• Noticias

    sábado, 1 de agosto de 2020

    El valor de la Comunidad

     Valor del Mes | P. Juan Tomás García, MSC

     

    El valor de la Comunidad

     Lema: “Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos”


    La fe es una realidad personal pero no individual, se vive en comunidad y vincula profundamente a los creyentes que se esfuerzan por ejercer la existencia siguiendo los pasos de su Maestro. En agosto tenemos la oportunidad de promover el valor de la vida comunitaria, respondiendo al itinerario evangelizador programado por la animación del Tercer Plan Nacional de Pastoral. Jesús, en su oración de despedida de sus discípulos que encontramos en el evangelio de Juan, pide: “Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti; que también ellos sean uno en nosotros” Jn 17, 21. La vida cristiana se vive en comunidad. La fuerza de la vida cristiana está en la comunidad reunida: “Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos”, Mt 18, 20.


    Características de la comunidad cristiana


    Los cristianos se caracterizan por un comportamiento, por un estilo de vida. Esto distingue la comunidad cristiana en el mundo en el que vive y da testimonio. Esa conducta es una manera de pensar y actuar, “de caminar según el Espíritu” (Rm 8, 4). Toda vida cristiana se constituye así en seguimiento de Jesús, que se inicia con la conversión como condición y exigencia de acogida al don del Reino de Dios. La conversión significa dar vuelta de su propio camino para vivir siguiendo los pasos de Jesús, según el Espíritu que posibilita pensar y anunciar el don gratuito del Padre para toda persona humana.

     

    En la práctica de las comunidades cristianas podemos identificar muchos rasgos sobresalientes: su compartir en la fe, su eclesialidad, su vida fraterna, su ministerialidad, su vida sacramental y litúrgica en general, su compromiso sociopolítico, en fin, su dimensión festiva y espíritu misionero. Comunidades cristianas que son fermentos de la humanidad nueva que anuncia al mundo a través de su testimonio de vida, su profetismo y su encarnación en las realidades globales, apostando por la vida en todas sus manifestaciones y denunciando el pecado personal y estructural.

     

    La comunidad es fraternal. Sus miembros se consideran hermanos. Sociológicamente la comunidad cristiana es un grupo con relaciones interpersonales, solidaridad afectiva, ayuda mutua, unanimidad de sentimientos, voluntad de cambiar la sociedad. No hay más Padre que Dios. No hay más que un señor y un Maestro, el mismo Cristo-Jesús; la voluntad de Dios es su norma suprema. En la fraternidad cristiana se aúnan la independencia y el compromiso, el poder y la renuncia, la autonomía y el servicio. Fraternidad no es paternalismo, ni culto a la personalidad, sino, que se debe manifestar en las relaciones sociales, expresión concreta de la fraternidad. La comunidad debe ser, al mismo tiempo, hogar de fraternidad y abogado de la fraternidad en el mundo.    

     

    La comunidad comparte su fe y vive litúrgicamente los sacramentos y todo el culto cristiano. Este estilo de ser iglesia implica la participación en la vida sacramental, la escucha comunitaria y comprometida de la Palabra, la solidaridad en el mundo de los marginados, siguiendo el ideal utópico de fraternidad que rescata siempre lo mejor de la Iglesia a través del tiempo. Comunidad donde la persona se coloca frente al otro en una actitud de absoluta disponibilidad. La dimensión profética - escatológica, presenta la comunidad cristiana como el lugar de la mesa compartida, de la acogida, del encuentro. Una fe comunitaria que brota por la fuerza del Espíritu y que se hace martirial. Al acentuar la comunidad de creyentes, se ponen en relieve dos dimensiones básicas de la Koinonía: la solidaridad en función de los más pobres y la participación ministerial en orden a edificar entre todos la Iglesia, pueblo de Dios y sacramento de su reino”.

     

    “Los miembros de la comunidad cristiana viven un compromiso social, a través del cual se desarrolla la evangelización. Por una parte, la comunidad en cuanto tal puede y debe comprometerse en niveles fundamentales de justicia y libertad desde la opción por los pobres; de otro, fomenta el compromiso de todos y lo revisa. Por ser evangelizadora, la comunidad cristiana es testimonial y liberadora”. El compromiso con el Reino de Dios y su justicia, se vive en el siempre novedoso quehacer cristiano desde la cercanía de un Dios Padre que es amor y misericordia y que nos compromete en la tarea histórica de construir la fraternidad como expresión de la presencia del Reino. Para dar una respuesta consecuente con el ideal evangélico, es necesario que la comunidad cristiana “reavive” continuamente su capacidad de inserción en todas las realidades, comprometida la comunidad cristiana con todo lo que significa trabajar por la justicia en el mundo desde la atención a los más necesitados, evangelizando la sociedad política y en una permanente inculturación.

     

    La comunidad cristiana es ministerial. Los ministerios son partes de ella. Para la comunión y la participación al interior de las comunidades, se precisa la participación en el ejercicio de los ministerios. Los ministerios se centran en el servicio eclesial. Los ministerios no se pueden reducir a los desempeñados por el clero, como ha pasado en algunos momentos de nuestra historia eclesial. Toda la comunidad es ministerial. Los ministerios van surgiendo de acuerdo a las necesidades de las comunidades y estas los van delegando a sus miembros de acuerdo a los distintos carismas. Es Dios quien llama a servirle en la comunidad y sostiene la vocación.

     

    Demos gracias a Dios por habernos regalado la fe y una comunidad para vivirla en comunión de amor. Agradezcamos por tantas personas que se entregan sin medidas al servicio de nuestras comunidades, promoviendo el bien como manera de vivir la fe, siguiendo a Jesús en la Iglesia. Vivamos conscientes de nuestra pertenencia a la comunidad y de la presencia de Cristo animando y posibilitando el camino. ADH 847


    No hay comentarios:

    Publicar un comentario

    Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...

    Para Vivir Mejor


    Entradas Recientes



    La Familia


    Amigo del Hogar | Revista

    Orientada esencialmente a la familia desde una visión humano-cristiana, la Revista Amigo del Hogar nace en el año 1942, como obra evangelizadora de los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC).

    ¿Quiénes Somos?

    Somos una comunidad religiosa fundada por el P. Julio Chevalier en el año 1854, en Issoudun, Francia. El proyecto al que buscamos ser fieles es, desde el Corazón misericordioso de Jesús, anunciar el amor de Dios al mundo.

    Temas de Salud


    Entradas populares