Reflexión | Telésforo A. Isaac
Hay motivos de esperanza en Adviento
cada año
¡Adviento,
tiempo de esperanza! ¡Tiempo de preparación! Este es el período designado por
los cristianos que se encuentra entre los cuatro domingos antes de LA NAVIDAD O
NACIMIENTO DE JESUS, DICIEMBRE 25, de cada año.
En el
calendario litúrgico, el tiempo de Adviento tiene características de
preparación y expectativa, con dos enfoques principales:
Primero,
se hace memoria de las profecías y las expectativas del pueblo hebreo de la
venida del Mesías según las Santas Escrituras, para liberar al pueblo judío y
reinar en el mundo. Esto se cumplió con la venida de Jesús Nazareno, que los
cristianos celebran su nacimiento el 25 de diciembre.
Segundo,
ahora los cristianos esperan la segunda venida del Mesías o Salvador, llamado
Cristo. Estos mantienen la esperanza que su retorno al mundo terrenal será para
juzgar a los pueblos, y establecerá un reino de paz, justicia y bienestar
espiritual por toda la eternidad. Adviento es el espacio litúrgico que
evoca esa esperanza.
El
Adviento es tiempo de esperanza, aunque esta estación se ha convertido en una
época para incrementar el comercio y las celebraciones festivas que muchas
veces sólo son expresiones seculares de esta observancia
religiosa.
A pesar
del desgaste espiritual y la secularización del Adviento, los cristianos y los
seres humanos de buena voluntad, mantienen que esta época no puede extinguirse,
ni tampoco marchitarse; por eso, la estación prenavideña es tiempo de esperanza
y de preparación para la evocación del nacimiento de Jesús el Cristo.
Adviento
es tiempo para incrementar la fe, la esperanza y el amor. Es propicio hacer el
llamado para la devoción, el fortalecimiento de la hermandad y la voluntad de
hacer hechos de benevolencia y caridad. Es tiempo para oír de nuevo la misma
voz de Jesús, diciendo: “Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está cerca,
vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias”. (Marcos 1:
15)
Es
cierto que el mundo está convulsionado. Hay muchas mentes perturbadas, hay
innumerables corazones angustiados, separaciones de familias, guerras, brotes
epidémicos, corrupción moral, carencia económica, intolerancia, opresión,
degradación de seres humanos, empobrecimiento material y espiritual, desprecio
a la dignidad de seres creados a imagen y semejanza de Dios, humillación
a menesterosos, prejuicios raciales y culturales; a pesar de todos
estos males, anualmente se aviva la esperanza, se reanima la ilusión, los
buenos deseos florecen y se hace manifiesto la buena voluntad de muchos, para
prepararse a fin de celebrar la fiesta del nacimiento de Jesús el
Salvador.
Entramos
de lleno en lo que se hace mayormente en momento de preparación para la fiesta
del nacimiento del Cristo. Se ven las ofertas comerciales, decoraciones de las
casas y calles, expectativas de dar y recibir regalos, anhelo de intercambiar
felicitaciones, agrado de encontrarse con familiares y amigos.
El
pueblo en general está pendiente para dar muestras de gozo, actividades de
confraternidad y alegría espontánea. Aunque no hay dimensión profunda de
espiritualidad, ni conciencia religiosa; sin embargo, persiste el sentir de lo
sagrado y los creyentes cantamos: “Ven Jesús muy esperado, ven y quita de tu
grey, sus temores y pecados, pues tu eres nuestro rey”, y porque, ¡Adviento, es
tiempo de esperanza!
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