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    domingo, 6 de julio de 2014

    Alarma Guerra Nuclear

    Actualidad Mundial | Ramón Arturo Guerrero.  
    Alarma ante posibilidad de guerra nuclear en Europa
      
    “La humanidad ha sobrevivido hasta ahora en la era nuclear por alguna combinación de habilidad, suerte e intervención divina, y sospecho que la mayor proporción es de esta última”. General Lee Butler, ex jefe del Comando Aéreo Estratégico de EEUU  
    La guerra nuclear, impensable hace pocos años, luce cerca cada día que pasa y la situación en Ucrania se deteriora. Ambos contendientes, Rusia y la OTAN, están enfrascados en un diálogo de sordos mientras se van dando pasos que no tienen marcha atrás. El último de ellos, como informó el diario español ABC el 12 de mayo, fue la anexión de Donetsk: “La región de Donetsk ha declarado este lunes su independencia de Ucrania, un día después del referéndum en el que el 89,7% de los votantes haya apoyado esta opción, y ha pedido integrarse en Rusia”.
    Advertencias
    Alguien que ha estado a la vanguardia de las advertencias sobre el peligro que corre la humanidad con la carrera armamentística nuclear es Noam Chomsky, el más destacado intelectual de los Estados Unidos. Chomsky, entrevistado por Natasha Lennard para la revista Salon del 29 de diciembre de 2013 y respondiendo a una pregunta acerca de los problemas contemporáneos que más le preocupaban, explicó que, entre una larga lista hay dos asuntos principales que vale la pena destacar. "Se trata –dijo- de las cuestiones que amenazan seriamente la posibilidad de supervivencia del ser humano decente. Una de ellas es la creciente amenaza de una catástrofe ambiental, hacia la que nos dirigimos a la carrera y la otra es la amenaza de una guerra nuclear, que no ha disminuido y de hecho es muy grave y en muchos aspectos está creciendo". Según Chomsky (La Jornada, 17 de abril de 2014) la seguridad de la población es lo que menos le preocupa al gobierno de su país. Refiere que la humanidad ha estado al borde del desastre nuclear, aunque la gente piensa que el único momento así fue la Crisis de los Misiles de 1961, que enfrentó a EEUU y la Unión Soviética luego de que la primera de estas potencias descubriera, a mediados de aquel año, que la segunda había emplazado secretamente en la isla de Cuba misiles nucleares apuntándole a su territorio. Sin embargo, relata Chomsky: “En septiembre de 1983, los sistemas rusos de alerta temprana registraron la proximidad de un ataque misilístico de Estados Unidos y enviaron la alerta de más alto nivel. El protocolo soviético era responder con un ataque nuclear propio. El oficial soviético a cargo, Stanislav Petrov, intuyendo una falsa alarma, decidió no informar de las advertencias a sus superiores. Gracias a su incumplimiento del deber, estamos vivos para hablar del incidente”. Y agrega el destacado filosófico y analista político que “La seguridad de la población no era mayor prioridad para los planeadores de Reagan que para sus predecesores. Tal insensatez continúa hasta el presente, incluso haciendo a un lado los numerosos accidentes casi catastróficos revelados en un estremecedor nuevo libro, Comando y control: armas nucleares, el accidente de Damasco y la ilusión de seguridad”, de Eric Schlosser.
    Crisis de Ucrania podría conducir al uso de armas nucleares
    Loren Thompson es un analista de temas de defensa estadounidense, director del Lexington Institute. El pasado 23 de enero salió en la revista Forbes un artículo suyo titulado “Cuatro formas en que la crisis ucraniana podría conducir a la utilización de armas nucleares” Como soy apenas “un chivito”, me remito a este experto, estadounidense por demás y quien publica nada menos que en la revista Forbes: “En 1983, la cadena de televisión ABC transmitió una película llamada El día después sobre cómo un enfrentamiento nuclear de superpotencias devastó las vidas de estadounidenses típicos en dos ciudades de la región central de EE.UU. El conflicto comenzó con una concentración de tropas rusas en Europa Oriental (que Moscú afirmó inicialmente que era un ejercicio militar), y luego gradualmente escaló a un punto en el que ambas partes lanzaron sus misiles nucleares por temor de perderlos en un ataque preventivo. Como tuvo lugar durante un período de tensiones entre EE.UU. y la URSS y controversia sobre las políticas nucleares del gobierno de Reagan, la emisión atrajo una inmensa audiencia de más de 100 millones de televidentes; es todavía la cinta hecha