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    miércoles, 9 de octubre de 2024

    En reconstrucción de mi Fe


    Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín

     


    En reconstrucción de mi Fe

     

    ¿Has visto cómo planea un constructor rehacer una casa? ¿Has visto cómo su ingenio y creatividad asombran a sus espectadores cuando la casa ya está reconstruida? ¿Has visto cómo su delicadeza y dedicación, transforman un área desgastada, en algo hermoso? toman lápiz, papel, observan, miden paso a paso, imaginan como quedará, lo que cambiarán y tienen la plena confianza, de que será mejor y más fuerte a pesar de tener en frente una estructura vieja y dañada.

     

    ¿Te imaginas a Dios, siendo el gran constructor de nuestra historia? No sé, si en estos momentos estás pasando por un proceso de reconstrucción de tu fe, sin embargo, Dios tiene una visión clara de cómo quedará nuestra vida de fe, luego de reconstruida, porque él trabaja en cada detalle, cada día y nosotros somos nuestros propios espectadores, sin darnos cuenta, simplemente, aunque no lo vemos, sabemos que él está trabajando, porque sus caminos no son nuestros caminos.

     

    Por eso, la fe, es esperar en esa reconstrucción que él tenía planeada, aunque no veamos su mano trabajar en nosotros. ¿Qué significa esto? Que los límites de Dios no son nuestros límites.

     

    Al dejar que Dios reconstruya nuestra fe, es como si tuviéramos fotos de un antes y un después de nosotros mismos, y luego vemos cómo de tener una fe donde había oscuridad, el formará un hermoso arcoíris de bendiciones, por eso debemos estar convencidos y confiados en su plan perfecto para cada uno de nosotros.

     

    Pero ¿cómo podríamos entender que Dios reconstruye nuestra Fe? Lo iremos entendiendo en la medida, que miremos con los ojos de Dios. Cuando nos aferrarnos a su promesa de bienestar y no de sufrimiento, cuando empezamos a ver el mundo de manera diferente. Cuando vemos posibilidades donde antes veíamos obstáculos, cuando enfrentamos decisiones cruciales en busca de encontrar paz en medio de la tormenta, lo cual lo podemos lograr por medio de la oración.

     

    Por eso, cada día, vamos enriqueciendo nuestra vida, con una paz que el mundo no nos puede dar y, esa paz, sobrepasa el entendimiento humano. Apreciamos y disfrutamos la vida cuando confiamos en Dios, nos volvemos más dispuestos a depender de él y en su fortaleza.

     

    Por eso me hago la siguiente pregunta ¿Nos dejaríamos guiar de Dios, al bajar una escalera donde no visualizamos el siguiente peldaño? A veces no reconocemos de una vez la voz de Dios en esos momentos de dificultad, pero sentir su presencia, aunque no lo vemos, es porque, estamos seguros que trabaja constantemente en nosotros, callado, lo sentimos en silencio, pero sabemos que él está y, si ustedes se fijan, no nos da lo que pedimos, siempre nos da mucho más.

     

    Por eso, meditar en su palabra nos ayuda a fortalecer nuestra fe, Dios es nuestro compañero perfecto en nuestra soledad. Nos ayuda mucho contemplar la naturaleza, conversar con amigos que se mantienen orando por nosotros, con nuestra familia, hermanos de fe, pero, sobre todo alejarnos de las distracciones, buscar dirección en su palabra, la cual es fuente inagotable de consuelo y fortaleza. Ahí es donde Dios nos ofrece señales de su poder infinito, de que hay esperanza, que la tormenta se disipará y llegará la mañana.

     

    Tenemos que confiar en que, Dios está en nuestro barco, en medio de esa tormenta y nos llevará a puerto seguro. El cambia la dirección de los vientos y nos guía hacia la seguridad. Dios trae un giro a nuestra vida, va delante de nosotros, aunque el camino no sea claro.


    Cuando estamos reconstruyendo nuestra fe, debemos llevar un diario de gratitud y ver cómo Dios va restaurando día a día nuestro viaje de fe, pero ¿cómo lo hacemos? Una manera es entrar a la lectura de la biblia y ver como el Espíritu Santo a través de la historia del plan de salvación, ha llevado ese diario, el cual fue escrito en cada libro bíblico, para ayudarnos a entender que, si Dios reconstruyó la fe de muchos profetas, la nuestra también la restaurará.

     

    Por eso hoy te invito a leer la biblia, no solo en el mes de la biblia, sino todos los días y veremos que el proceso de reconstrucción no sólo fortalecerá nuestra fe, sino que transformará nuestra mente, alma y corazón.






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