Entrevista | Comunicación y
Prensa de la CED
Monseñor Tomás Alejo
Concepción: “He visto al Señor en mi vida”
El 7 de noviembre de 2020 se dio a conocer la designación
del papa Francisco de monseñor Tomás Alejo Concepción como nuevo obispo de San
Juan de la Maguana, en sucesión a monseñor José Dolores Grullón Estrella, quien
había presentado su renuncia, según lo estipulado en el Código de Derecho
Canónico.
Con motivo de esta designación, entrevistamos a Mons. Tomás
Alejo en La Voz de los Obispos, programa oficial de la Conferencia del
Episcopado Dominicano (CED).
Estas fueron sus respuestas.
Ser designado obispo es una responsabilidad muy grande. ¿Qué
pensó cuando lo llamaron para ir a la Nunciatura? En mi caso no fue tan tenso
porque de muchas formas, cada vez que había una sede vacante diversos
sacerdotes me llamaban y decían que, si me llamaban que no dijera que no, pero
rezaba para que no se diera; incluso, les decía a algunos compañeros que le
dijeran que no era la persona idónea para ser obispo. Cuando me hablaban de eso
lo que más sentía era miedo de ser obispo. Yo solo he querido ser un simple
cristiano y soy sacerdote porque siento inmensamente la vocación.
¿A qué le teme del episcopado? Uno ve al obispo “allá” y
cuando te llaman a ese servicio, el que no anda en eso siente miedo, porque es
como fuera de lo común del ministerio, pero cuando te vas a lo que es propio
del obispo, ves que es seguir siendo sacerdote con mayores responsabilidades.
Al fin y al cabo, los presbíteros también son copartícipes de esa
responsabilidad episcopal.
¿Qué edad tiene? Tengo 57 años.
¿A qué edad entró al seminario? Llegué al
Seminario a los 18 años.
¿Tuvo que renunciar a alguna novia? No. Siempre me
ha gustado ser sacerdote. Desde que tenía siete años he sentido el llamado.
¿Qué lo llamó al sacerdocio? En la niñez, la
vida de los sacerdotes te ayuda o desayuda, pero tuve la suerte de que por la
parroquia han pasado muchos sacerdotes santos que murieron en olor de santidad.
En eso me inspiré, pero mi familia también es muy católica, vengo de raíces
profundamente cristianas.
¿De dónde es usted, Monseñor? Soy de Villa
Tapia, de un campo que se llama Santa Ana, perteneciente a la provincia
Hermanas Mirabal, Salcedo. Villa Tapia es la comunidad que más sacerdotes ha
dado al país (alrededor de 50), y con mi elección somos tres obispos de ese
pequeño municipio: Mons. Jesús María de Jesús Moya, Mons. Rafael Felipe Núñez y
ahora este servidor.
¿Sus padres aún viven? ¿Cuántos hermanos tiene? Mi papá tiene
26 años que está en la Casa del Padre y mi mamá tiene 91 años. Somos seis
hermanos: cuatro varones y dos hembras.
Cuando comunicó a su familia su intención de
entrar al Seminario, ¿cuál fue su reacción? Muy contentos todos; me
acuerdo de que mi hermano, que yo pensaba que sería sacerdote, pero a él le
gustaba ser diácono, me llevó al Seminario y yo me quedé feliz.
¿Qué es lo que más recuerda de sus años en el
Seminario? Muy feliz, si pudiera volver a ser seminarista lo fuera. Tuve
unos años felices, sin estar fingiendo nada, con trabajos, disciplina, clases,
y escasez de muchas cosas que se tienen ahora, pero muy feliz.
Una vez ordenado, ¿cuál fue su primera parroquia? Me enviaron a
la parroquia de donde salgo ahora, Nuestra Señora de Fátima, en Bonao. Cuando
me enviaron ahí duré un año y seis meses, y me fui muy triste. Fui frente a la
imagen de la Virgen y le dije que no me dejara morir sin antes volver a la
parroquia, y a los 20 años volvieron y me enviaron.
¿Qué ha sido lo más difícil del sacerdocio? No he tenido
ningún disgusto, que he tenido trabajo sí, pero cosas que me haya sentido mal,
ninguna. Me gusta ser padre y yo mismo me convenzo. Recuerdo que Mons. Fausto
Mejía Vallejo decía que no debían ordenarse si no tenían una experiencia de
Dios y yo he visto al Señor en mi vida. También quería decirte que pensaba irme
un año sabático para tomar la decisión de si irme al monasterio cisterciense,
porque siempre me ha gustado la vida de clausura. No la había tomado porque mi
papá, cuando se estaba muriendo, siempre me encargaba a mi mamá y pensaba que
si me iba al monasterio tenía que desvincularme totalmente. En ese año sabático
pensaba ir tres meses a Roma, tres meses a Estados Unidos, tres meses al
monasterio y pasar tres meses en mi casa, pero no se lo había dicho a nadie.
La vida en el monasterio es muy diferente a la del
sacerdote. ¿Se siente llamado a la vida contemplativa? Sí, es una vida
un poco difícil de explicar. Me siento llamado al claustro, pero Dios parece
que me pide constantemente otra cosa distinta a lo que yo pienso. ¿Qué
ha pasado en mí? Que cuando voy a tomar ciertas decisiones Dios toma otra
primero que yo y me enamoro ahí donde Él está.
¿Ha visitado la Diócesis? Sí, he ido dos
veces. La primera vez fui a una reunión con los sacerdotes para conocerlos, di
un paseo por el obispado. Me siento muy contento con el obispo, porque es muy
amable, acogedor y servicial. Mons. José Grullón es una de las glorias de la
Iglesia dominicana y también un ciudadano ejemplar. Le decía a él que lo más
importante de todo lo que ha hecho es dejar las huellas de Jesús, porque cuando
un hombre está enamorado de Dios, como Mons. Grullón, ve todas las necesidades
de las ovejas.
¿Tiene prioridades para trabajar en la Diócesis? La Iglesia es
una continuidad y lo que pienso ver es todo lo que hay allí con el obispo, los
presbíteros, catequistas, religiosas, todo el mundo eclesial para desde ahí
sostener lo que Mons. José Grullón ha trabajado; y entonces emprender un viaje
de las necesidades futuras que se le presentan a la misma comunidad eclesial.
Pero una de las cosas que siempre tengo presente en el trabajo pastoral es la
familia, porque no puedes tener buenos cristianos ni ciudadanos si no tienes
buenas familias.
¿Cuál es su parecer sobre la Iglesia y los medios
de comunicación? En un buen ejercicio de la verdad creo que el
periodismo es necesario en la sociedad actual, es una herramienta muy valiosa
de información, que sea solo para comunicar la verdad, se debe cuidar el uso
que nosotros le damos. Fruto de la investigación de los periodistas se ha
llevado a cabo cierta justicia, e incluso limpieza de instituciones, incluyendo
la misma Iglesia.
¿Cuáles detalles nos puede revelar de su
ordenación episcopal? Será el 16 de enero, a las 10 de la mañana, en el
anfiteatro de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en San Juan de la
Maguana. Para cumplir con el protocolo, pido que me acompañen con sus oraciones
y que lo vean por los medios. Será presidida por el Nuncio Apostólico, junto a
Mons. José Grullón y Mons. Fausto Mejía.
¿Cuál será su lema episcopal? Contemplación,
comunión y misión. Contemplar a Dios, que se nos ha revelado, vivirlo en ese
amor trinitario de Padre, Hijo y Espíritu Santo en comunión, para anunciar el
reino de Dios, la misión.
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