La Iglesia Hoy | Salvatore Cernuzio
Padres y madres del Sínodo peregrinan a las
raíces del cristianismo
Pausa en los trabajos del Sínodo. Participantes esta
tarde en las Catacumbas de San Sebastián, San Calixto y Santa Domitila entre
lápidas y nichos funerarios de Papas, mártires y cristianos de los siglos III y
IV. En la Basílica de San Sebastián, un momento de oración y la reflexión del
cardenal Hollerich: "Un viaje hacia nuestras realidades". La emoción
del obispo chino Yang y de quienes visitaron por primera vez estos lugares de
historia
"Es la primera vez que las veo, es una
experiencia profunda tocar donde la Iglesia, donde comenzó mi fe".
Conmovido, el obispo chino Giuseppe Yang Yongqiang compartió con algunos
periodistas su emoción por la peregrinación que, esta tarde, unos 250
participantes en el Sínodo sobre la Sinodalidad han vivido en las catacumbas de
San Sebastián, San Calisto y Santa Domitila.
Una pausa en los trabajos de la asamblea reunida desde
el 4 de octubre en el Aula Pablo VI, organizada para llevar a cardenales,
obispos, religiosos y religiosas, laicos e invitados especiales a las raíces de
la fe de las primeras comunidades cristianas de Roma. Allí donde el camino de
Pedro y Pablo se entrelazaron, simbolizando esa "unidad en la
diversidad" que el Papa espera que sea el sello distintivo del propio
Sínodo.
Dejando a un lado sandalias y mocasines y calzándose
zapatillas, mochilas y chaquetas ante el descenso de la temperatura bajo
tierra, los Padres y Madres sinodales descendieron a 15 metros de profundidad,
para penetrar en los lóculos, criptas, arcosolios y cubículos, y posar sus ojos
en las tumbas de los Papas III y IV y sus manos en los grafitos de peces,
palomas y anclas. Como los grabados en la tumba de la pequeña Libera que - reza
el epígrafe en latín - después de sólo "dos años y tres días" murió
en la "sexta hora de la noche, catorce días antes de mayo".
El recuerdo de
la Alianza de las Catacumbas
Momento de oración, por tanto, y también de historia y
de recuerdo, el que tuvo lugar al día siguiente del aniversario del Concilio
Vaticano II y que inmediatamente trajo a la mente de muchos, remontándose a
aquel 16 de noviembre de 1965 en que 42 Padres Conciliares, principalmente de
América Latina, firmaron el famoso Pacto de las Catacumbas. Es decir, el pacto
por el que obispos y sacerdotes se comprometían a una "Iglesia
pobre", libre de todos los símbolos y privilegios del poder para poner a
los pobres en el centro de la pastoral. Un compromiso que resuena hoy en este
tiempo de trabajos sinodales, centrados -entre otras cosas- en cómo la Iglesia
puede acompañar hoy todas las formas de "pobreza": los excluidos, los
marginados, los emigrantes, las víctimas de la guerra y de los abusos.
De hecho, el texto del Pacto de las Catacumbas se
reprodujo íntegramente en el folleto de la peregrinación, como referencia
bibliográfica pero también, explicaron los organizadores, como "alimento
para la reflexión personal". Junto a esto, también un pasaje del Evangelio
de Marcos (desde la confesión de Pedro hasta la enseñanza de Jesús sobre el
seguimiento), el Credo y el texto del Adsumus Sancte Spiritus, entonado por los
participantes en la Basílica de San Sebastián. La primera etapa del itinerario
tuvo lugar en este edificio del siglo IV, construido a partir de una necrópolis
pagana. Comenzó a las 16 horas, tras unos tres cuartos de hora de viaje en
autocar (debido al tráfico romano) desde la plaza situada frente a la Casa
Santa Marta.
Cada uno con su folleto en la lengua, distribuido a la
entrada, los participantes en la peregrinación rezaron en la Basílica,
permaneciendo incluso unos instantes en silencio. Dio la bienvenida a todos,
monseñor Pasquale Iacobone, presidente de la Pontificia Comisión de Arqueología
Sacra, que ha colaborado en la iniciativa. "En el camino sinodal, es
importante presentar estos lugares tan significativos de una idea de la Iglesia.
Es una visita que queremos vitalizar también con ocasión del próximo
Jubileo", dijo el prelado.
En estos lugares de importancia histórica y espiritual
se encontraron Pedro y Pablo. Aquí experimentaron "la concordia de los
apóstoles", recordó Iacobone, "la primera imagen de su abrazo y de su
ser una sola Iglesia". Un "mensaje" para la Iglesia, pero
también para el mundo de hoy, para que "se reconcilien las
diferencias".
Hollerich: en
peregrinación desde San Pedro a nuestras Iglesias
El cardenal Jean-Claude Hollerich, relator general del
Sínodo, intervino a continuación en la basílica de San Sebastián. Recordó la
vida de los primeros cristianos en Roma y el testimonio de los mártires
enterrados en las catacumbas. "Esta peregrinación desde San Pedro es una
peregrinación a nuestra realidad, a las realidades de nuestras Iglesias",
dijo, invitando a "encontrar el sentido de este camino de Dios en nuestras
realidades", donde siempre está el reflejo de la cruz. "Los obispos
debemos mirar nuestra cruz y decir: Señor te amo, tomo mi cruz y te sigo".
Divididos en grupos lingüísticos y en itinerarios
diseñados para los cardenales y prelados de más edad, los distintos
participantes iniciaron a continuación el recorrido por las tres Catacumbas.
Para el grupo italiano, hubo también una parada en el Museo de San Sebastián,
donde se exponen sarcófagos de finales del siglo V. Después, el descenso por
las empinadas escaleras, agarrándose a los muros excavados en la toba y
reforzados con ladrillos de terracota, atravesando pasillos de algo menos de
dos metros de altura. "Cuidado, Excelencia, con la cabeza", se oye de
vez en cuando. "Interesante", "increíble", eran los otros
comentarios, sobre todo de aquellos que, llegados de continentes y países
lejanos, aún no habían tenido la oportunidad de visitar los lugares que
custodian los signos de la fe de los orígenes, los sacramentos y la esperanza
de la resurrección.
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