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    jueves, 15 de octubre de 2020

    Cuidado de los enfermos y la misión de la Iglesia

    Espiritualidad del Corazón | Redacción ADH*

     


    Jesús es el rostro del Padre Misericordioso, nos dice insistentemente Mons. Valentín Reynoso (Plinio) msc, en su reflexión sobre la Espiritualidad del Corazón de Jesús en perspectiva de la Misericordia. Y nos recuerda, citando al P. Mark McDonald, ex Superior General de los MSC, ya fallecido, que “La misericordia es una medicina sanadora, no sólo para las heridas físicas infligidas por las muchas guerras, injusticias y esclavitudes del cuerpo y de la mente que encontramos en la sociedad moderna, sino que la misericordia también habla de las heridas existenciales de la gente que vive una cultura...”.

     

    Mons. Plinio nos presenta a Jesús, modelo en el cuidado de los enfermos y la misión que Él mismo le ha entregado a la Iglesia para la sanación y salvación.

     

    Jesús es el intérprete por excelencia del espíritu del Buen Samaritano. En su ministerio no sólo practicó la predicación y la enseñanza, sino que prestó mucha atención al encuentro personal con los enfermos que a él acudían o con quienes se encontraba en su camino.

     

    Haciendo una lectura de los cuatro evangelios, es impresionante constatar la cantidad de tiempo que Jesús dedica a los enfermos y sus familiares.

     

    Atiende a enfermos de todo tipo: físicos (los discapacitados), sociales (los leprosos), mentales y enfermos espirituales (los poseídos por los demonios).

     

    Jesús es sensible a distintas situaciones y necesidades:

     

    Cojos: Mt 11,5; 15,30; Sordos: Me 7,32; Ciegos: Mt 7,21; Me 8,22; Paralíticos: Mt 8,5-13;9,17; Mudos: Mt 15,22; Leprosos: Mt 8,2; Le 17,12-19; Enfermos mentales y epilépticos Me 5,1-20; Me 9,17-29; Enfermos crónicos: Me 25,35; Mt 9,20-22; Jn 5,1-9; Utiliza diversos recursos para sanar: su presencia (Mt 9,20-22), sus palabras (Le 7,14), sus manos (Mt 8, 14-16), su capacidad de perdonar y su actitud (Jn 8,3-11): Sana, además, a la persona en su globalidad (Mt 22,37; Jn 8,3-11). Da la salud integral, de alma y cuerpo. El mismo Jesús es el sanador herido («por sus llagas hemos sido sanados»: Is53, 5).

     

    La Iglesia tras las huellas de Jesús

     

    El mensaje de Jesús de anunciar el evangelio y curar a los enfermos ha sido entregado a la Iglesia llamada a seguir las huellas del Maestro en su misión de sanación y salvación. Durante toda su historia, la Iglesia ha intentado de distintas maneras imitar el ejemplo de Jesús, buen samaritano.

     

    Una manera especial que tiene la Iglesia de interpretar esa misión de salvación es la práctica de las obras de misericordia, tanto corporales como espirituales.

     

    Un breve recorrido histórico

     

    -         La primera comunidad cristiana ha testimoniado el ministerio de Jesús a través de la sanación (Hch 3,1-10; 9,32-35; 9-36-43).

     

    -         Durante los primeros tres siglos, los diáconos han servido a las necesidades de los podres y necesitados.

     

    -         En el siglo IV se registra la creación de los hospicios para los peregrinos y el comienza de la tradición monástica de asumir el cuidado de las personas enfermas.

     

    -         Durante el siglo XII se asiste al nacimiento de los hospitales para responder a las diferentes situaciones de enfermedades (las epidemias, la lepra, la guerra...). También se registra el nacimiento de las primeras órdenes religiosas, como la Orden del Santo Espíritu o la Orden de San Lázaro, como las Ordenes Hospitalarias, desarrollando estructuras sanitarias para cuidar a los enfermos y abandonados.

     

    -         Durante el siglo XIII nacen las confraternidades laicales comprometidas en la asistencia a los enfermos y a los pobres.

     

    -         Durante los siglos XV y XVI se desarrollan los hospitales públicos y también, dentro de la Iglesia, tenemos el testimonio de reformadores como San Juan de Dios y San Camilo de Lellis, cuyos carismas y acciones han ayudado a contrastar la deshumanización que estaba produciéndose dentro de las instituciones sanitarias.

     

    -         En el siglo XVIII la Iglesia es percibida por el Estado como obstáculo, y se producen distintos intentos de marginarla.

     

    -         Durante el siglo XVII destaca el papel de figuras como San Vicente de Paúl, que dieron vida a congregaciones religiosas femeninas como las Hijas de la Caridad, cuya presencia y valor han sido decisivos en el cuidado y atención de los enfermos.

     

    -         En la actualidad, en muchas naciones el Estado se ha responsabilizado del cuidado y la asistencia a los enfermos, y la Iglesia está presente como subsidiaria, es decir, como un recurso para responder a las necesidades de las personas más pobres y olvidadas y para asegurar la asistencia espiritual a los enfermos, sus familiares y los trabajadores de la salud.

     

    * En las reflexiones seguimos la lectura de El Corazón de Jesús: rostro del Padre Misericodioso. Reflexión sobre la Espiritualidad del Corazón de Jesús en perspectiva de la Misericordia, de Mons. Valentín Reynoso (Plinio), msc. Amigo del Hogar, 2019.

     

     

     

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