Cultura y Vida | Antonella Palermo
El Papa en la Lateranense:
el mundo corre el riesgo de caer en un vacío cultural
León XIV
inaugura el año académico en la Universidad Pontificia, que tiene un vínculo
intrínseco con el obispo de Roma. En una época en la que se tiende a pensar que
la investigación y el estudio no sirven para la vida real, o que en la Iglesia
cuenta más la práctica pastoral que el conocimiento teológico, bíblico o
jurídico, afirma el Pontífice, se puede caer en la banalidad.
Un prolongado
y clamoroso aplauso dio la bienvenida este viernes 14 de noviembre por la
mañana al Papa León XIV en el corazón palpitante de la capital, donde llegó
para inaugurar el año académico 2025-2026 de la Pontificia Universidad
Lateranense: «su casa». Así la define acertadamente el cardenal Baldo Reina,
vicario general del Papa para la diócesis de Roma y gran canciller de una
universidad que, fundada en 1773, goza históricamente del título de
«Universidad del Papa» precisamente por su vínculo intrínseco con el obispo de
Roma.
Compuesta por
130 profesores, 34 entre oficiales y empleados administrativos y más de mil
estudiantes, la comunidad académica tiene muy presente la interdisciplinariedad
y la transdisciplinariedad. Y, aunque también se ve afectada por el descenso
demográfico y la crisis vocacional, así como por la consiguiente crisis
económica, está tratando, subrayó el cardenal Reina en su saludo introductorio
tras el canto Veni Creator del coro en el centro de la asamblea reunida en el
Aula Magna, de recorrer caminos inexplorados tanto en la investigación como en
la enseñanza, siempre con la atención y la plena adhesión al magisterio
petrino.
Mientras
tanto, a la espera del discurso del Papa, junto a los profesores laicos y
eclesiásticos, tomaban asiento varios jóvenes que han elegido seguir aquí la
oferta formativa para su vida eclesial y civil.
Al indicar la
misión peculiar de la Pontificia Universidad Lateranense, el Obispo de Roma
precisó que esta no tiene un carisma del fundador que custodiar, profundizar y
desarrollar. Su especificidad es, de hecho, el magisterio del Pontífice. Se
trata de una realidad amplia y diferenciada con cuatro facultades (Teología,
Filosofía, Derecho canónico, Derecho civil) y dos institutos en la sede
central, otros tres institutos ad instar facultatis en sedes
externas: el Pontificio Instituto Patrístico Augustinianum (en el que Prevost
fue moderador general durante doce años), de los agustinos; la Pontificia
Academia Alfonsiana para los estudios de Teología Moral, de los Redentoristas;
el Pontificio Instituto Claretianum de Teología de la Vida Consagrada, de los
Claretianos. Además, hay 28 institutos asociados de diversa índole en Europa,
Asia y América.
Estudiar teología para influir en los dramas y la
pobreza de hoy
El Papa León
repasó las articulaciones en las que se estructura la Universidad y se detuvo
ante todo en la forma de cultivar la reflexión sobre el depósito de la fe ante
la complejidad de nuestro tiempo.
"Hoy
tenemos una necesidad urgente de pensar la fe para poder aplicarla a los
escenarios culturales y a los retos actuales, pero también para contrarrestar
el riesgo del vacío cultural que, en nuestra época, se vuelve cada vez más
omnipresente. En particular, la Facultad de Teología está llamada a reflexionar
sobre el depósito de la fe y a hacer emerger su belleza y credibilidad en los
diferentes contextos contemporáneos, para que aparezca como una propuesta
plenamente humana, capaz de transformar la vida de las personas y de la
sociedad, de desencadenar cambios proféticos con respecto a los dramas y las
pobrezas de nuestro tiempo y de alentar la búsqueda de Dios".
El Sucesor de
Pedro animó a estudiar en profundidad los procesos administrativos, ya que se
considera un «reto urgente para la Iglesia». Del mismo modo, se valora un
compromiso importante el estudio de la filosofía, si se tiene en cuenta también
esa actitud «a veces resignada que caracteriza el pensamiento contemporáneo
—afirmó el Papa—, así como con respecto a las formas emergentes de racionalidad
vinculadas al transhumanismo y al poshumanismo».
