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    miércoles, 19 de junio de 2024

    ¿Qué ganamos al tocar fondo?


    Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín

     


    ¿Qué ganamos al tocar fondo?

     

    Imagínate en medio del océano azul sin saber nadar y el agua moverse de manera agitada. Imagínate luchar por sobrevivir, imagínate cansarte y en muchas ocasiones hasta desesperarte y, hay un silencio en ti, que sólo Dios entiende, imagínate perdiendo las esperanzas, incluso hasta tu fe. De repente comienzas a dudar y a hundirte, como le pasó a Pedro. Ya no sientes que respiras, y justo al tocar el fondo, sin explicaciones ni lógicas humanas, consigues el oxígeno de Dios, te abandonas en su mano grande y poderosa, la cual te sostiene y te sube a flote.  

     

    El verme en el océano de nuestras vidas me hizo reflexionar, cuando nos encontramos en medio de pruebas, de sufrimientos, es como sentirnos solos, atrapados sin salida, en un silencio existencial, es vernos luchar contra vientos y mareas. Sin embargo, de la nada, otras personas ven como salimos a flote, como sobrevivimos y como el poder de Dios, a través de nuestra experiencia, se manifiesta de una manera extraordinaria. 

     

    Cuando tocamos fondo, ganamos el cuestionar nuestro interior, las decisiones que tomamos, lo que nos motiva, lo que nos ha hecho adquirir una mayor madurez, lo que nos permitirá ver el mundo de una manera más objetiva, desde una nueva perspectiva. Por eso cuando tocamos fondo: 

     

    Ganamos confianza. Cuando tocas fondo, sabes que estás en medio del fuego y no te quemas. Casi te ahogas y respiras. Estas bajo la lluvia y no te mojas. Es volar contra el tiempo sin caerte. Es nadar contra la corriente, correr sin detenerte. 

     

    Ganamos en sabiduría. Tocar fondo, es no preguntar. Es aceptar la voluntad de Dios como tal. Es escuchar el silencio al andar. Es no entender los por qué, sino remar.

     

    Ganamos humildad y compasión. Implica no sentir pena por nosotros mismos, sino cuidarnos y querernos. Es ser más humilde porque calma el ego, de manera que cuando salgamos de ese agujero, seremos más felices con lo que tenemos.

     

    Aprendemos a dejar ir, aunque duela. Es encontrarte contigo mismo. Es encontrar nuestra paz interior y salir del océano. Es resistir a esa experiencia que no se olvida. 

     

    Ganamos perseverancia. Cuando tocamos fondo, pensamos que no vamos a sobrevivir. Jesús tocó fondo y nos demostró que la muerte no tuvo poder sobre él. El apóstol Pablo tocó fondo, para demostrarnos que Jesús de lo inverosímil hace lo posible.   

     

    Ganamos Fe. Es ver un milagro en nosotros, pues salimos victoriosos y ganamos esa batalla que pareció avasallarnos. Es salir de la soledad, para buscar la felicidad. 

    Dios nos dio la vida para que viviéramos en paz, no para sufrir. Bajar al fondo de nuestras vidas, el haber llorado noches bajo la luna sin sentir la luz que brilla, es dejar tus lágrimas en ese océano, sabiendo que tu mirada en algún momento volverá a brillar. 

     

    Ganamos esperanza. Aunque nos preocupemos por el futuro, sabemos que Dios nos dice: deja en mis manos tus planes, “aunque pasemos por cañadas oscuras, nada temeremos porque tú estás conmigo”.

     

    Ganamos aprendizaje. El tocar fondo, te permitirá una vez más, aprender de la experiencia que viviste, de recordar los bellos momentos.  De buscar la sonrisa que hay en ti, aunque parecieras mentir. Tocar fondo es dormir con las estrellas, iluminando tus pensamientos, como si le preguntaras al tiempo, en cuál momento, se acabará la historia de cuentos, para que Dios llegue a tu encuentro. 

     

    Ganamos consuelo. Tocar fondo es hablar contigo mismo de que cruzaras ese puente, que jamás pensaste cruzar. Al que veías lejos, porque estuviste rodeada de tantas ilusiones, de tantos corazones que, al igual que el tuyo, sintieron honores de tristes razones, que, sin explicaciones, dejaron sin palabras, el amor de los amores.

     

    Ganamos alegría. Tocar fondo es cantar, aunque solo tus rosas, escuchen tu merodear. Es gritar en lo alto de una montaña, que tu vida es un pedacito de cielo, que recibía cartas de un cartero, que ya no cruzaría por tu puerta a llevar cartas de ensueños, para hablar con esmero de todo lo que le contabas al viento. 

     

    Ganamos amor propio. Tocar fondo es cuidar de ti, de tu destino, de tu futuro, de tu amor propio, es continuar luchando por aquellos logros que viste detenidos sin avanzar. De alegrías calladas dentro de un cabalgar. De miradas hondas, esperando anclar. De pruebas enormes que veías normal, donde tus miedos siempre era bueno enfrentar. 

     

    Ganamos libertad. Tocar fondo es escuchar tu corazón que palpita, porque en el océano fuiste fuerte, de saber que saliste y, Dios te ayudo a librar una batalla más, la cual ganaras para sanar. Tocar fondo es soñar con la libertad, es callar la soledad.

      

    Ganamos valentía. Cuando estamos en medio del fondo no nos rendimos, no dudamos, nos impulsamos para salir siempre. Entendemos los designios de Dios, los cuales serán siempre para nuestro bien y al final, veremos: La bendición de Dios.

     

    ¡Si hoy tocaste fondo, da gracias, porque en el trasfondo de todo siempre está Dios!






     

     

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