En Familia | Mariely Maxwell
La mujer y su independencia económica
en tiempos de
COVID 19
El 8 de marzo fue declarado por las Naciones Unidas,
desde el año1975, con el nombre del Día Internacional de la Mujer. Ya desde el
año 1911 en Alemania y otros países europeos este día era conmemorado.
La razón de ser del día internacional de la mujer vio
su origen en la lucha por alcanzar la igualdad entre ambos sexos. Es la
búsqueda de la emancipación de la mujer. Por eso este mes de marzo quiero
presentar algunos datos que ha registrado la CEPAL (Comisión Económica para
América Latina y el Caribe) en su informe del mes de febrero: “La autonomía
económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad”.
“La pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19)
golpeó a América Latina y el Caribe en un contexto de bajo crecimiento
económico y aumento de la pobreza y las desigualdades. Se prevé que los efectos
económicos y sociales de la pandemia repercutirán de forma significativa en la
autonomía de las mujeres”.
Así inicia el informe de 15 páginas. Realmente, hemos
sido testigos de un retroceso en toda la región de Latinoamérica y el Caribe.
“Según estimaciones de la CEPAL la fuerte contracción económica está afectando
negativamente la ocupación y aumentando la precarización de las condiciones
laborales en la región, lo que en el caso de las mujeres representa un
retroceso de más de diez años en su participación en el mercado laboral. Se
estima que la tasa de desocupación de las mujeres alcanzaría un 22,2% en 2020
(si se asume la misma tasa de participación del 2019), lo que implica 12,6
puntos porcentuales de variación interanual. Si se
considera la representación de las mujeres en los hogares pobres, alrededor de
118 millones de mujeres latinoamericanas vivirán en situación de pobreza.”
¿Por qué la gran vulnerabilidad de la mujer? Adicional
a las condiciones preexistentes de condicionar algunas posiciones sólo para
hombres, con la pandemia las posiciones que tradicionalmente son ocupadas por
mujeres han disminuido. Las mujeres profesionales que trabajaban fuera del
hogar al trabajar en remoto y permanecer más tiempo en su residencia han
disminuido la ocupación de empleadas domésticas. Lo mismo sucede en el sector
hotelero por la baja ocupación.
Muchos hoteles han cerrado áreas completas para
disminuir la ocupación y de esa manera cumplir con las normas impuestas por los
gobiernos y la OMS. El distanciamiento social, la correcta higienización y la
distribución de los huéspedes sin aglomeraciones.
Por otro lado, en
el corto plazo, las medidas de confinamiento han obligado a muchos comercios a
cerrar sus operaciones o a cambiar hacia modelos digitales. En el mediano
plazo, la menor actividad económica repercutirá en los niveles de ventas y el
empleo. El sector del comercio se caracteriza por concentrar una proporción
importante del empleo femenino (un 21,6% de las ocupadas) y por una elevada
proporción de empleo informal. Un 69,0% de estas mujeres se concentran en
empresas de menos de 5 personas y un 41,1% son trabajadoras por cuenta propia.
Llevando esta información regional a la República
Dominicana, vemos que el apoyo que el gobierno ha brindado con los programas
quédate en casa y Fase 1 y 2, permitieron sentir menos el impacto en el país.
Sin embargo, nos queda la pregunta ¿qué pasará con la mujer dominicana en el
2021 cuando estos programas sociales sean cancelados? ¿Cómo se verá afectada la
micro economía?
Las mujeres se caracterizan por la resiliencia. Por
caer y saber levantarse. Porque en ocasiones hasta hay que aprender a caer. El
2020 se convirtió para los que antes no habíamos vivido un descalabro en la
economía en un año aciago. Un terrible año para las naciones del mundo.
Sin embargo, yo entiendo que la República Dominicana
ha vivido en una eterna crisis. Los problemas del sector eléctrico han existido
desde tiempos del inicio de la democracia moderna. Los problemas en sector
salud nadie se ha dignado a solucionarlos. Los problemas en el sector educación
se ha aprobado un muy buen presupuesto destinando el 4% para el sector
educativo. Pero, ¿ha mejorado la educación pública? Yo me gradué en escuela y
Liceo Público, pero la calidad de la educación de los años 80’s y 90’s en los
pueblos podía compararse a la educación de algunos colegios. Sobre todo para
los estudiantes que queríamos aprender.
Ahora bien, ¿qué oportunidad tiene la mujer dominicana
para salir de la pobreza extrema en el 2021? ¿Existe algún programa de
inclusión laboral?
El reto para toda la región de Latinoamérica y Caribe
es muy grande. Es así como el informe del CEPAL señala algunas acciones que
deberían tomar en cuenta los gobiernos de la región:
1- Ampliar
el espacio fiscal y aumentar la progresividad de los sistemas tributarios para
cautelar los recursos orientados a las políticas de igualdad de género y
derechos de las mujeres.
2- Reactivar sectores gravemente afectados como
el comercio, el turismo y los servicios, que además de redinamizar las
economías tienen un potente efecto en la recuperación del empleo de las
mujeres.
3- Promover medidas dirigidas a que el
crecimiento de los sectores tecnológicos vaya acompañado por el aumento de la
participación de las mujeres, prestando especial atención a la eliminación de
las barreras de ingreso en estos sectores.
4- Contemplar estrategias de reconversión laboral
para las mujeres, principalmente con miras a puestos de trabajo de la economía
digital y ocupaciones que respondan a las demandas de la nueva realidad.
5- Prevenir
la precarización de las formas de empleo atípicas y emergentes, y garantizar
los derechos de las mujeres al trabajo y en el trabajo, particularmente en el
empleo digital y de plataformas.
6- Expandir la cobertura de la protección social
para abordar la situación de las mujeres en su diversidad, evitando que el
acceso a prestaciones y transferencias esté sujeto a condicionalidades.
7- Reconocer los nuevos requerimientos para la
plena participación en la educación y las demandas de infraestructura digital
para el apoyo en las tareas educativas de niños, niñas y adolescentes.
8- Promover
procesos de transformación digital incluyentes, que incorporen el acceso a
tecnologías digitales (canasta básica digital), que potencien las habilidades
para utilizar dichas tecnologías y que reviertan las barreras socioeconómicas,
mejorando las oportunidades económicas de las mujeres.
9- Garantizar
el acceso de las mujeres, no solo en su condición individual sino también como
empresarias, a servicios y productos financieros sin que se reproduzcan sesgos
de género en lo referente a evaluación de riesgo, historial crediticio, avales
y garantías y tasas de interés.
Entre
otras acciones, todas dirigidas a lograr la inclusión de la mujer en la
economía y sacarla de la pobreza extrema.
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