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    martes, 9 de marzo de 2021

    5 claves para envejecer en la fe

    Generaciones | Amigo del Hogar

     




    5 claves para envejecer en la fe


    Alcanzar a vivir un largo curso de vida nos pone ante la realidad de estar conscientes cuando nos acercamos al “último tramo” de la vida. El modo como viviremos esa etapa estará relacionado con el estilo que hemos hecho el recorrido y la posibilidad de saber vivir en plenitud y agradecimiento los años alcanzados. La fe nos da pistas para vivir con paciencia y serenidad este proceso que se acerca a su último tramo.

     

    1. La vida de entrega incondicional de Jesús

    Jesús vivió una vida no centrada en sí mismo, por su misión estaba al servicio de un proyecto, esa era su ocupación y todo su quehacer estaba centrado en realizarlo. Sabemos que el promedio de vida en su tiempo no alcanzaba los 40 años.

    Jesús vive esta experiencia con apenas 30-33 años y en una situación de rechazo, hostilidad, amenaza de muerte que se va haciendo más cercana y visible con la oposición creciente. Era consciente de un desenlace trágico, buscado por las autoridades religiosas.

     

    2. Largos años, bendición de Dios

    En los pasajes bíblicos se habla de una larga vida como bendición de Dios. Se nos cuenta de personajes bíblicos como Matusalén, Abrahám, Enoc, y su larga vida. Pero la vida como bendición de Dios no es solo los años transcurridos, tiene algo más… No se trata de acumular años, sino de la calidad de vida, de disfrutar en el mejor sentido de la palabra de esta oportunidad que se nos ha dado. El tiempo biológico necesita otros componentes: sentido de vida, proyecto humano, madurez de relaciones, etc.

     

    3. Aceptar el plan de Dios

    Este plan responde a una vocación propia y una realidad comunitaria. Envejecer para los cristianos es aceptar el plan de Dios en nuestras vidas, ser fieles a su voluntad recorriendo el camino que nos conduce a la plenitud. Todos queremos vivir, y la realidad es que si no morimos envejecemos. Solo la muerte impide envejecer. Pero aceptar la muerte es la mirada esperanzada en la promesa de una Vida Eterna.

     

    4. Cómo alcanzamos una larga vida

    Cuando la fe está bien arraigada, el problema no es no morir, sino haber llegado al tramo final de la vida sintiéndonos satisfechos o conscientes de haber dado lo mejor de nosotros, de haber amado y servido; reconciliados y en paz. Esa condición no es perfecta, pero sí posible, en cuanto el balance tiene aspectos positivos que refuerzan el sentido de la vida y la disposición de fluir en ella. Es saludable envejecer acompañados, capaces de descubrir el camino de la propia vida. Es necesario en ese proceso tomar conciencia de cuál es el propio itinerario.

     

    5. El gesto de Jesús garantiza la vida

    Jesús no entrega la vida con sentido trágico, ama su vida y vino a “dar vida y vida en abundancia”. Otros grandes pensadores como Sócrates muestran una gran serenidad para considerar una muerte digna ante una vida indigna.

    Jesús no muere por una idea, ni se aferra a una vida que le pertenezca solo El. Vive en intimidad con el Padre, se siente amado y es capaz de entregar todo lo que ha recibido de su Padre. Jesús en la Cruz es la entrega de la propia vida para dar vida a la humanidad.

    Desde esa perspectiva de Jesús, que recorre la historia de la fe con los testimonios de hombres y mujeres que han vivido la autodonación y, al mismo tiempo, aman, respetan y celebran la propia vida, encontramos el camino hacia una realidad mayor, la vida de comunión de cara Dios, que es alcanzar el amor y la felicidad plena.



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