Actualidad | UNINPSI/Comillas
La vida común
en cuarentena
La guía sencilla que ofrecemos,
contiene orientaciones
para el cuidado psicológico durante el tiempo de cuarentena en la vida
religiosa y sacerdotal; sin embargo, esta guía puede ser un instrumento útil
para la vida común en cuarentena, para cualquier espacio comunitario donde
convivamos.
Objetivo
En estos últimos días estamos haciendo frente a
una situación que, para la mayoría de nosotros, resulta nueva e implica un cambio
importante de rutinas, trabajo, horarios, tareas, actividad y enfoque de la
misión. Toca adaptarse a una realidad que se nos impone de forma relativamente
imprevista y no siempre fácil de gestionar; pero que también puede vivirse,
desde el Espíritu y la confianza, como oportunidad de crecimiento y
creatividad.
Por eso, el Equipo de Vida Religiosa y Sacerdotal
de la Unidad Clínica de Psicología (UNINPSI) de la Universidad Pontificia
Comillas quiere ofrecer una guía sencilla con algunas orientaciones para el
cuidado psicológico de las comunidades religiosas y la vida sacerdotal.
Ojalá en este tiempo podamos seguir cuidando con
responsabilidad unos de otros –los de cerca y los de lejos–; y que cada cual
pueda sentirse acompañado en sus necesidades médicas, psicológicas y
espirituales.
Probablemente a lo largo de estas semanas vas a
pasar más tiempo y compartir más espacio con compañeros de comunidad. Esta
situación constituye una oportunidad para vivir desde la fraternidad y la unión
de ánimos. Pero también requiere estar atentos para que el nuevo escenario de
convivencia sea, al mismo tiempo, lugar de encuentro, sosiego, cercanía y
libertad.
1. En primer
lugar, recuerda que no todos somos iguales y no respondemos de la
misma manera ante una situación de tensión o un momento de dificultad. Trata de
comprender las reacciones de los demás y aceptar las tuyas propias sin
culpabilizaciones innecesarias. Si hace falta, busca momentos de mayor calma y
serenidad para poder hablar –con madurez y de forma honesta– de lo que está
ocurriendo.
2. Genera
conversaciones alternativas. Son muchos y diversos los temas de los que se
puede hablar. Detéctalos y aprovecha el tiempo para hacerlo con menos prisa que
de costumbre. Amplía la mirada a otras realidades y personas de nuestro mundo.
Es un buen momento, además, para cuidar especialmente la conversación
espiritual. También para ofrecer espacios gratuitos de escucha y reflexión. Y
para no abandonar el sentido del humor.
3. Colabora en la
planificación de la nueva situación de tu comunidad o de la gente con la que
vives.
Establecer un cierto ritmo ordenado, tanto a nivel de la vida común como de tu
propia vida personal, favorece el bienestar psicológico. Es tiempo para la
creatividad: piensa posibles actividades de tipo celebrativo, de oración en
común y también de ocio compartido (películas, juegos de mesa, recomendaciones
de lectura, etc.) que favorezcan un espacio positivo y de cierta distracción.
La cocina y otras tareas domésticas también pueden resultarte de gran ayuda.
4. Trata de mantener
horarios comunitarios que favorezcan el intercambio y la conversación
guardando siempre las recomendaciones sanitarias. Una organización clara y
accesible a todos los miembros de la comunidad, que favorezca la participación
de jóvenes y mayores, será beneficiosa para todos.
5. Presta especial
atención a tus encargos y tareas dentro de la comunidad o la institución a la que
perteneces. En este momento la diligencia es una forma concreta de cuidado del
otro y resulta clave para el buen funcionamiento del grupo.
6. Respeta los
espacios comunes y los tiempos de silencio. No resulta extraño que
ahora te notes más sensible a los ruidos, las conversaciones elevadas u otros
sonidos que causen disrupción. Además, quizás te percibes más sensible a la
hora de utilizar las zonas comunes. Piensa que a otros les puede ocurrir lo
mismo.
7. Recibe y
transmite los mensajes y la información acerca de la pandemia, la cuarentena
y otras circunstancias relativas al COVID-19 con prudencia y de forma
constructiva. Evita las murmuraciones, los rumores infundados y los comentarios
únicos acerca del tema para no favorecer tensiones innecesarias ni situaciones
comunitarias de dificultad. Hablar constantemente sobre este asunto puede hacer
que crezca el temor y que te distancies de estados de mayor tranquilidad y
sosiego. Ponte un horario en el que recibir noticias –máximo dos horas al día
en tres momentos diferentes– y, una vez cumplido el tiempo, pasa a realizar una
actividad que te genere bienestar o que constituya una afición para ti.
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