Convivencia | Wendy Vado/RD
Una luz para nuestras mujeres y niñas…
Empezamos
en estos días el adviento. El adviento es una práctica que me gusta mucho. Es
el recordatorio que como humanidad estamos en oscuridad. También es un
recordatorio que el nacimiento de Jesús es la luz que alumbra a nuestra
humanidad. Y es que, la verdad sea dicha, vivimos en oscuridad y todo lo que
esta metáfora significa. Recientemente este 25 de noviembre La ONU junto a
otras organizaciones está lanzando la campaña “Pongamos fin a la violencia
hacia las mujeres y niñas” en un claro recordatorio que las mujeres y niñas
vivimos lanzadas a las oscuridades de la violencia machista que día a día mata
a mujeres y niñas, por ser las más vulnerables.
Este
adviento entonces para mi es recordar que muchas mujeres y niñas sufren no sólo
una violencia, sino muchas violencias: la violencia simbólica, la violencia
económica, sexual, violencia laboral y de la que muy pocas se hablan las no tan
sutiles, las que están en las bromas sexistas que se mandan en el whatsapp o en
los videos de hombres ridiculizándonos en tik tok, o las que tenemos que
escuchar todos los días, cuando salimos a la calle. Extraños haciendo
comentarios sobre nuestros cuerpos. Cada vez que salgo a correr por las mañanas,
uno de los pensamientos que vienen a mi mente es si voy a regresar con vida a
mi casa. Y sé que sonará paranoico, pero eso es uno de los pensamientos frecuentes
sobre todo cuando en la crónica sensacionalista, se describe con lujos detalles
como otras compañeras, son violadas y asesinadas cuando salimos eso, salir a
correr por las mañanas.
Y pensando en las que pasan desapercibidas,
quizás sólo por los hombres es la “La violencia religiosa”.
Efectivamente
las mujeres en Nicaragua, (y me atrevo decir en todo el mundo) sufrimos
violencia religiosa. En mi ensayo “La teología feminista, una voz que necesita
ser escuchada” … explico todas las veces que las mujeres, yo misma, hemos sido
silenciadas en las iglesias, porque nuestro rol es ser sólo ser la Mujer que
ora, cuida a los niños y niñas en la escuela dominical pero no las mujeres que
pueden hacer reflexiones teológicas, y peor aún cuestionarlas.
Encubierto
o no, llega momentos en nuestras vidas que te das cuenta que nunca será la
líder, sino la sierva. Que la mujer tiene un rol definido, y éste es estar
detrás del telón y debemos estar contentas por esto.
¡Consuelo
Vélez en su artículo “Ni una violencia más contra las mujeres! De la revista
Religión Digital menciona:
“Todavía
se está lejos de que una praxis de igualdad, reconocimiento y defensa de los
derechos de las mujeres sea una prioridad en las iglesias y en las personas de
fe. Entre la figura de la mujer sumisa, callada y sacrificada que se ha
valorado durante siglos en los ámbitos eclesiales y las posturas actuales que
siendo algo más abiertas son temerosas de perder “la feminidad” o atacar “a los
varones” o “crear división”, etc., se avanza tan poco que no podemos decir que
las iglesias tengan una postura profética y comprometida con la eliminación de
todas las formas de violencia contra la mujer”.
Las
palabras de Vélez son proféticas y al mismo tiempo recalcan una realidad muy
triste, que vivimos en el día a día. Desde los púlpitos se atacan a las mujeres
que se atreven a cuestionar el statu quo de la cultura esencialmente
androcéntrica de la comunidad de fe. Como bien menciona Vélez, somos (o través)
las difíciles, las que quieren destruir el orden divino de Dios y destruir a
las familias. Pero se olvidan que el mismo Pablo al que se le atribuyen textos
como “El hombre es la cabeza del hogar” también menciona que “Ya no hay hombre,
ni mujer. Sino que todos somos un solo cuerpo en Jesucristo”.
Pero
más importante el primero en realzar la figura de la mujer es Jesús. Con la
mujer samaritana, la mujer adúltera, o cuando aparece primero a sus discípulas,
y les encarga que lleven las buenas nuevas a sus hermanos acongojados.
Todos
estos textos deberían ser revisados no con temor, sino con entusiasmo de crear
y traer buenas nuevas a un mundo roto. Necesitamos alumbrar la oscuridad que se
cierne cada día sobre las mujeres y niñas que han sido violentadas
espiritualmente y a veces, lastimosamente, muchas veces físicamente y
sexualmente de sus hermanos, y líderes en las comunidades de fe. Un Pecado que
sí se encubre.
Jesús
dice que somos la luz de mundo. “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad
situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se
pone debajo de una vasija[a], sino sobre el candelero, y alumbra a todos los
que están en la casa” Mateo 5:14-15 NBLA
"No
te inquietes por la ruptura del mundo.
Todas
las cosas se rompen. Y todas las cosas se pueden arreglar.
No
con el tiempo, como se dice, sino con la intención.
Así
que adelante. Ama intencionalmente, extravagantemente e incondicionalmente.
El
mundo roto espera en la oscuridad la luz que eres tú".
Publicado
por Religión Digital
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