Biblia | P. William Arias
EL SALMO 24
Los Salmos son las oraciones del pueblo de Dios en la
Bibl
Hay diversas tipologÃas de Salmos, la más común es la
de súplicas, como la mayorÃa de las oraciones del creyente, pero hay Salmos de
alabanza, Salmos reales que realzan la grandeza del rey o de Dios, Salmos de
los peregrinos al llegar a Jerusalén, que algunos llaman Salmos de subida, y
asà diversas colecciones con nombres pseudoepigráficos, como los de David, con
el objetivo de que el mensaje oracional y de Dios llegue, atraiga y guste.
Nuestro Salmo 24, está dentro de la primera colección
de los Salmos de súplicas de David que va del Salmo 3 al 32, y algunos le parece que está en un contexto
litúrgico, pues se ubicarÃa en la
entrada del templo de Jerusalén, en este caso el segundo templo, construido
después del regreso del destierro de Babilonia en el siglo VI a.C. En el
intervienen varias personas o grupos, sin embargo se hace presente el señorÃo
de Dios. TendrÃa cierto paralelo con el Salmo 15, dentro de esta misma
colección. Hay unas preguntas y respuestas y se celebra la entrada de Yahvé al
templo, pero no se puede precisar en qué celebración o qué tipo de celebración
o circunstancia se ubica, pero es posible que su contexto vital este en alguna
gran fiesta de Israel.
El Salmo recrea la grandeza del Dios Yahvé, él es
Señor, elemento primordial dentro de la fe israelÃ. Hay presencia de la
teologÃa de la elección. El monte del Señor, sión, es el lugar sacro, lugar del
templo, es su habitación en el mundo, lugar especial donde solo puede habitar
él, de ahà que por la santidad de Dios, tiene sentido la pregunta de quién
puede entrar en dicho lugar; solo los que gozan de transparencia ante Dios y
los demás, lo que tienen pureza de corazón, los que no son corruptos, pues sus
manos están limpias, los que son Ãntegros ante su Señor y el mundo, en otras
palabras los que ya tienen una relación religiosa auténtica con Yahvé y en
armonÃa con los demás. Es un nuevo pueblo, un nuevo tipo de humanidad, que se
identifica con Dios y quiere estar con él.
A partir del versÃculo 7 el Salmo adquiere un tono
solemne con preguntas y respuestas, que podrÃan hacer pensar en algún momento
significativo del pueblo de Israel,
alguna fiesta, un tipo de solemnidad, etc., pero no, es hacer notar la
presencia de Yahvé de forma llamativa, impactante, como lo que es: el Rey de la gloria, el héroe; en esto
resuena el Exodo y todas las hazañas de Dios en bien de y con su pueblo, se resalta la elección y
solidaridad del Dios Yahvé en Ãntima relación con Israel.
El cristiano de hoy, como el israelita del tiempo del
Salmo, le resulta fácil el reconocimiento del señorÃo de Dios y la proclamación
universal del mismo. El creyente sabe que tiene que ser perfecto como el Padre
celestial lo es, y sabe que ese Rey de la gloria es Cristo resucitado,
anunciando la llegada del Reino de Dios. ADH 846.
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