Convivencia | Noelito de León
Mercedes, MSC
La
capacidad de acogida: sentir con el otro
El objetivo de todo ser humano al nacer es llegar a un
mundo donde se transforma, en su casa, estructurado por diferentes acogidas. En mi
opinión, significa un dinamismo comunitario sin discriminaciones ni fronteras
que se concreta en la vocación a vivir en comunidad.
La acogida sin distinción implica trabajar por
construir la fraternidad entre todos los seres humanos en convivencia pacÃfica
con toda la creación. En esta vocación comunitaria se comprenden bien dos
detalles. Primero, uno es bueno en la medida en que crea comunidad; segundo,
para una sana convivencia no es suficiente hacer el bien y evitar el mal, sino
que, como Jesús, hay que hacer el bien combatiendo al mismo tiempo y tratando
de erradicar todo mal.
Uno se da cuenta de que lo más decisivo es dejarse impactar por el sufrimiento del otro y estar junto a él, aunque no tengamos medios materiales para desterrar o aliviar sus carencias
Esa vocación supone un compromiso histórico por
rehabilitar a los excluidos, pues el verdadero espÃritu comunitario es
inseparable de la práctica de ayudar, levantar y reintegrar a los echados
fuera, descartados. En esa preocupación uno se da cuenta que lo más decisivo es dejarse
impactar por el sufrimiento del otro y estar junto a él, aunque no tengamos medios materiales para desterrar o aliviar sus carencias. En ese comportamiento
nos trascendemos a nosotros mismos porque descubrimos algo trascendente y divino
en el otro, salimos de nuestra concentración egoÃsta y asà ampliamos el campo
de nuestra solidaridad familiar.
Son necesarias, las relaciones
humanizadoras para continuar con el proyecto de ser mejores seres humanos.
Capaces de detenernos frente a la realidad que vivimos y poder aportar una
reflexión que ayude a los otros. En consecuencia, la acogida presupone una
antropologÃa porque es siempre un proceso de conquista humanizadora, que lleva a que las personas de nuestro tiempo tracemos sendas de desarrollo, que contribuyan al
plan de fortalecer nuestra humanidad para una mejor supervivencia, donde todos
podamos vivir mejor (ser feliz).
En nosotros no pueden existir fronteras, debe existir el amor que
ya está presente y activo en el mundo. Estamos diseñados para amar, acoger, y
valorar a nuestros semejantes, hagamos realidad este impulso de darnos a los demás
sin esperar nada a cambio. Que nuestra socialización esté orientada hacia el
bien común, desarrollando una integración humanitaria que abarque toda la
creación.
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