La formación académica para superar la
autorreferencialidad
El Pontífice
también esperó que los ciclos de estudios de Ciencias de la Paz y Ecología y
Medio Ambiente, instituidos por su predecesor Francisco, adquieran en el futuro
una caracterización institucional cada vez más definida con el fin de «formar
operadores de paz y justicia que edifiquen y den testimonio del Reino de Dios».
Por lo tanto,
es necesario seguir potenciándolos a nivel interdisciplinario y
transdisciplinario y, si es necesario, integrarlos con otros itinerarios, pidió
León XIV. El espíritu de estos desarrollos es salir de la autorreferencialidad
y, en este sentido, la formación académica ayuda:
"Contra
lo que la encíclica Fratelli tutti define como «el virus del
individualismo radical», les pido que cultivén la reciprocidad, a través de
relaciones basadas en la gratuidad y experiencias que favorezcan la fraternidad
y el diálogo entre culturas diferentes. La Pontificia Universidad Lateranense,
rica por la presencia de estudiantes, profesores y personal de los cinco
continentes, representa un microcosmos de la Iglesia universal: sean, por
tanto, signo profético de comunión y fraternidad".
Necesidad de laicos y sacerdotes preparados y
competentes
El Pontífice
es consciente de que, a menudo, el servicio académico «no goza del debido
reconocimiento, también a causa de prejuicios arraigados que, lamentablemente,
también están presentes en la comunidad eclesial». En definitiva, es consciente
de la tendencia a creer que existe una desconexión entre la investigación y el
estudio y la vida real, y entre la práctica pastoral, que algunos consideran
más útil, y la preparación teológica, bíblica o jurídica.
"El
riesgo es caer en la tentación de simplificar las cuestiones complejas para
evitar el esfuerzo del pensamiento, con el peligro de que, incluso en la acción
pastoral y en sus lenguajes, se caiga en la banalidad, la aproximación o la
rigidez. La investigación científica y el esfuerzo de la investigación son
necesarios. Necesitamos laicos y sacerdotes preparados y competentes. Por eso,
los exhorto a no bajar la guardia en cuanto a la rigurosidad científica,
llevando adelante una búsqueda apasionada de la verdad y un intenso diálogo con
las otras ciencias, con la realidad, con los problemas y las dificultades de la
sociedad".
Formar constructores de un mundo nuevo, solidario y
fraterno
La invitación
del Papa es la formación en ese «gimnasio del diálogo con el mundo, con la
sociedad, con las preguntas y los retos de hoy», del que hablaba un ilustre
teólogo de esta Universidad, el profesor Marcello Bordoni. León XIV expresó el
deseo de contar con profesores preparados y estudiantes motivados y
entusiastas, comprometidos con un trabajo académico que nunca se cierre en sí
mismo, sino que esté siempre conectado con otros centros de estudio. El
objetivo es ambicioso y necesario, concluyó:
"El fin
del proceso educativo y académico, de hecho, debe ser formar personas que, en
la lógica de la gratuidad y en la pasión por la verdad y la justicia, puedan
ser constructores de un mundo nuevo, solidario y fraterno. La Universidad puede
y debe difundir esta cultura, convirtiéndose en signo y expresión de este mundo
nuevo y de la búsqueda del bien común".
Las palabras
pronunciadas por el Papa fueron recogidas y hechas propias por el rector,
monseñor Alfonso Vincenzo Amarante, en nombre de toda la Universidad.
A pocos días
del Jubileo del mundo educativo, resuenan especialmente oportunas y alegres,
«para formar pastores, teólogos y juristas, con el fin de dar testimonio
—afirma el rector en su agradecimiento al final del encuentro— del anuncio de
Cristo en el mundo de los estudios, la cultura y el trabajo». El horizonte
sigue siendo el de una formación integral de la persona, más allá de cualquier
tentación de individualismo.


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