Nos llama, amigos | Javi Prieto/ED
Lo viral, las formas y el mensaje
Solo revisando nuestro uso de las RRSS podremos
intentar que sea verdad eso de evangelizar en redes
Esta semana ha vuelto a hacerse viral un vÃdeo
“católico”. Se trata de una “enaltecida” invitación a la contribución en el
sostenimiento de las obras parroquiales por parte del párroco de Valdepeñas.
Sin duda, el fondo del discurso es una idea muy necesaria: la parroquia es de
todos y todos debemos contribuir a su sustento. A partir de ahà podemos
preguntarnos si podemos decir lo mismo de las formas y la viralización del
vÃdeo.
No es la intención de este post entrar a enjuiciar
el vÃdeo, pero sà me ha llevado a pensar algunas cosas sobre la relación entre
la Iglesia y las Redes Sociales. Quizás la idea de evangelizar en las
redes merece algo más de franqueza y profundidad si queremos que realmente
sea verdad.
Parroquias online.
El tiempo de confinamiento, que desgraciadamente
quiere volver a ser presente, nos puso delante toda una parrilla
“litúrgico-pastoral” online. Lo virtual nos ofrece recursos y oportunidades que
no podemos desaprovechar, pero no podemos ser ingenuos al usarlos. Estar en las
redes, compartir directos, retrasmitir en Youtube, nos pone en un balcón
público que puede que no sepamos manejar. La oferta eclesial online no puede
ser un espectáculo o entretenimiento (para otra ocasión podemos hablar de la
necesidad de ocio/cultura desde cosmovisiones cristianas). ¿Nos planteamos
antes de ponernos en redes si lo que decimos puede dar lugar a un meme, un gif
o una nota de audio viralizada? Todo esto también son las redes y no podemos
ser ingenuos.
Adanismo digital
Otro riesgo de lo virtual es la eterna novedad,
eso sà bastante menos profunda que la del Evangelio. Parece existir una carrera
por estar en la cresta de la ola. Cada poco tiempo una red desbanca a otra,
cuando manejábamos Instagram apareció Snapchat, pero hoy nadie usa Snapchat y
es Tik Tok el centro de atención. ¿Debemos estar en todo? Y más importante
¿sabemos estar en todo? Nos suena muy bien en el ámbito eclesial, la “monja
tiktoker”, el “cura youtuber”, pero ¿discernimos si es nuestro lugar? Hay gente
que sabe hacer buen uso de estas herramientas, pero también hay demasiado afán
de protagonismo, búsqueda de la fama, lo viral, el foco personal y porque no
decirlo algunos ejemplos que causan hilaridad e incluso cierto bochorno.
El salón de espejos
Uno de los peligros de las RRSS es el efecto salón
de espejos, una hermosa sala con espejos que nos devuelve nuestra propia imagen
desde cada rincón. Abrimos nuestros TL y encontramos “me gustas”, halagos,
retuits, “x” miles de impresiones… Y, sin embargo, sabemos que si rascamos tras
la pared no hay muros sólidos sino pladur. Grupos estufa en los que un acuerdo
implÃcito o explicito hace que se compartan y ensalcen los contenidos de los
miembros del grupo. Mensajes que no logran salir del cÃrculo de “los mÃos”. Referencias
que no logran voz social. En buena medida esto es parte de las redes sociales,
la cuestión es si lo reconocemos o preferimos vivir en ello. Demasiadas veces
seguimos el juego de los espejos que nos devuelven una imagen irreal de
nosotros mismos, y también de nuestro mensaje.
Alguno pensará que estas lÃneas son un alegato
antiRRSS, nada más lejos de la realidad. Es precisamente ante aquello que se
aprecia ante lo que hay que tener una lectura más crÃtica. Solo revisando
nuestro uso de las RRSS podremos intentar que sea verdad eso de evangelizar
en redes. Por eso volviendo al ejemplo que abrÃa el post, puede que nos ayude
recordar este orden:
Lo primero y fundamental es el mensaje, el
contenido de lo anunciado: Cristo y su Evangelio.
Lo segundo y necesario es la forma, una forma
coherente con la acción de la Iglesia.
Lo tercero y completamente accesorio es hacerse
viral, aquello de que lo importante es que hablen de uno, da igual como, es una
falacia que no debemos comprar.
Publicado en Blog Nos llama, amigos. Ecclesia
Digital.
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