Evangelización | Carlos Pérez Laporta
No he venido a traer paz, sino
división
Jueves de la 29ª
semana del tiempo ordinario / Lucas 12, 49-53
Evangelio: Lucas 12, 49-53
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«He venido a
prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un
bautismo, tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he
venido a traer a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos
cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el
padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la
hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».
Comentario
Tendríamos que
estar bien, que vivir a gusto con lo que tenemos en el mundo. Da igual que sea
malo o bueno. Porque, al fin y al cabo, somos eso, polvo, somos sólo tierra.
Pero no es así. Hay algo que nos demuestra constantemente que no es así.
No pasamos
hambre, pero ninguna comida nos sacia. Es un hambre silenciosa, nada violenta,
despaciosa, que va recorriendo nuestras entrañas. No pasamos frío, pero algo
nos hiela el corazón de día en día. No estamos en paz con el mundo, no. No
estamos nunca del todo bien. Y esa «impertinente insatisfacción», esa «santa
hipocondría» nos demuestra que aspiramos a algo más que la tierra de la que
hemos sido hechos, que no nos basta el mundo ni todos sus goces, que por
momentos nos parece un desierto.
No. No estamos
en paz con el mundo. No podemos estarlo, y todos nuestros intentos por estarlo
no hacen sino cubrir esa herida, ese vacío, esa sangre volcánica que no quiere
frenarse en nada, que no quiere condensarse; que quiere fluir hasta el cielo y
arder en él.
Por eso, amamos
Jesucristo, porque no ha venido a traer paz, sino guerra. Ha venido a traer la
guerra que esperábamos, la única guerra que merece la pena luchar: todo o nada,
la vida eterna o la muerte (1ªL). Ha venido a traer el fuego en el que pueda
arder incombustible nuestro corazón, con el único amor y el único deseo que no
se acaban: «He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté
ardiendo!».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...