Para Vivir Mejor | Miguel Ángel Malavia/VN
Los obispos de Cuba lamentan la “falta de libertad” y proponen
un gesto por Navidad: que el régimen libere a los presos políticos
En
su mensaje de Adviento, reclaman “que volvamos a soñar con construir una patria
de hermanos”.
“Cuánta
falta nos hace despertar la alegría y esperanza, en medio de tantas oscuridades
y desalientos”.
La
Conferencia Episcopal de Cuba ha publicado un mensaje de Adviento, “un tiempo
de gracia” en el que “Dios se manifiesta de un modo más cercano y, con su
presencia, nos invita a crecer, a renovarnos, a purificar el corazón para
ser más humanos y fraternos”.
Desde
este espíritu, con la mirada ya puesta en la Navidad, que “es siempre un
acontecimiento nuevo porque nuestra situación personal, eclesial y social va
cambiando”, los prelados de la Isla apuntan que, “en Nochebuena, vamos a
escuchar al profeta Isaías, que nos dice: ‘El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una gran luz…’ (Is. 9,2). Deseamos que esa luz brille en nosotros para
reconocer nuestras tinieblas y dejar que, en medio de ellas, irrumpa esa gran
luz. Que allí donde haya miedo, desconfianza, rutina, mentira y odio, Cristo
ponga coraje, esperanza, entusiasmo, verdad y perdón”.
Caminando
juntos
“Caminando
juntos, sinodalmente”, será como los cubanos “avanzaremos guiados por el
Espíritu Santo y a la escucha de nuestros hermanos y hermanas”. Un apoyo
capital para “las familias que sufren la emigración y necesitan de un modo especial
que esa luz, que encendió Jesús al nacer pobre y humilde en Belén, brille
cálida, mostrándoles su presencia cercana, solidaria, que consuela y
reconforta, que nos da la certeza que en Jesús se unen todos los caminos y se
acortan todas las distancias”.
Tras
este abrazo espiritual a los muchos cubanos que en los últimos meses huyen a la
desesperada hacia Estados Unidos, encontrando bastantes veces la muerte en el
mar o la persecución de las autoridades de ambos países, los pastores reclaman
una especial sensibilidad y atención para “estar más atentos” y “aprender a
mirar y escuchar”, pero sobre todo “para descubrir cómo Dios se va manifestando
en la realidad, tejiendo nuestra historia con asombrosa cercanía y
respeto, ayudándonos a poner lo mejor de nosotros al servicio de todos”.
Con
la mirada de Dios
Puesto
que “la Navidad saca lo mejor de cada persona”, Dios, que “viene a quedarse y
enseñarnos a mirar la vida con su mirada para reconocer su presencia en el
prójimo”, llama a todos a acompañar al otro, “especialmente en el dolor y
la soledad de tantas personas mayores, enfermas o que padecen graves
dificultades y carencias”.
Sin
mirar a otro lado y sabiendo que decenas de miles de cubanos sufren por la gran
crisis de desabastecimiento que padece el país, los obispos llaman a no
desfallecer: “Cuánta falta nos hace despertar la alegría y esperanza, en
medio de tantas oscuridades y desalientos”.
Salir
al encuentro
Y
es que “Jesús es el Buen Samaritano, que sale a nuestro encuentro, que se
detiene ante nuestra realidad con compasión, que se acerca para sanar nuestras
heridas, darnos consuelo y esperanza, que nunca nos abandona y nos invita a
salir para hacer lo mismo con nuestros hermanos más necesitados, con aquellos
que sufren hambre, soledad, falta de libertad y esperan de nosotros un gesto de
clemencia o misericordia”.
Tras
esta significativa mención a la “falta de libertad”, en un contexto en el que
cientos de presos que llevan más de un año en la cárcel por manifestarse
reclamando al régimen comunista más derechos y libertades, el Episcopado da un
paso audaz y comprometido en su defensa: “¡Cuánta alegría traería para sus
familias y pueblo en general saber que, en esta Navidad, un buen número de
quienes guardan prisión se les otorga la libertad y retornan a sus hogares para
reinsertarse en la vida habitual e iniciar así el nuevo año!”.
Signos
de esperanza
Porque
“vivir la Navidad no es solo acoger la luz que enciende Jesús con su presencia,
sino también aceptar la invitación que Él nos hace de ser luz para nuestros
hermanos, que necesitan signos de esperanza que los fortalezca para seguir
haciendo el camino de la vida”.
El
mensaje de los obispos concluye con una renovada llamada a la fraternidad: “Que
en esta Navidad volvamos a soñar construir una patria de hermanos, donde cada
uno pueda vivir con dignidad, donde nos escuchemos y dialoguemos para discernir
el futuro, donde luchemos por el bien de todos, en especial de quienes han
quedado marginados por distintos motivos”.
Publicado
por Vida Nueva
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