La Iglesia Hoy | Jesuitas España
De sur a norte y de este a
oeste: así adaptan los jesuitas sus parroquias al COVID
Los jesuitas atienden, en diócesis de toda la geografía española, un buen número de parroquias. En cada lugar, con el tiempo, las restricciones han ido variando de forma diferente, siempre con la necesidad de mantener distancia de seguridad y aforo. La propia Compañía de Jesús ha explicado cómo, en diversos sitios, se adaptan las parroquias a la situación.
Pablo Veiga SJ es el coordinador del área de templos, santuarios y parroquias dentro del sector pastoral de la Compañía de Jesús en España. También es párroco de la Unidad Pastoral Padre Rubio, en Madrid. Cuenta que, en las celebraciones de la Eucaristía, cada parroquia debe seguir las directrices que marque su diócesis, determinadas por las indicaciones de las autoridades sanitarias en cada Comunidad Autónoma, en función de la situación en cada momento. Medidas generales que se están tomando en todas las parroquias e iglesias son el uso obligatorio de la mascarilla, dispensadores de gel hidroalcohólico a la entrada, distancia de seguridad, organización de las entradas y salidas, o especiales medidas de higiene y seguridad en el momento de la comunión, entre otras.
Aforos limitados
El
aforo permitido varía en cada lugar y momento. José Manuel Peco SJ,
desde la parroquia de San Ignacio en Logroño, explica que en su caso, se
comenzó con un tercio del aforo permitido, que posteriormente aumentó hasta el
75%. En el momento de realizar esta entrevista se encuentra en un 50%. «Se han
señalado los sitios que se pueden ocupar, se han retirado los papeles para
compartir y se desinfecta el templo después de cada celebración».
En
Valladolid, la limitación de aforo es en el momento de escribir este reportaje
muy restrictiva (25 personas como máximo), lo que, como ha contado el prefecto
de la Iglesia del Corazón de Jesús, Prudencio Merino SJ,
genera inquietud e incomprensión, porque cuesta entender una limitación tan
grande en espacios que permiten un aforo muy superior.
En
Madrid, en la parroquia de San Francisco de Borja, la actividad ha sido
bastante fluida desde el final del estado de alarma, incluso con algo más de
asistencia que otros años en verano, según el superior de la comunidad de
Maldonado, José M. Rodríguez Olaizola SJ. «También estamos
teniendo estos meses funerales que no se pudieron tener durante el
confinamiento, pero es verdad que hay mucha inestabilidad y la gente cambia a
menudo de fechas». A pesar de ello Olaizola destaca que «la respuesta de la
gente ha sido muy positiva», con confianza y seguimiento de las medidas. Sí que
se percibe preocupación por la incertidumbre que vivimos y el qué va a pasar.
«Eso la gente lo pregunta y nosotros mismos no lo tenemos claro. Debemos
aceptar no tener el control de todo y no poder planificar las agendas, que nos
gusta tener bien cerradas desde principio de curso».
Pero
las actividades que se desarrollan en las parroquias son muchas más. Y habrá
diversidad de soluciones para llevarlas a cabo. «En la medida que se pueda serán
presenciales», asegura Pablo Veiga, «limitando el número de participantes en
cada grupo. En algunos lugares las actividades online funcionaron muy bien y se
mantendrán».
Cuando se pueda, buscar la presencialidad
«En
Madrid, en la Unidad Pastoral Rubio vamos a implantar un modelo mixto,
semipresencial, porque queremos minimizar los riesgos», comenta Pablo Veiga.
«El trabajo online que se ha hecho durante estos últimos meses
ha sido muy positivo y continuaremos con ello».
La
disponibilidad de espacios adecuados es uno de los elementos que puede
determinan que se puedan desarrollar o no las actividades y en qué
circunstancias. En el caso de Valladolid, por ejemplo, en la Iglesia del
Sagrado Corazón de Jesús, cuentan con salas grandes que evitan las aglomeraciones
y cuentan con medidas higiénicas y de ventilación, lo que va a facilitar que se
pueda garantizar la presencialidad.
En
la parroquia de San Francisco de Borja (Madrid) se han habilitado dos salas
para tener facilidad de transmisión online de actividades, charlas o
encuentros, no solo de la parroquia, sino de todo el proyecto de jesuitas
Maldonado. Y no se descarta, si fuera necesario, volver a retransmitir la
Eucaristía de las 20.00h como se hizo durante el confinamiento, aunque como
medida excepcional. En este caso, la comunidad de jesuitas también ha
organizado su convivencia cotidiana para evitar que un contagio pueda afectar a
todos: «Intentamos cuidar la convivencia y tener dos grupos diferenciados con
mínimo contacto para que, si hubiera un positivo, no supusiera el confinamiento
inmediato de todos y no poder atender a la parroquia», dice Rodríguez Olaizola,
superior de esta comunidad.
En
Logroño, la catequesis de primera comunión se prevé realizar de modo
presencial. «Estamos planteándonos mantener los mismos grupos burbujas que se
han definido en el colegio y en caso que sea necesario un confinamiento,
daríamos la catequesis online», asegura José Manuel Peco, responsable allí.
También reconoce que muchas personas que acuden habitualmente a la parroquia
manifiestan su preocupación e inquietud pues son población de riesgo y todavía
no se atreven a participar con normalidad en actividades presenciales. Sin
embargo, para el párroco de la parroquia de San Ignacio de Logroño, «con los
jóvenes y niños/as es posible hacer alguna catequesis online y se está
configurando una plataforma de catequesis a nivel de diócesis, pero con las
personas mayores, que no tienen medios informáticos, es muy difícil, y tampoco
todos los sacerdotes saben utilizar estos medios». Para ello ve necesario un
esfuerzo de formación en este ámbito.
En
este sentido, José M. Rodríguez Olaizola, que ha pasado por la
experiencia de las retransmisiones de la Eucaristía a través de youtube durante
el estado de alarma, reconoce que «hay aprendizajes que irán más allá de la
pandemia, y que lo online aporta valor, pero tampoco ha de convertirse en un
reemplazo de nada». En su opinión, «iremos tomando decisiones en función de la
evolución del panorama, tratando de servir en lo que nos toca, que es ser un
espacio de vivencia compartida de la fe en medio de la ciudad». «Otro tema
importante», nos cuenta Veiga, «es el refuerzo de la atención social en
nuestras parroquias más populares». Un refuerzo que cuenta ahora con el impulso
de la campaña #Seguimos que ha puesto en marcha la Compañía de Jesús en España
precisamente para dar respuesta a personas y colectivos más vulnerables ante la
crisis por la pandemia.
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