Educación | Hno. Pedro Orbezua, fsc
¡Que la Escuela vaya
bien!
Incluso en tiempo de
Coronavirus
¡Año 2021! Escapamos, al
menos, del 2020 de terrible recuerdo. Y, cómo no, con la ilusión de que el
nuevo año recién estrenado será mil veces mejor. Por aquello de la pronosticada
“vacuna” y de que no hay mal que por bien no venga. Los humanos nos aferramos a
la esperanza como a un clavo ardiendo. Pues sí, ¿y qué? Así somos, somos así.
¡Y qué bueno!
Sin embargo, hay algo que me trae por la calle
de la amargura –“achícale, achícale, Pedro”, me dirían mis Hermanos de
Comunidad- y es lo siguiente: ¡No las tengo todas conmigo si echo una mirada al
curso escolar que, el pasado 2 de noviembre, a bombo y platillo, inició sus
difíciles y laboriosas singladuras educativas!
Para muestra un botón. ¿Una
hora al día de conexión en línea del Educador con sus alumnos? ¿Más nada? Más nada. No
se me ocurre sino llevarme las manos a la cabeza y hacerle coro en sus locuras
al Caballero de la Triste Figura: “La razón de la sinrazón, que a mi razón se hace, de tal
manera mi razón enflaquece, que
con razón me quejo de la vuestra fermosura”.
Me resulta más asequible comprender el enredado soliloquio de Don Quijote que la “horita” de pacotilla. Díganme ustedes si no es una tomadura de pelo. ¡Una hora que se esfuma -como en la canción de Serrat- entre un “hola” y un “adiós”! ¡Una hora para comprobar que alumnos y alumnas hicieron la tarea, y no solo la llevaron a cabo, sino que, efectivamente, entendieron, aprendieron, asimilaron…! ¿Y qué milagro es ese? Cuéntame otra historia, Caperucita. ¡Una hora semanal para Naturales, Sociales, Español, Matemáticas, Formación, Inglés… no alcanza ni para un desrizado! Claro que hablo de Escuelas y Liceos.
Los Colegios se benefician de más posibilidades pero, ni lo duden, asimismo
cargan con más necesidades. Obligados a hacer frente a los sueldos de los docentes,
deben, a como dé lugar, ponerse a trabajar y de lo lindo, con un horario de
tres pares de narices, y con toda la creatividad posible. En la Pública, el
salario está asegurado, pase lo que pase.
Aparte de los 60 minutos de marras, los estudiantes
disponen de la “Televisión educativa” y los cuadernillos. El esfuerzo realizado
es grande en lo que respecta al Minerd. Aplusos y hurras por mi parte. Pero, por otro lado, no es conocer la
naturaleza humana. Me pregunto: ¿Los escolares, puntual y fielmente, seguirán
todas las clases que se les brinde? NO ¿Harán las tareas con esmero,
dedicación, desvelo y alegría? NO. Necesitan un seguimiento más cercano y
perseverante. ¿Piensan que con una hora de supervisión y acompañamiento de los
Maestros y Maestras y con las tres “teóricas” horas de trabajo personal, “aprenden
en casa”? SÍ, pero NO. Hemos
dejado toda la responsabilidad en ellos que, por ser lo que son, hoy por hoy,
no tienen espaldas ni madurez para cargar con tal compromiso. ¿Peco de
pesimista? Si así fuera, ha sido para equilibrar los “espejismos, fantasías y
ensueños” de algunos.
¿SE SALVARÁ EL AÑO ESCOLAR? Según desde qué orilla se mire, unos
dirán que por supuesto y otros que nanay. Y tan contentos. Pues yo no.
¿Cabría un “retoque” al plan iniciado apenas hace
dos meses? Quizás, sin quizás, ¡¡¡¡SÍ!!!!
Cambio de tercio. Les ofrezco el Credo que la
Salle presenta en su Declaración de la Misión educativa. Es una motivación, un
sostén y un empujón en nuestro ministerio.
1.- Creemos firmemente que los niños y los jóvenes son un llamado
a la esperanza y al compromiso.
2.- Creemos que en el rostro de los empobrecidos y vulnerables nos
encontramos con el poder salvador de Dios.
3.-
Creemos en el poder inspirador y mediador del educador.
4.- Creemos que la comunidad educativa es componente medular en la
construcción de la persona y la transmisión de los valores.
5.- Creemos que nuestra Asociación lasallista es un don de Dios al
mundo y un medio extraordinario para continuar el legado recibido de nuestra
herencia viva tricentenaria.
6.- Creemos que la educación hace posible la búsqueda y
transmisión de la verdad.
7.- Creemos que la educación es un recurso fundamental, poderoso y
eficiente para el cuidado de la Tierra y la defensa del hábitat donde la vida
pueda florecer y sostenerse
8.- Creemos en la capacidad transformadora de la educación.
9.- Creemos que la educación lasallista es una expresión del
humanismo cristiano.
10.- Creemos en la fuerza evangelizadora de la escuela.
11.- Creemos que las realidades actuales demandan asumir riesgos y
ser creativos.
12.- Creemos que otro mundo es posible y que la educación es una
fuerza fundamental para construirlo.
Con la mirada puesta en Dios, nuestra fe en la bondad del ser
humano y nuestro compromiso con la niñez y la juventud, avanzamos hacia los
horizontes demandantes y fascinantes de este siglo XXI. La convicción de que
un mundo mejor es posible nos mueve, la pasión por la humanidad nos congrega,
y la esperanza nos alienta en el camino.
Contra viento y marea, o sea, con el Covid 19 que
llegó de sorpresa y optó por quedarse con nosotros, ¡FELICÍSIMO 2021! Será si permanecemos unidos.
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