La Iglesia Hoy | Marcelo Figueroa
América
Latina y el mes de la Palabra de Dios: «Reconstruir la casa común»
En América Latina, en septiembre, se celebra
el mes de la Biblia. En un artículo publicado por el periódico vaticano
L'Osservatore Romano, Marcelo Figueroa propone "una reconstrucción
ecuménica de la casa común", que tiene sus raíces en el hábitat: "una
mirada al ser individual y social y una proyección a la espiritualidad
ancestral, sólo podría ser integral si partiera de la casa de Dios, el espejo
teológico de la casa común".
La restauración de la identidad como pueblo
de Dios, la renovación de la esperanza en la comunidad, el retorno a la
confianza social en los políticos justos, la necesidad de recuperar el legado
de la paz intergeneracional y la revalorización de la fe como un ethos nacional
fueron los ejes centrales del reino de Josías en Judá (cf. 2 Reyes, 22, 1-23,
30; 2 Crónicas, 34, 1-35, 27). Pero tal reconstrucción ecuménica, que tiene sus
raíces en el hábitat, una mirada al ser individual y social y una proyección a
la espiritualidad ancestral, sólo podría ser integral si partiera de la casa de
Dios, el espejo teológico de la casa común. Consciente de la necesidad y
urgencia de esta indispensable tarea liberadora, después de tantos años de
infortunio, dolor y muerte, Josías la emprendió (cf. 2 Reyes 22:4-6).
Las
palabras del libro de la alianza
Tan pronto como pusieron sus manos en el
trabajo de reconstrucción fundacional, encontraron la piedra fundamental que
cambiaría el eje y el significado del reino restaurador del bisnieto de
Ezequías: la Palabra de Dios. El texto bíblico lo narra así: "Al retirar
el dinero depositado en el templo, el sacerdote Hilcías encontró el libro de la
ley del Señor, dado por medio de Moisés" (2 Crónicas 34:14). Una vez
recibido el libro sagrado, Josías, tras consultar a la profetisa Hulda sobre
los pasos a seguir, emprendió la más profunda misión de reconstruir su reino de
Judá, la casa común, es decir, la renovación de los votos del pueblo y de los
gobernantes en torno al pacto con el Creador: "Por orden suya, todos los
ancianos de Judá y de Jerusalén se reunieron con el rey.
El rey subió al templo del Señor junto con
todos los hombres de Judá y todos los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes,
los profetas y todo el pueblo, desde el más pequeño al más grande. Allí hizo
que se leyeran en su presencia las palabras del libro de la alianza que se
encuentra en el templo. El rey, de pie junto a la columna, concluyó un pacto
ante el Señor, comprometiéndose a seguir al Señor y a observar sus órdenes,
leyes y decretos con todo su corazón y alma, poniendo en práctica las palabras
del pacto escritas en ese libro. Todo el pueblo se adhirió al pacto" (2
Reyes 1-3).
En América Latina, en septiembre, se celebra
el mes de la Biblia. La Iglesia Católica lo celebra para conmemorar a San
Jerónimo, autor de la Vulgata, la primera traducción de la Biblia al latín, la
Iglesia Ortodoxa para destacar que los santos evangelios y otros libros del
Nuevo Testamento fueron escritos en griego y las Iglesias Evangélica y
Protestante para conmemorar la traducción de los textos bíblicos al español, la
Biblia Reina-Valera.
El
terremoto sanitario del virus
El relato del Rey Josías, aunque se sitúa
cronológicamente en los años 640-609 a.C. y tiene una connotación histórica
prebabilónica y un contexto profético del Antiguo Testamento; puede iluminar
significativamente nuestro presente. Este mes de la Biblia, en los países de
América Latina, nos encuentra inmersos en la fase más crítica del Covid-19. El
nuestro es un continente que ha sido atravesado por una pandemia que ha causado
el colapso de gran parte del ya débil sistema de atención sanitaria y que se ha
traducido dolorosamente en millones de enfermos y cientos de muertes. Además,
el terremoto sanitario del virus está causando un tsunami de tragedias
alimentarias, laborales y sociales que han elevado las tasas de pobreza y
desempleo a niveles sin precedentes. Todo ello en el marco de una crisis
ecológica que, teniendo su epicentro en el ecocidio amazónico, está afectando a
toda la casa común de lo que en estas latitudes llamamos "la gran patria
latinoamericana".
Reconstrucción
integral y ecuménica de la casa común
Debemos comenzar lo antes posible la
restauración de la identidad como pueblos, la renovación de la esperanza de la
comunidad, el retorno de la confianza social en los políticos justos, la
recuperación del legado de paz intergeneracional y la revalorización de la fe
simple, pura y popular como un ethos cultural. En esta reconstrucción integral
y ecuménica de la casa común, debemos encontrarnos de nuevo con la Palabra de
Dios. No como un mero instrumento religioso, ni como un frío instrumento
literario, y menos aún como un amuleto con un vacío simbolismo político; sino
como una palabra de fe, esperanza, caridad, reconciliación y hermandad
latinoamericana. Como una Palabra viva que sabe dialogar con los pobres de la
tierra, con la tierra generosa, con todas las culturas ancestrales y las
maravillosas confesiones de fe popular.
Respetar
las condiciones del pacto
Entonces, parafraseando el último texto
bíblico citado, debemos, con cada voz de la fraternidad americana,
"exhortar a todas las naciones, a todos los representantes, desde los
ancianos hasta los niños, a respetar las condiciones del pacto". Y entonces
todos los pueblos aceptarán el compromiso". Un compromiso de cuidar el
hogar común en su totalidad, bajo la mirada misericordiosa del Verbo Encarnado
que sostiene todo el universo (cf. Hebreos 1:3).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...