Reflexion | Miguel Ángel
Mesa, miguelmesabouzas@gmail.com
Preocuparse, despreocuparse, ocuparse
El verbo preocuparse posee
dos significados: 1. Causar intranquilidad, inquietud o angustia. 2.
Interesarse, prestar especial atención a algo.
Igualmente tiene dos clases
de sinónimos opuestos: 1. Desasosegar,
intranquilizar, inquietar, alarmar, recelar, angustiar, obsesionar,
impacientar… 2. Ocuparse, responsabilizarse, cuidar, desvelarse, fomentar,
interesarse, prevenir.
Pre-ocuparse es mostrar una
intranquilidad y un desasosiego desmesurado, antes de que se produzca el hecho sobre el que se muestra la alarma:
la pena o el dolor que me puede causar una opción de alguien cercano con la que
estoy en desacuerdo; el sufrimiento por la soledad en la que me voy a quedar
cuando ese familiar me abandone; la situación de crisis vital en la que me veré
envuelto si pierdo mi puesto de trabajo; una enfermedad que se está
diagnosticando pero de la que aún no se tienen los resultados definitivos; la
incertidumbre sobre mi pensión ante la crisis económica que padecemos como
resultado de la pandemia…
Vivimos en una sociedad que
fomenta una pre-ocupación constante, por el miedo y la inseguridad que fomentan en los distintos órdenes de
la existencia. Y el remedio que ofrecen es la hipotética seguridad de un buen
sistema privado de pensiones, una medicina y una enseñanza privada, el seguro
más alto por la casa, el coche… para que nada nos pueda sorprender ni
inquietar.
Aunque lo cierto es la vida
nos sorprende a cada momento y puede tomar un rumbo totalmente diferente de un día para otro, tal
como lo hemos comprobado desde la crisis económica que adquirió una gran
intensidad a partir del año 2008.
Pero todo tiene su tiempo
en la vida y en la naturaleza. Por ejemplo: El granado no se pre-ocupa en enero o febrero por si va a
florecer o dar fruto. Pero sí que se ocupa de echar flores entre mayo y agosto,
para ofrecernos su fruto delicioso entre septiembre y noviembre.
Así deberíamos actuar cada
uno de nosotros y nosotras:
ocuparnos, responsabilizarnos y cuidar de todo lo que nos interesa y nos une
como humanidad y como partes integrantes que somos de la naturaleza, del
universo.
Ocuparse es todo lo
contrario a despreocuparse. Quien
se preocupa, al menos, tiene un sentimiento de cercanía, de interés, pero quien
vive permanentemente despreocupado, solo vive para sí y el crecimiento desmedido
de su propio ego, dando prioridad exclusivamente a sus propias predilecciones.
Por lo tanto, intentemos en
la medida de nuestras posibilidades, ya que somos seres humanos vulnerables, no pre-ocuparnos en demasía de
lo que pudiera ocurrir, por un hecho incierto, en un futuro más o menos
próximo. Ocupémonos con cuidado y empeño cuando llegue la situación esperada,
buscando la mejor forma de solucionar el problema, como decía siempre una gran
amiga mía: “Cuando lleguemos a esa esquina, la doblaremos”.
Pero, sobre todo, evitemos
la des-preocupación, que demuestra
insolidaridad, egocentrismo e ingratitud (Publicado en Eclesalia Informativo).
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