Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín
La Cuaresma: Símbolo del amor de Dios
El sábado
pasado durante la catequesis, cantábamos con los niños la canción: “El amor de Dios es maravilloso”. Qué maravilloso
y a la vez coincidencia, es que, el mismo Día del Amor y la Amistad, es el Miércoles
de Ceniza. Según pude investigar, eso no ha sucedido en los últimos 60 años y
solo ocurre tres o cuatro veces en un siglo.
Miércoles de Ceniza
y Día de San Valentín es una gracia, ya que San Valentín fue un santo mártir, que
ofreció su vida anunciando y denunciando el mal de sus tiempos para conseguir
la gracia de Dios. Por lo regular, este día de San Valentín, se entregan
chocolates a amistades y amigos, sin embargo, Dios nos invita hoy, a entregar nuestro corazón completo, sobre
todo a aquellos a los que él ha llamado a su vocación.
Hoy, muchas
cenas románticas se dejarán, para
acompañar a Jesús, a un milagro de amor: el más grande todos los amores, la
entrega de Dios de regalarnos a su Hijo, cuando hizo ese pacto de amor. El Miércoles
de Ceniza es elegir una relación de amor, de tranquilidad y arrepentirnos de
nuestros pecados para poder creer en el evangelio.
Jesús siempre marcó la diferencia con los detalles y
ese fue uno de sus mejore dones, por ende, demostremos afecto todos los días. Hoy seamos detallistas con nuestra sencillez.
Elijamos orar por alguien, enviemos una canción, regalemos una
sonrisa, vamos a llamar a un amigo o una familiar, que tenemos mucho que no lo
hacemos. Vamos a ofrecer nuestro tiempo, a donar dinero, a comprar una comida,
a dejar huella en cada momento.
Quizás muchos
de nosotros, quisiéramos recibir una tarjeta que supere nuestras expectativas,
sin embargo, en la realidad lo que queremos es un amor infinito y definitivo.
Un amor que nos llegue como un regalo. Mas como,
Dios nos ama en su infinita bondad, regalemos esperanza a los demás.
El Miércoles de
Ceniza es una llamada a la conversión
para alejarnos del pecado y recordar en Jesús su pasión, muerte y resurrección.
Es un recordatorio a la obra salvífica
de Dios, a confiar en su plan perfecto para cada uno de nosotros.
La Iglesia nos
invita a realizar sacrificios, donde en esas penitencias, el objetivo es purificar nuestros corazones y con nuestras intenciones,
encontrar el misterio verdadero, que es nuestra redención.
Así como las
personas quieren tener una persona llena de fe y educada para estar a su lado,
una relación exclusiva, la Iglesia nos
llama a darnos de manera total en cuerpo y el alma a su servicio.
Con el ayuno y la abstinencia, estamos llamado a
disciplinar nuestro cuerpo para encontrarnos cara a cara con Jesús mismo, quien nos invita a renunciar a cosas y así
confiar, en que él nos liberará de la esclavitud, para alejarnos del pecado, de
los deseos mundanos. Esta Cuaresma nos debe conducir a una relación más
profunda con Dios. A vivir el autocontrol, a ser más paciente y, por ende, a
morir a la vanidad de las cosas.
La limosna no es para sentirnos mejores que los otros,
sino para tener una motivación maravillosa y crear cierta dependencia de Dios y
de su misericordia. Una cosa, podría ser dejar de estar en las redes sociales y tener más
tiempo para orar.
Esta Cuaresma y día del amor, que sintamos que no estamos solos. Que no carguemos con nuestra cruz sin pedir ayuda. Es buscar a un cirineo que de vez en cuando la cargue junto a nosotros y así no sentirla tan pesada. Debemos sentir que, como cristianos, estamos juntos hasta el final.
Que hoy celebremos la alegría del cielo, vamos
a reunirnos en familia. Vamos a crear una acción de amor hacia alguien que nos
necesita. Las flores que íbamos a regalar, llevémoslas a un familiar, para que
nuestra alma esté orientada al sacrificio y acompañemos a Jesús en la cruz.
Que cuando nos
coloquen la ceniza, podamos, reflexionar de cuál polvo estoy saliendo, y en cuál
polvo me convertiré. Que en vez de llenarme de cenizas como en los viejos
tiempos, durante la imposición, pueda ver la mala vida que llevo y buscar, la nueva
vida en que me convertiré.
Esta vida
terrenal que tenemos es temporal, que los 40 días que duraremos en el desierto,
nos preparemos a la conversión, la cual es todos los días. Que hoy, los que no
tienen un amor, sientan la
complementariedad del amor de Jesús. Que esa alianza eterna, sea convertida en
un milagro de amor infinito y cuando concluya la cuaresma, veamos un nuevo
renacer en nuestras vidas, salgamos renovados y llenos de resurrección, cual torrente
de agua viva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...