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    jueves, 9 de diciembre de 2010

    ¡Cuidado con los linchamientos!

    En cierta ocasión le llevaron a Jesús una mujer que había sido sorprendida en adulterio y según los mandatos de Moisés esa mujer debía ser apedreada hasta arrancarle la vida, todos estaban animados a ser parte de aquella historia asesina, todos se creían con autoridad para quitar la vida: pero el juez que ellos habían elegido para apoyar dicho mandato y darle cumplimiento al mismo, les salió con una que de seguro no estaban esperando: “El que esté sin pecado que le tire la primera piedra”, todos se fueron con sus piedras en las manos, su deseo de sangre no fue concedido, la ley de la vida se impuso sobre una ley de muerte; la ley de la luz se puso por encima de la ley de la oscuridad, la ley del amor se impuso sobre la ley del odio.
    Desde hace cierto tiempo la República Dominicana está pasando por una situación grave a nivel de violencia; violencia que no sólo se ve entre los adultos, sino también entre niños, adolescentes y jóvenes se da este fenómeno, y la pregunta que uno se debe hacer es ¿hasta cuándo estará esto así?
    Ya he escuchado en varias ocasiones que delincuentes han sido asesinados por turbas de personas que han decidido tomar la justicia entre sus manos dándole muerte a supuestos delincuentes, y pienso: ¿qué sentirán esas personas después de haberles ocasionado la muerte a un ser humano que desgraciadamente eligió el camino incorrecto? A veces me pregunto: ¿matamos a los que nos roban los menudos y realzamos a quienes nos roban las papeletas?
    Según mi criterio, un cristiano no debe participar de estas ejecuciones pues nos estamos pareciendo a los policías que matan con el pretexto de acabar con los delincuentes (la verdad es que no me gusta usar la palabra delincuente, porque su sentido negativo hace olvidar que detrás hay un ser humano). Cuando matan a una persona que acostumbramos llamar delincuente, pueden olvidar que es un hijo de Dios que se desvió del camino o que el mismo poder opresor hizo que se desviara del rumbo indicado, que es el rumbo del bien, y se le niega la posibilidad de arrepentimiento.

    Buscar la justicia, no violencia
    Por eso insisto: cuidado con los linchamientos, pues hace apenas unos cuantos días un hermano de este servidor por poco muere a manos de amotinados que lo confundieron con un “delincuente” en un campito de Moca. El andaba con un compañero de trabajo, visitando a su suegra y de buenas a primeras aparece esta turba que por poco lo mata. Mi hermano estaba armado, y si no es porque se niega a responder con violencia, habría ocurrido una desgracia, pues se limitó a disparar al aire. Si hubiera sido un maleante, ¿no dispara a la multitud? Lo peor del caso es que los policías que aparecieron, según versión de él, lo amenazaron con matarlo ahí mismo. Señores, ¿hasta dónde es que vamos a llegar con esta situación de violencia? Es un caso de un ciudadano común: mi hermano se dedica a conchar en la ruta A y es casado, padre de dos hijas.
    Vuelvo y me pregunto: ¿matamos a quien nos roba un celular y un par de pesos, pero somos muy condescendientes con quienes nos roban los medicamentos de los hospitales, los que nos dejan calles abandonadas en sus construcciones, los que nos envían mensual una factura de luz alterada, los funcionarios que se hacen los chivos locos en sus funciones, pero muy ágiles a la hora de repartirse el dinero? Esos que al pueblo le dejan caer migajas, pero el gran pastel va a parar a sus cuentas personales ¿y a estos qué le hacemos?.
    Amigos lectores de este medio, seamos luz en esta sociedad, y como dice San Francisco de Asís que yo siembre amor en vez de odio, que sea persona de paz en vez de violencia.
    A debate / P. Eulide García, msc

    1 comentario:

    1. Mientras no se escarmiente a los ladrones, corruptos, sinvergüenza, como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos seguiremos siendo, siempre victima de sus maquinaciones.

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