La Escuela Económica | Esteban Delgado (@estebandelgadoq)
El ITBIS puede ser la clave en una
reforma fiscal
El
tema de la reforma fiscal está de moda y ya comienzan a salir propuestas de
parte de economistas, asà como llamados de atención de determinados sectores
productivos en procura de que no les toquen o les toquen poco lo relativo a las
exenciones que reciben o a la ya elevada carga tributaria que tienen los bienes
que comercializan.
Es
difÃcil que una reforma fiscal vaya en la dirección de plantear reducción de
impuestos y eliminación de cargas tributarias existentes, pues eso implicarÃa
mermar los ingresos en lugar de aumentarlos, que es el objetivo final.
Sin
embargo, la propuesta de reforma fiscal que está elaborando el Gobierno debe
tomar en cuenta diversos aspectos, más allá de cosas que vienen seguras como la
ampliación de la base imponible (poner impuestos existentes a bienes y
servicios que hoy están exentos) y la revisión de las exenciones fiscales
(fiscalización de las existentes para focalizarlas mejor, no para eliminarlas),
entre otros aspectos.
Sin
embargo, en procura de incrementar los ingresos, el Gobierno también debe
establecer mecanismos que impliquen alguna facilidad para los contribuyentes.
Por ejemplo, hay procedimientos en el Código Tributario que hacen difÃcil el
pago de tributos. A través de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII)
bien pudieran modificarse los procedimientos para hacer más fácil el pago de
los tributos, especialmente para las micro y pequeñas empresas.
Además,
hay impuestos sobre los que el Estado invierte en burocracia, pero que el monto
a recaudar se torna insignificante como proporción de los ingresos, lo cual
puede abrir espacio para su eliminación. Eso servirÃa de compensación cuando se
presenten aumentos en otras áreas (te pongo este impuesto, pero te quito este
otro).
Asimismo,
el Gobierno debe considerar mecanismos o formas de cobrar impuestos existentes
que faciliten la reducción de la evasión. Un ejemplo para considerar, aunque
para los gobiernos resulta arriesgado, es la propuesta de una universalización
del Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS)
acompañado con una reducción de la tasa, que actualmente es de un 18%.
Obviamente,
es prácticamente imposible plantear una universalización del cobro del ITBIS
con la tasa actual. Sin embargo, en caso de que se proponga bajar la tasa a un
14%, por ejemplo, su universalización serÃa compensable para los consumidores.
Esto es, pagarás ITBIS el arroz, pero pagarás menos ITBIS por el aceite
comestible o el chocolate, o los productos básicos no alimenticios, como papel
de baño, crema dental, detergentes, jabón, artÃculos de limpieza y de higiene
personal, pañales desechables y una serie amplia de productos que son de
consumo obligatorio y que actualmente pagan una tasa de 18%.
Lo
anterior indica que, si bien cobrar ITBIS a todos los bienes y servicios que
hoy están exentos serÃa incómodo para los consumidores, también les resultarÃa
un alivio y compensación de gastos, si esa decisión se acompaña de una
reducción de la tasa en los otros tantos bienes que consume y que están
gravados con el ya elevado 18%.
El
efecto para los consumidores pudiera resultar neutro, mientras que para el
fisco serÃa de un doble beneficio: de un lado, posiblemente incremente sus
recaudaciones, toda vez que son muchos los bienes y servicios que aún quedan
exentos y, de otra parte verÃa aumentar sus recaudaciones también por el lado
de la reducción de la evasión, pues se acabarÃa la práctica de determinados
comercios que venden productos gravados y exentos y reportan más ventas de
exentos que de gravados, con lo que roban dos veces, pues le cobran el ITBIS al
consumidor y no lo reportan a la autoridad tributaria. Eso es, robarle al
consumidor y robarle al Estado.
Con
un ITBIS universalizado a una tasa más baja, se reducirÃa considerablemente esa
forma de evasión fiscal y, posiblemente, los efectos para los consumidores no
sean negativos, como se piensa. Creo que valdrÃa la pena, al menos probarlo, es
decir, establecerlo asà y si al cabo de un par de años no se ven buenos
resultados, entonces, volver a la posición anterior.
El
Gobierno debe ver esa posibilidad y aplicarla, asumir el riesgo de ver
reducidas sus recaudaciones, pero con la posibilidad de que, por el contrario,
sus ingresos fiscales aumenten más y la evasión fiscal se reduzca.
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