Biblia | P. William Arias
Sinodalidad en
la Biblia
Recientemente
el Instituto Nacional de Pastoral(INP), unido a las escuelas de TeologÃa de la
PUCMM y la Universidad Católica de Santo Domingo, promovieron un conversatorio
con el P. Samuel Casilla de la Diócesis de BanÃ, y moderado por el P. Francisco
Jiménez (Qualo), Director del INP, sobre un tema que se ha vuelto muy presente
en la vida de la Iglesia universal y auspiciado fuertemente por el Papa
Francisco, que es la Sinodalidad, muchos se pusieron en sintonÃa con este
evento vÃa zoom, el cual se desarrolló de forma muy interesante, y nos dijo de
lo llamativo y a la vez importante que es este tema en el futuro de la Iglesia.
Analizando un
poco lo bien expuesto por el P. Casilla, recordé dos textos bÃblicos, uno del
Antiguo y el otro del Nuevo Testamento, que nos pueden ayudar a concretar esto
de la sinodalidad, pues el término en sà significa “caminar juntos”, “hacer
camino juntos”, hay un desglose del mismo en documentos recientes de la
Iglesia, como en el del sÃnodo de la AmazonÃa, y el mismo Papa constantemente
nos lo recuerda.
Los textos
son los siguientes, Deuteronomio 26,17: “Has declarado hoy que el SEÑOR es tu Dios y que andarás
en sus caminos y guardarás sus estatutos, sus mandamientos y sus ordenanzas, y
que escucharás su voz”. Creo que el primer signo de la sinodalidad, es que el
camino de Dios es nuestro camino, no debe ser lo contrario, como ya lo expresa
el profeta IsaÃas 55,8: “Porque mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice el Señor”. Es decir: qué
quiere Dios de nosotros, por dónde él quiere que nos adentremos, es aquello de
hacer su voluntad no la nuestra, es poder entrar en conectividad existencial
con su proyecto, el plan salvÃfico de la humanidad, es buscar la manera de más
asemejarnos a él en la búsqueda de esa fraternidad universal y en esa
conversión ecológica que nos lleve a ser más amigos del mundo creado y nos sus
depredadores, es toda una conversión hacia Dios. Pues en un mundo donde hay
tantas voces desorientadoras e interesadas, al igual que la nuestra, es hacer
sintonÃa con la palabra de Dios y colocar nuestros oÃdos en el dial que surge
de él, como Dios y guÃa nuestro.
El otro texto,
del nuevo Testamento, es el de Hechos de los Apóstoles 15,22-29 que es la
famosa carta apostólica fruto de la Asamblea de Jerusalén, donde se dilucido el
primer problema serio de la Iglesia naciente, que fue el asunto de los
judaizantes (intento de adentrar elementos puramente judÃos en la fe naciente),
donde en el versÃculo 28 y 29 se expone lo siguiente: “Porque pareció bien
al EspÃritu Santo y a nosotros no imponerles mayor carga que estas cosas esenciales:
que se abstengan de cosas sacrificadas a los Ãdolos, de sangre, de lo
estrangulado y de fornicación. Si se guardan de tales cosas, harán bien”.
La sinodalidad, que es un caminar junto con Dios, también es un caminar junto
con y como Iglesia, aquà no debe haber elementos de agendas particulares, sino
la que nos dicta el EspÃritu, el cual nos habla a través de los signos de los
tiempos, y hoy se nos pide consenso ante unos problemas que como hijos de Dios
y miembros de la Iglesia debemos de dar respuesta; es bueno aclarar, que no se
trata de uniformidad, como se quiso intentar en otros momentos de la vida de la
Iglesia, es caminar juntos, desde lo propio y carisma de cada uno, sin excluir
a nadie, pues es el proyecto de Cristo, el proyecto del Reino, donde todos
entran y tienen un lugar, y nadie debe de quedar fuera. ADH 854.
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