“La Biblia nos ayuda a entender el primer libro, que es la Vida”, nos dice el P. William Arias, Coordinador de la Comisión Bíblica de la Arquidiócesis de Santiago
¿Cuál es la importancia de la Biblia en nuestras comunidades?
Lo primero es que hay ya una gran sensibilidad y valoración de la Biblia. Es decir, en la Iglesia lamentablemente, se valora más el Catecismo, la doctrina… Y la Biblia, quiérase o no, estaba como en un rincón; pero de un tiempo acá, sobre todo desde el Concilio y porqué no decirlo, con el auge de las Sectas, la Iglesia se vuelve otra vez hacia la Biblia: la valora, la conoce, la aprecia y ocupa su justo lugar en la vida de la comunidad.
Es muy importante no temerle a la Biblia. Como antes se decía que el que leía la Biblia se volvía loco… Es verdad que hay gente que se pone loca, que malinterpreta... Pero hay que quitar ese miedo, ya que la Biblia es el libro del pueblo de Dios y para el pueblo de Dios.
Daba la impresión como de que estaba arrinconada; que el pueblo era ajeno a la lectura y meditación de la Biblia, ya que leerla era asunto de sacerdotes, de teólogos, y no es así. Entonces de un tiempo para acá, notamos una mayor sensibilidad, no solamente en el hecho de tener una Biblia, comprar una y leerla, sino también de adentrarse en su estudio profundo; especialmente interpretar los textos, y ver qué nos dicen a nosotros hoy. Se ha avanzado bastante, se ha progresado bastante a ese nivel.
¿Y esa sensibilidad se ha traducido en una mayor participación de la gente? ¿Puede leerla e interpretarla correctamente?
La gente no solamente la lee y la valora, sino también que poco a poco va interpretándola, y lo más importante, trayéndola a su vida. Hacer que la Biblia -como decía san Agustín- que es el segundo libro, nos ayude a entender el primer libro que es la vida. La gente está no sólo leyéndola, sino que la reflexiona, la interpreta.
Yo sé de experiencias de grupos de vecinos que se juntaban un día de la semana a conversar cosas del vecindario; y un día a alguien se le ocurre que por qué no hacer una especie de curso bíblico y nos hablaron a nosotros. Y le dimos una serie de pistas y ellos mismos decidieron seguir profundizando lo más importante y trayendo a su vida personal lo que leían, a su familia, y a la realidad de su misma comunidad.
Daba la impresión como de que estaba arrinconada; que el pueblo era ajeno a la lectura y meditación de la Biblia, ya que leerla era asunto de sacerdotes, de teólogos, y no es así. Entonces de un tiempo para acá, notamos una mayor sensibilidad, no solamente en el hecho de tener una Biblia, comprar una y leerla, sino también de adentrarse en su estudio profundo; especialmente interpretar los textos, y ver qué nos dicen a nosotros hoy. Se ha avanzado bastante, se ha progresado bastante a ese nivel.
¿Y esa sensibilidad se ha traducido en una mayor participación de la gente? ¿Puede leerla e interpretarla correctamente?
La gente no solamente la lee y la valora, sino también que poco a poco va interpretándola, y lo más importante, trayéndola a su vida. Hacer que la Biblia -como decía san Agustín- que es el segundo libro, nos ayude a entender el primer libro que es la vida. La gente está no sólo leyéndola, sino que la reflexiona, la interpreta.
Yo sé de experiencias de grupos de vecinos que se juntaban un día de la semana a conversar cosas del vecindario; y un día a alguien se le ocurre que por qué no hacer una especie de curso bíblico y nos hablaron a nosotros. Y le dimos una serie de pistas y ellos mismos decidieron seguir profundizando lo más importante y trayendo a su vida personal lo que leían, a su familia, y a la realidad de su misma comunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...