Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín
Estrenando
un Año Nuevo
La suave brisa y el olor a llovizna,
combinada con las risas, todos juntos en familia, nos avisa que el año termina,
uno nuevo nos llegó a prisa. Cuando marcaron las 12: 00 am, era estar feliz
pero melancólicos, por el año que se queda atrás. Por esos amigos que ya no
veremos. Por ese familiar que se nos fue lejos. Por tantos proyectos que culminaremos y por otros que esperaremos. Por
aquella enfermedad que nos hizo llorar, pero a la vez por la buena noticia que
recibimos al final.
Siempre les digo a mis padres lo
siguiente: Le damos muchas gracias a Dios porque toda la familia logró cruzar a
un nuevo año, donde escribiremos historias,
que duraran largas horas y, que llegarán a aquellos meses donde las leeremos
cerca de la aurora.
Hoy es un día para dar gracias por ese
familiar, que tenía años esperando un proyecto, el cual Dios envió desde el
cielo. Repleto de ideas y viajes al estreno. Tomando un avión y llegando muy
lejos, cruzando una ladera, que se convierte en frontera, pero a la vez dejando
de este lado una vieja era, un tanto a la delantera. Por cruzar la puerta, que
se abre ante la espera, de todo un invierno que se vivirá sin vereda. Imaginando la alegría de recorrer un nuevo
año, esperanzados con dulces sueños abnegados como si fueran una quimera.
El año nuevo nos hace recordar, aquellos
momentos de infancia y sin tardar. Un vestido nuevo, para mi hermana igual, estrenando
un año nuevo, simbolizando lo bello, que
a la vez son ensueños, de un viaje que alcanza 12 capítulos de un libro, que
leeremos en año viejo.
Vimos como la misericordia de Dios se
desbordó. El manto santo de la virgen nos arropó. Su gracia sobreabundó. Su amor sin límites sobrepasó.
Hoy es día para dar gracias, por
aquellas bromas que hicimos, eso quiere decir que estábamos felices. Por los
días de enfermedad y sanamos, eso quiere decir, que teníamos medicamentos y los
compramos. Por todo lo que logramos. Por las alegrías y el pan de cada día.
Gracias por la vida y por tener una cobija.
Gracias a Dios, por la rabieta de mis
hijos, eso quiere decir que estaban en salud y con buena vida. Gracias por las
veces que no quería levantarme, eso quiere decir que Dios nos dio otra oportunidad, para relanzarme.
Gracias al amor eterno de Dios, que nos
iluminó, abrimos nuestro corazón para conectar con un nuevo amanecer, que nos estará esperando al final del
capítulo de este año con mucha efusión.
El mejor regalo de Dios, de vivir a
plenitud un cumpleaños simbolizando la vida, fueron momentos tan especiales y
maravillosos que no queríamos que terminara el final.
El misterio de este Nuevo Año, lo
dejamos en manos del Espíritu Santo, porque su luz nos inspiró a disfrutar de
uno de los años más significativos y por
compartir juntos en familia, el cual fue una bendición del Señor y confiando en
poder disfrutar mágicos momentos, que parecían como un sueño hecho realidad en
este 2024.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...