
El desafÃo de las migraciones es una prioridad apostólica para el cuerpo universal de la CompañÃa de Jesús. Dado que es un fenómeno cada vez más globalizado, exige una respuesta articulada a nivel mundial. En el marco del IV Foro Social Mundial de Migraciones (FSMM), Obras y Apostolados de la CompañÃa de Jesús a nivel Global hemos desarrollado un Preforo sobre Migraciones, del 4 al 6 de octubre, en Quito, Ecuador, con la asistencia de 94 personas de 29 paÃses de los 5 continentes, con el fin de buscar prioridades de actuación y procesos y formas de articulación de nuestros apostolados a nivel global. Después de una reflexión compartida desde las perspectivas económico polÃtica, socio cultural y teológica-pastoral, tomando en cuenta los desafÃos particulares de las diferentes regiones del mundo, nos parece importante insistir en las siguientes consideraciones.
Sostenemos que: Es importante destacar el derecho de toda persona a vivir, trabajar y realizarse humanamente y en plenitud en su lugar o paÃs de origen. Pero cuando ello no es posible, también enfatizamos el derecho a buscar mejores condiciones de vida fuera de su lugar de origen, sea atravesando alguna frontera internacional o sea dentro de su propio paÃs.
Los participantes de este Preforo denunciamos: Cualquier forma de violación de los derechos humanos de personas migrantes. La estigmatización mediática y social y la criminalización por parte de los Estados de la migración irregular. La negación sistemática por parte de muchos Estados a otorgar la debida protección internacional a solicitantes de asilo y refugio, lo cual les deja en situación de extrema vulnerabilidad. Las polÃticas migratorias restrictivas, que se centran en detención, deportación y control fronterizo. El consecuente fortalecimiento de redes de trata y tráfico de personas, muchas veces vinculadas a la corrupción e impunidad estatal. El modelo de desarrollo desequilibrado, promovido por corporaciones multinacionales, que prioriza el mercado por encima del desarrollo humano, y que tiene como consecuencias:
La destrucción medioambiental y extracción de recursos naturales, forzando el desplazamiento de poblaciones enteras.
La explotación laboral de personas migrantes.
La vulnerabilización particular de mujeres y menores de edad.
Demandamos: La ratificación universal de la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares de 1990. La protección internacional efectiva de solicitantes de asilo y refugio. PolÃticas migratorias integrales e incluyentes que aborden no sólo la migración laboral, sino también sus dimensiones cultural, social, religiosa y polÃtica. La protección de los derechos de las personas, independientemente de su estatus administrativo migratorio, con particular atención a sectores vulnerables como mujeres y menores de edad. Respeto al derecho de los pueblos indÃgenas sobre sus tierras y recursos. Un modelo de desarrollo sostenible y centrado en las personas.
Nos comprometemos a: Partiendo del acompañamiento directo, reflexionar sobre temas prioritarios, para hacer frente a la estigmatización y criminalización de las personas migrantes, y para incidir en polÃticas migratorias más justas y humanas. Crear una red global ignaciana de migraciones para fortalecer nuestra respuesta como cuerpo a este desafÃo global. Colaborar con otras instituciones y organizaciones que tienen una misión afÃn a la nuestra. Potenciar la solidaridad y colaboración Norte-Sur y Sur-Sur para buscar polÃticas migratorias y modelos de desarrollo más justos.
Conclusión Jesús nos enseñó a orar, "Padre Nuestro". Como jesuitas y colaboradores trabajando con y para personas migrantes, refugiadas y desplazadas, creemos en un mundo más inclusivo en el que todos los hijos e hijas de Dios podrán vivir en justicia y fraternidad .
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