para televisión más apreciada en la historia de EE.UU. Los estadounidenses no han pensado mucho en escenarios semejantes desde el fin de la Guerra Fría, porque la Unión Soviética se disolvió y la rivalidad ideológica entre Washington y Moscú terminó. Sin embargo, la crisis de este año por Ucrania es un recuerdo de que Rusia sigue siendo una superpotencia nuclear, y que las fuentes geopolíticas de sus preocupaciones de seguridad no han desaparecido. De hecho, Moscú tiene mayores motivos para preocuparse actualmente. Aunque el gobierno de Obama responde cautelosamente a la anexión por Moscú de la provincia de Crimea de Ucrania en marzo, su credibilidad está en tela de juicio ante sus aliados regionales y el dirigente ruso Vladimir Putin no ha ayudado a mitigar los temores de sus vecinos. De modo que poco a poco, las tensiones se intensifican. Una faceta del equilibrio militar regional que debe ser objeto de atención es la presencia de así llamadas armas nucleares no estratégicas en ambos lados.
    Por improbable que parezca, a ambos lados existen doctrinas y capacidades que podrían conducir al uso nuclear en una confrontación con Ucrania. A continuación menciono cuatro caminos para que algo que comenzó como una crisis local se convierta en algo mucho peor:
    Inteligencia deficiente. Mientras EE.UU. ha trastabillado de una desventura a otra durante las últimas décadas, ha quedado en claro que a Washington le cuesta interpretar inteligencia. Incluso cuando existe información vital, es filtrada por ideas preconcebidas y procesos burocráticos de modo que se extraen conclusiones erróneas. Problemas similares existen en Moscú. Cualquier despliegue de importancia de fuerzas estadounidenses en la región podría provocar una escalada rusa.
    Señales defectuosas. Cuando las tensiones aumentan, los dirigentes rivales tratan de enviar señales sobre sus intenciones. Pero el significado de semejantes señales puede ser fácilmente confundido por la necesidad de los dirigentes de dirigirse a múltiples audiencias al mismo tiempo. Incluso la traducción puede cambiar el significado aparente de mensajes de maneras sutiles. La malinterpretación de semejantes señales puede convertirse en un proceso recíproco que envía a ambos lados rápidamente por el “camino de la escalada”, a un punto en el cual el uso nuclear parece ser el siguiente paso lógico.
    Inminente derrota. Si la confrontación militar entre Rusia y la OTAN llevara a un conflicto convencional, un lado o el otro podrían llegar a enfrentar la derrota. Rusia tiene una clara ventaja numérica alrededor de Ucrania, pero sus fuerzas armadas consisten sobre todo de conscriptos y es mediocremente equipada en comparación con los occidentales. Sea cual sea el lado que estuviera perdiendo tendría que sopesar las desventajas de perder en comparación con las de escalar al uso de armas nucleares tácticas. Moscú tendría que considerar la posibilidad de una permanente presencia enemiga cerca del corazón de su territorio, mientras Washington podría enfrentar el colapso de la OTAN. En semejantes circunstancias, el uso de “solo” una o dos ojivas tácticas nucleares para prevenir un resultado con consecuencias tan trascendentales podría parecer razonable.
    Falla del comando. Armas nucleares estratégicas como misiles intercontinentales son estrechamente controladas por altos dirigentes militares en Rusia y EE.UU., lo que hace casi imposible su uso no autorizado o accidental. Es menor el caso cuando se trata de armas nucleares no estratégicas, que en algún punto en el curso de una escalada tienen que ser dejadas bajo control de comandantes locales si han de ser de utilidad militar. La política de EE.UU. incluso prevé que se deje que aliados utilicen ojivas tácticas contra objetivos enemigos. Moscú probablemente no confía en sus aliados hasta ese punto, pero con más armas nucleares tácticas en más sitios, existe una mayor probabilidad de que comandantes rusos locales puedan tener la libertad de iniciar el uso de armas nucleares en el caos de la batalla. La doctrina rusa apoya el uso de armas nucleares como reacción ante una agresión convencional que amenace el territorio nacional, y los obstáculos a la iniciativa local desaparecen una vez que las hostilidades comienzan. Por lo tanto, si hay una nueva posibilidad de que haya tensiones que conduzcan a la guerra por Ucrania (o alguna otra antigua posesión soviética), tal vez haya llegado el momento de resucitar pensamientos semejantes.

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