Nuestra Fe | Ciudad del Vaticano
Criterios evangélicos para discernir los
mesianismos en el mundo de hoy
“Mesianismos”, es el título de un artículo
del teólogo Víctor Codina en el cual reflexiona sobre los “criterios
evangélicos que nos sirven para discernir los mesianismos en la sociedad y en
la Iglesia”.
“Jesús no optó por un mesianismo davídico de
poder, riqueza y prestigio, sino por un mesianismo nazareno de servicio
humilde”, es este el centro de la reflexión del teólogo Víctor Codina,
sacerdote jesuita, en su reciente artículo titulado “Mesianismos”, en el cual
presenta algunos “criterios evangélicos que nos sirven para discernir los
mesianismos en la sociedad y en la Iglesia” de nuestro tiempo. Ya que el
mesianismo, según el teólogo español, “es una clave privilegiada para
interpretar ideologías, movimientos políticos, científicos, sociales,
económicos y religiosos que bajo un líder carismático convocan al pueblo a
salir de la postración y transformar una realidad histórica de pobreza y
muerte”.
El mesianismo tiene raíces judeo-cristianas
Antes de ver de que se tratan estos “movimientos
mesiánicos”, el teólogo español recuerda que, “etimológicamente mesianismo
proviene del hebreo ‘mesías’, que significa ‘ungido’ y en griego se traduce por
‘Cristo’. El mesianismo tiene raíces judeo-cristianas, aunque se desenvuelva
por cauces seculares o ateos. Quizás este origen religioso explica que muchos
mesianismos se vivan con un fervor semejante al fervor religioso”. Además, para
Víctor Codina estos mesianismos “pueden ser de izquierdas o de derechas,
ofrecen una salvación plena, un cambio total de estructuras, aunque muchas
veces desemboquen en muerte”, como por ejemplo, Auschwitz, Gulag soviético,
Hiroshima, atentados al World Tadre
Center de Nueva York, etc.
Algunos ejemplos de los mesianismos modernos
El autor señala que, en este breve espacio es
imposible abordar completamente el tema de los mesianismos, por ello, solo
ofrece algunos elementos para la reflexión y el diálogo. En este sentido,
siguiendo la óptica trazada, “pertenecen a los mesianismos, la revolución
francesa y la revolución rusa del 1917, el nacional-socialismo hitleriano del
Tercer Reich (Tercer Reino), el nacional-catolicismo franquista, los
movimientos anticolonialistas del tercer mundo, la primavera árabe, la lucha de
Mandela contra el apartheid sudafricano, el movimiento no violento de Gandhi,
la lucha contra el racismo de Luther King, los movimientos feministas,
ecologistas, indigenistas, sin tierra, LGTB, anti-tortura y contra la trata,
también el peronismo, el zapatismo, el sandinismo, el socialismo del siglo XXI
de países bolivarianos, el America first de Trump, la réplica brasileña de una
política anti-ecológica y anti-indigenista, etc.”.
La pandemia ha herido de muerte a los mesianismos
modernos
Pero según el teólogo español, “la actual pandemia
ha herido de muerte a los mesianismos modernos de la ciencia y el progreso, el
estado de bienestar neoliberal, la seguridad y la afirmación de Fukuyama de que
ya hemos llegado al fin de la historia”. Ahora se nos quiere consolar con que
pronto volveremos a la normalidad de antes. Pero esta “normalidad” ha causado
desigualdades sociales, venta de armas, guerras, violencia y destrucción de la
naturaleza, hambre, machismo y feminicidios, migraciones, muerte de niños,
abusos sexuales, víctimas y caos. No podemos volver a esta “normalidad”.
Los orígenes bíblicos del mesianismo
Por ello, el sacerdote jesuita afirma que, es
necesario discernir los mesianismos, y en esto nos ayuda acudir a sus orígenes
bíblicos. “Los profetas del Antiguo Testamento anunciaban un Mesías de la
familia de David. Los evangelios, mayormente el Evangelio de Mateo que se
dirige a cristianos de origen judío, anuncia a Jesucristo, hijo David y de
Abrahán, confiesa que Jesús de Nazaret es el Mesías o Cristo, anunciado por los
profetas. En su bautismo, Jesús es ungido Mesías por el Espíritu y el Padre lo
proclama su Hijo amado. Jesús va al desierto para discernir cómo ha de ser su
mesianismo”.
Criterios evangélicos para discernir los
mesianismos
El teólogo español señala que, los contemporáneos
de Jesús que vivían bajo la opresión del Imperio Romano y de la Teocracia
sacerdotal, esperaban un Mesías davídico y político que los liberase de Roma y
de la hipocresía religiosa. Pero, “Jesús no optó por un mesianismo davídico de
poder, riqueza y prestigio, sino por un mesianismo nazareno de servicio
humilde”. Jesús, para evitar confusiones, afirma que su mesianismo pasa por la
cruz, consecuencia del rechazo de la Teocracia judía y del Imperio romano a su
proyecto del Reino de Dios: Jesús reina desde la cruz. Es la lucha entre el
Reino y el anti-Reino, pero la última palabra no es la cruz ni el sepulcro,
sino en la resurrección, la Pascua y el don del Espíritu a su comunidad y al
mundo. Su Reino es una alternativa a la sociedad mundana, un Reino que comienza
ya en la historia como pequeña semilla, pero cuya plenitud es escatológica,
apocalíptica. Estos criterios evangélicos nos sirven para discernir los
mesianismos en la sociedad y en la Iglesia.
Los mesianismos se han apartado del ethos del
Reino
Lamentablemente, señala Víctor Codina, los
mesianismos humanos a menudo se han apartado del ethos del Reino de Dios de
Jesús y han causado víctimas. También en la Iglesia, el Reino muchas veces se
ha reducido a doctrinas, normas y ritos, la utopía del Reino se ha mundanizado,
como si la Iglesia fuera ya el Reino definitivo, la misión ha degenerado con
frecuencia en proselitismo, la unidad eclesial se ha roto, las elites
eclesiales se han alejado del pueblo, muchos cristianos corrompen el mensaje
del Reino: lucro, violencia, destrucción de la naturaleza, víctimas.
El Espíritu actualiza el mesianismo de Jesús
Pero el Espíritu prometido por Jesús a la Iglesia
y a la humanidad hasta el fin de la historia – concluye el teólogo español –
está presente y actúa, no está en huelga, sino que siempre suscita, en la
Iglesia y en la sociedad, profetas, movimientos y comunidades proféticas que
actualizan el mesianismo de Jesús. Hoy Francisco impulsa a los cristianos a
vivir la alegría del Evangelio, defiende una Iglesia de los pobres y en salida,
pirámide invertida, poliedro, promueve la fraternidad universal, el cuidado de
la casa común y el sueño de un mundo diferente y mejor. La pandemia es un signo
de los tiempos que nos impulsa a volver al ethos del Reino, a la fraternidad,
al cuidado de la creación y la confianza en un Dios Padre de todos.
¿Qué podemos hacer ahora?
Aprender del pasado, discernir el momento
presente, convertirnos de nuevo al Reino de Dios, caminar humildemente en la
historia ante Dios, sembrar amor, derecho y justicia y esperar, contra toda
esperanza, el día en que el Señor haga nuevas todas las cosas, enjugue toda
lágrima y no haya más muerte ni llanto (Apocalipsis 21,4-5).
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