Somos lo que comemos
Desde tiempos hipocráticos se ha importantizado la alimentación como una pieza integral de una buena salud, viéndose reflejado en una de las frases que inmortalizarÃa el padre de la medicina "Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento sea tu medicina”.
Y es que por si no lo sabÃas, miles de millones de células esperan ávidamente la llegada del torrente sanguÃneo cargando nutrientes que mantengan operante esta perfecta y compleja maquinaria llamada cuerpo, cuando existe un desbalance en el aporte nutricional lo obligamos a trabajar a manos vacÃas condenándolo al fracaso.
Escuchamos diariamente hablar de una alimentación balanceada, se refiere a aquella que combina de manera correcta los diferentes alimentos que se encuentran en la naturaleza. De ahà el refrán "somos lo que comemos". En este aspecto la denominada Pirámide nutricional es método útil para establecer qué debemos comer y en qué proporción en función del propósito que cumplen en nuestro organismo.
Se detalla de esta forma:
1. El primer nivel corresponde a los cereales, pastas, arroz, harinas, pan, etc. Se recomienda elegir la versión integral en lugar de la refinada. Se trata de alimentos ricos en hidratos de carbono complejos.
2. El segundo nivel se encuentra integrado por alimentos ricos en fibra, vitaminas y minerales. Este es el nivel de las frutas y las verduras debiendo consumirse al menos cinco raciones diarias
3. El tercer nivel se encuentra también dividido en dos: por una parte encontramos lácteos y derivados, por otro lado encontramos la carne, el pescado, los huevos, frutos secos y legumbres. Se trata de alimentos ricos en proteÃnas pero también en minerales esenciales como hierro y calcio. Debemos ingerir al menos de dos a tres raciones al dÃa de este grupo de alimentos.
4. El cuarto nivel es la punta de la pirámide, alimentos que debemos consumir con moderación. Aquà se encuentran las grasas, los dulces, la reposterÃa, los refrescos con gas y azucarados. Lógicamente son alimentos de consumo ocasional ya que aportan muy pocos nutrientes y sà muchas calorÃas vacÃas.
En otro tenor, la alimentación frecuentemente está ligada a las emociones, por eso se arguye que el hombre es el único animal que come sin hambre, en ocasiones solo para socializar, por ocio, por ansiedad y otras tantas razones. Es sabido que las áreas cerebrales relacionadas al apetito están muy relacionadas a la del estado anÃmico, al sexo entre otras. Por eso no es inhabitual que se desarrollen problemas de salud vinculando estos aspectos, bien sea como causa o consecuencia. Encontrándose desórdenes alimentarios, como bulimia, anorexia, obesidad, diabetes, malnutrición y otros problemas que no son solamente producto de factores biológicos.
El horario de la ingesta también es esencial para estar óptimos, “desayunarás como rey, almorzarás como prÃncipe y cenarás como mendigo”, proverbio que resalta que la comida más importante es el desayuno y que debemos evitar comidas abundantes en las noches; diversos estudios calculan que saltarse el desayuno no permite una buena concentración, se relaciona con ACV, cambios de humor y de igual forma una cena desproporcionada dificulta el sueno e impide un descanso reparador.
Por último, recalcar que una buena nutrición y una dieta balanceada son dos cuestiones fundamentales en los extremos de la vida. Para asegurar un crecimiento favorable en la infancia es imprescindible que los agentes socializadores, escuela, padres, se ocupen de promover hábitos sanos en la comida y excluir aquellos que no, como bebidas edulcoradas, alimentos preservados, saturados en aspartame y glutamato pues dichas sustancias están fuertemente asociadas a enfermedades neurológicas según la FAO y La diferentes sociedades medicas especializadas.
En el caso de los adultos mayores comprender que su aparato masticatorio, las capacidades de absorción y la motilidad digestiva son más pobres, por ello su alimentación podrÃa diferir del resto de los miembros de la familia, la ingesta de proteÃnas tiene un rol pivotal ya que frecuentemente son afectados de sarcopenia (desgaste muscular por la edad). ADH 800
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