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    viernes, 11 de octubre de 2013

    El Cooperativismo y la Educación

    Humanismo Integral | Ignacio Miranda.
    El cooperativismo y la educación en el valor de la austeridad.
    A nuestro entender, la importancia en la celebración de una fecha radica en hacer memoria de un hecho positivo que debemos encarnar o un acontecimiento negativo que requiere ser rectificado.
    El 25 de Octubre celebramos, en nuestro país, el Día del Cooperativismo; y en este mismo mes, el día 31, se celebra el Día Universal del Ahorro. Sin embargo, a nuestro entender, la fecha más importante de este mes es el día de la promulgación de la ley 28 que establece la enseñanza obligatoria del cooperativismo en octavo y curso y tercero de bachillerato, sugiriéndola a nivel universitario.
    El objetivo esencial de todo sistema de economía solidaria, como es el cooperativismo, es elevar la calidad de vida de sus asociados mediante el esfuerzo personal y la cooperación comunitaria, lo que sugiere la copropiedad y la cogestión, a partir de los valores de la solidaridad o fraternidad, el personalismo y el comunitarismo.
    Existe consenso entre los economistas que asumen esta ciencia en función del bien común, y no de intereses particulares, en dos criterios definitorios del rol de la Ciencia Económica: su fin es satisfacer las necesidades humanas, y, desarrollo es equivalente a participación de todos los miembros de la comunidad en todas sus riquezas en proporción al esfuerzo realizado. Estos conceptos son aplicables a todas las comunidades locales, nacionales y universales.
    La solidaridad o fraternidad, estable la apertura incondicional para servir a toda persona que padezca cualquier tipo de carencia.
    El personalismo supone anteponer las personas a las cosas. En la economía solidaria significa que, el esfuerzo de superación debe comenzar por cada persona. Se aplica a una empresa de cogestión y copropiedad, que conforma su capital, esencialmente, mediante el AHORRO individual. Hemos establecido este lema: muchos pocos hacen un mucho que, usado de manera solidaria conducen al bien común.
    El comunitarismo, como lo entendemos aquí, se fundamenta la empresa comunitaria que debe estar al servicio de sus socios, ofreciendo, por igual, asistencia económica y educación integral, otorgándoles préstamos solidarios destinados a elevar la calidad de vida, mediante la inversión, vivienda, salud, especialmente; e instrucción adecuada a fin de entender que un crédito se toma para alcanzar una posesión mayor que la que poseía antes de la deuda, y no para incrementarla, con el lema: la propiedad es liberadora y la deuda opresora.
    El cooperativismo es el tipo de economía solidaria universalmente más conocido que, como sistema, lo sustenta su doctrina y se practica mediante una empresa. En nuestro país se ha practicado, con gran éxito desde 1946, sobre todo el de Ahorro y Crédito. Pero toda cooperativa debe fundamentarse en el ahorro.
    Con frecuencia, se argumentan fracasos cooperativos. Es un error. Una doctrina con la profundidad requerida para trascender los sentidos de ver-oír-oler-gustar-palpar, nunca fracasa, porque se trata de la enseñanza de un maestro y una escuela, creadoras de la dinámica magisterio-discipulado.
    Si una actividad sustentada por una doctrina fracasare, es debido a la infidelidad de los responsables de la comunidad que, con su comportamiento indigno la han contaminado, o ignorando el principio fundamental de la “educación continua”.

