Reflexión | Juan F. Puello Herrera/LD
Personificación de la intolerancia
La
personificación de la intransigencia queda expuesta cuando se solicita guardar
el sigilo en un asunto a discutir, y se hace caso omiso, a sabiendas que todo
cuanto se vaya a exponer puede generar discusiones estériles.
Peor
aún puede resultar, cuando en una junta se encuentren invitados ajenos a los
puntos a tratar, y se olvida lo que escribió Giacomo Girolamo Cassanova
(Mémoires de Cassanova vol. VIII capitulo XII) quien refiriéndose a la
sabiduría escribió cette sagesse se nome en france: savoir laver son linge sale
en famile, que equivale a saber lavar la ropa sucia en casa, además, de que
habría que tomar en cuenta cuatro condiciones como señalaba el papa Pablo VI
para que un diálogo sea eficaz:
claridad, afabilidad, confianza y sobre todo prudencia pedagógica, teniendo en
cuenta, que cuanto más tiempo se disputa
tanto más lejos se halla poner fin a una disputa.
Al
hacer caso omiso a deponer la violencia verbal se cae en la obstinación, que
nunca es tan terca cuando se mantiene una creencia equivocada, que nace de la
estrechez de espíritu, violando el sagrado derecho de defensa de los otros.
En
lo expuesto, no vale la pena perder el tiempo refutando falsedades, por
aquello, que para acabar con falsedad hay que ignorarla: refutarla perjudica y
ofenderse desacredita, sin embargo, queda la traición como recurso utilizado
por los cobardes para tapar sus faltas y esconder sus ambiciones, de ahí, que
el traidor no tiene la capacidad de armonizar las emociones con los
sentimientos, por esto, el precio de la dignidad es la eterna vigilancia.
Publicado
por Listín Diario
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