Espiritualidad del Corazón / Hans
Kwakman/CorNovum
Educación de niños
y niñas:
La formación del
buen comportamiento
No puedes ser una buena persona si no has sido educado para serlo. Por consiguiente, en “Amoris Laetitia” (sobre el Amor en la familia), el Papa pone especial énfasis en lo que él llama “la educación moral” del niño. Al hacerlo, es necesario “recordar la importancia de las virtudes”, dice (AL 206). Una vida virtuosa impide que la persona se convierta en esclava de sus propias tendencias egoístas, escribe (AL 267). Después de todo, la libertad humana se moldea, fortalece y alimenta por una vida conforme a los valores humanos.
Durante la infancia y la adolescencia, la educación para ser
una persona de bien es de suma importancia en la familia. Esta es “la primera escuela” donde los niños
aprenden a abrazar esos valores y hacer un uso adecuado de su libertad, afirma
el Papa. (AL 274).
En la familia se aprende a comportarse con los demás, a
escuchar, compartir, tolerar, respetar y ayudarse mutuamente (AL 276). “Muchas personas actúan toda la vida de una
determinada manera porque lo han aprendido así desde su infancia y consideran
que está bien” (AL 274). “Así es como
me enseñaron”. “Eso es lo que aprendí a hacer”. (AL 274).
Los niños aprenden a portarse bien y a adoptar valores humanos
cuando los padres y otros educadores entablan conversación con ellos, escribe
el Papa. Ellos enseñan a los niños la importancia de los valores, principios y
normas, sin imponerlos como órdenes o instrucciones. (“hazlo porque yo lo
digo”), sino hablándoles de su propia experiencia. Al hacerlo, se debe utilizar
un lenguaje que los niños puedan entender (AL 264).
Al hablar de ello en familia, los niños
también aprenden a escuchar con sentido crítico los mensajes que transmiten los
diversos medios de comunicación (AL 274).
Momento de
reflexión
“Los padres confían con razón
a las escuelas
la educación básica de sus hijos.
Pero su educación moral
nunca la pueden delegar completamente en otros.
El desarrollo moral de una persona
se basa en última instancia en la experiencia
en la familia
ya que los padres son dignos de confianza
A través del amor por sus hijos
y el buen ejemplo que dan,
Los padres inculcarán en sus hijos
confianza y cariñoso respeto.
Cuando los niños ya no perciben
que, a pesar de sus errores,
son importantes para sus padres,
o ya no notan
que sus padres están realmente preocupados por
ellos,
soportarán sin duda
un profundo
dolor y una gran carga
en su camino hacia la edad adulta.
La sensación de estar abandonados a su propia
suerte
causa más dolor a los niños
que la reprimenda que algunas veces recibirán
por algo que han hecho mal”.
(Papa
Francisco, Amoris Laetitia n. 263 – traducción libre)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...