciscano describiendo la
lámpara. En el borde de la copa está grabada la frase que Dante Alighieri tomó
del Canto XXVI del Paraíso (v. 33), que dice "Altro non è che di suo lume
un raggio" (El otro no es más que un rayo de luz”). "Está
colocada a un metro y veinte de altura", explica el Fray Pietro Mariano,
que acciona el mecanismo eléctrico que permite que la lámpara descienda hasta
el suelo para facilitar su mantenimiento.
Orden y limpieza
"Lo limpiamos cada tres o cuatro días cuando se rellena el aceite
del interior. Y a veces también aprovechamos la ocasión para sustituir la mecha
de cada una de las lámparas. "Al estar colocado en lo alto, recoge el
polvo más fácilmente", prosigue Pietro. "Así que se necesita muy poco
para mantenerlo ordenado y en actividad en todo momento".
Es un compromiso normal, aunque la solemnidad del 4 de octubre requiere
un poco más de atención. El despertador siempre suena muy temprano por la
mañana, pero para el franciscano se trata de un servicio como el que realizan
los demás hermanos en el confesionario, en la misa o en el acompañamiento de
grupos. "Hay que ser concreto: aunque soy consciente de que allí está el
Tabernáculo, no puedo demorarme en la oración”. Puntualiza que manteniendo
ordenado y limpio el lugar en toda su sencillez.
El
compromiso de los frailes en mantener siempre encendida la lámpara de la
esperanza.
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