Actualidad |
Antonio Lluberes, SJ
Nuevos
retos de un nuevo
año
2021
es un nuevo año que arrastra retos viejos y nuevos. Los nuevos brotes del
virus. Los potenciales cambios en el nuevo gobierno americano. Las expectativas
del nuevo gobierno dominicano. Ante ellos, la sociedad civil y la religiosa
deben poner cara y entrar en dialogo y critica. La Iglesia puede tener una
palabra y una acción.
La
palabra de la iglesia, aunque reducida en números y cuestionada por nuevos grupos
protestantes y por la secularización, es opinión en la sociedad dominicana. No
sólo el episcopado tiene palabra sino otras instituciones como la Conferencia
de Religiosos, medios de comunicación escritos, radiofónicos y televisivos. La palabra de cientos de pulpitos. Y la acción
social diario del cristiano.
Nos
deslumbran las candilejas de torres, hoteles y supermercados, jeepetas y el “modelo
pelotero”, pero la pobreza está presente. La opción preferencial por los pobres,
aunque cuestionada y cribada en pasados recientes, ha orientado opciones de
mucha gente de Iglesia en cuanto a estilo de vida, servicios de educación y salud
y fomento de la organización social. La pandemia, por la pérdida de puestos de
trabajo asalariado y/o autogestionario ha aumentado los índices de pobreza y
reducido los sectores de clases medias. Los últimos estudios dicen que la
pobreza crecería hasta un 14.2. Se ve en el crecimiento del chiripeo en las
calles. En la otra cara es el efecto multiplicador del modelo económico predominante
que engendra corrupción, diferenciación social y delincuencia callejera.
Se debería revisar y restaurar el acompañamiento de procesos, vigilar la ejecución de los planes, observar las instituciones y criticar los ilícitos
La
Iglesia puede aportar elementos a la sociedad dominicana para mejor articular
el tema haitiano, las relaciones con Haití y con la presencia de haitianos en
Fortalecer la sociedad civil. Si acordamos que el porvenir de la sociedad y la democracia pasa por el fortalecimiento del concepto de ciudadanía y de los grupos intermedios de acción comunitaria, fortalecer la sociedad civil es tarea también para la Iglesia. Un fuerte de la iglesia dominicana contemporánea ha sido la mediación y el diálogo como acción subsidiaria. Se debería revisar y restaurar el acompañamiento de procesos, vigilar la ejecución de los planes, observar las instituciones y criticar los ilícitos.
La presencia misma de la iglesia en la sociedad dominicana, aunque privilegiada y favorecida por la opinión del pueblo, debe buscar una mayor calificación del creyente para que sepa dar más razón de su fe ante una sociedad que lo cuestiona en temas de ética sexual y social y económica. Que lo reta por la polémica y difusión de otros credos cristianos. Estos cuestionamientos proceden principalmente de sectores de la clase media y alta, de personas con calificación académica, con acceso a los medios. El católico dominicano ha sido tolerante, lo fue con los judíos, con los masones, con los hostosianos, con los protestantes, los marxistas,… El católico dominicano es naturalmente ecuménico. Pero ahora tendrá que entrar en relación con otros cuestionamientos en el contexto de una sociedad democrática. Temas como la nueva cultura gay con sus propuestas y folklore, la educación laica, el aborto, la reforma o suspensión del concordato de 1954 están y seguirán pendientes. Y tendrá que dar respuesta. ADH 853.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...