    EL AHORRO, tiene su raíz en la austeridad
    LA AUSTERIDAD la concebimos como el uso racional de los recursos para satisfacer las necesidades reales mientras prescindimos de las carencias ficticias. Las más comunes son la ansiedad por adquirir bienes o servicios sin tomar en cuenta la utilidad que éstos tienen para elevar la calidad de vida, asumiendo que están de moda o que otros los posean; asistir a diversiones que están por encima de sus ingresos ordinarios; el juego de azar, y, otros tipos de vicio. Esta requiere de un presupuesto escrito, que contenga tres partes: ingresos, gastos y ahorro.
    Los tipos de economía solidaria que tenemos mayor experiencia en nuestro país, son las cooperativas, de diversos tipos, especialmente de ahorro y préstamo, con una tendencia muy marcada a la combinación con “servicios múltiples”; la economía de comunión; y, la economía de comunión y participación.
    La Fundación Humanismo Integral (FHI) , que ha incursionado en la promoción y orientación de estos tres tipos de economía solidaria, ha publicado un libro con el título: Economía Solidaria: Más allá del Cooperativismo, fundamentado en nuestras propias experiencias de más de medio siglo.
    Recomendamos la Economía de Comunión como la más idónea para la pequeña empresa, lo cual no significa que la mediana y la grande sea excluidas de este modelo económico humanista. Como nuestro Presidente ha puesto énfasis en el apoyo a las PYMES (pequeñas y medianas empresas) señalamos, a continuación, la esencia de este tipo de economía solidaria, por entender que sería el sistema más adecuado para contribuir al desarrollo de este sector.
    Es un sistema propuesto por los FOCOLARES fundamentado en la espiritualidad comunitaria enseñada en el Capítulo 4 del libro de los Hechos de los Apóstoles, con estas líneas fundamentales: “En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo; lo poseían todo en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía… eran muy bien mirados porque entre ellos ninguno pasaba necesidad”.
    En el orden gerencial, sus beneficios son repartidos así: 1/3 para el autofinanciamiento o reinversión; 1/3 para la educación en los valores de la cultura del humanismo cristiano; 1/3 para asistencia social.
    El autofinanciamiento contribuye a incrementar la productividad puesto que permite disminuir los costos, evitando el financiamiento externo; la educación en valores del humanismo cristiano, como la justicia, la equidad, la solidaridad, la paz, son claves para la sana convivencia social y, consecuentemente para el desarrollo integral; la asistencia social es una obra de caridad que, a corto o largo plazo, se convierte en ganancia para un empresario que procura hacer de los consumidores de sus productos más que un comprador ocasional un cliente permanente y, por supuesto, se haría acreedor de la propuesta de Jesucristo: “Hay más gracia en dar que en recibir”.
    La Economía Solidaria de Comunión y Participación, creación de la FHI, constituye “una alianza estratégica” entre los trabajadores y la empresa o entidad donde trabajan.
    La empresa facilita a los trabajadores el desarrollo de una cooperativa de ahorro y crédito y servicios múltiples, espacio físico para sus actividades, tiempo para sus encuentros educativos y decisorios, y un Fondo Institucional de Cooperación (FIC) para impulsar a corto plazo el despegue de la empresa de economía solidaria de comunión y participación.
    De su parte, el empleador, se beneficia de los empleados por su eficiencia y estabilidad económica y emocional, liberándose, además, de los avances a sueldos, préstamos, y las consecuencias que esto envuelve.
    Este sistema ha sido aplicado con éxito, cuyos modelos más específicos están en el CONSA, la UCSD, y el grupo Corporación Integral LM, que integra Adrian Tropical, Lavandería L Oscar, Restaurante El Lago.

    EN RESUMEN, el desarrollo integral que supone la participación de todos los miembros de la sociedad en todas las riquezas de ésta, tiene su expresión más idónea en el modelo económico solidario, por su objetivo económico sin fines de lucro, cuyo eje central es la equidad integral.
    Esta equidad integral, la entendemos como la aproximación entre dos sectores de naturaleza opuestas, en proceso dinámico de reducción de la rivalidad e incremento de la armonía.
    Los tipos de equidad más comunes son: laboral; financiera; comercial; tributaria; equidad del desembolso presupuestario; equidad obrero patronal y equidad total.
    Obviamente, al valor de la equidad se opone el antivalor de la inequidad que anima el sistema capitalista con sus fines de lucro que, frecuentemente se convierte en usura.

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